Por Pedro Corzo para PERIODISMO SIN FRONTERAS.
Venezuela
se encuentra sometida por un régimen despótico y violador de los
derechos humanos y como si fuera poco, la cuadrilla del crimen
organizado que corona el gobierno, es liderada por un sujeto que
ejemplifica la incompetencia y la ordinariez. Nicolás Maduro al igual
que su predecesor Hugo Chávez, es un patán con poder, un fanático de la
publicidad, siempre listo para hacer desaparecer a quienes disientan de
sus caprichos.
Es preciso admitir que los mandatarios del denominado Socialismo del Siglo XXI,
léase el reinventado Socialismo Real estalinista, aparte de la común
afición al enriquecimiento ilícito, se han caracterizado por su fuerte
apego al show, su recurrencia a las groserías y comentarios absurdos, a
veces con el único objetivo de llamar la atención, por tal de ser el
foco de la atención pública nacional e internacional.
Por
otra parte es relevante comentar que la naturaleza vulgar de estos
sujetos es un factor que les conduce espontáneamente a los improperios y
a la falta de respeto a otras personas, una función en la que se
destacó particularmente el desaparecido Hugo Chávez, aunque hay que
admitir que el comandante golpista nunca se encontró con pajaritos
místicos ni confundió los panes con penes como le ocurrió a su heredero
político.
En
la larga lista de mandatarios latinoamericanos, presidentes o
dictadores, es poco probable encontrar un gobernante que transite del
insulto más grosero y soberbio a la genuflexión más repugnante como
acostumbra el gobernante venezolano Nicolás Maduro, que después de
proferir un sinnúmero de improperios contra el presidente Donald Trump,
dijo que estaba deseoso de estrecharle las manos, cuando hace menos de
un año manifestó dirigiéndose a la misma persona: “saque sus manos
cochinas de Venezuela”.
Nicolás
Maduro tiene grandes semejanza con su par Evo Morales. Los dos son
ordinarios, de notable incapacidad, de vulgaridad sorprendente y no como
consecuencia de falta de academia, porque un aliado de ambos, el
condenado a prisión por corrupción, el ex mandatario brasileño Luis
Inacio Lula de Silva se comportó durante su mandato con ecuanimidad y
prestancia, con excepción en lo que atañía al erario público de su
país.
Maduro,
al parecer, gusta comportarse como un abusador de barrio que amenaza a
diestra y siniestra. Es un bravucón de malas maneras que se cree
infalible y poseedor de la verdad absoluta, otra característica muy
propia de los déspotas que gustan ofender y amenazar en la certeza de
que intimidaran a sus rivales o porque tienen la convicción de que el
objeto de sus ataque no responderá a sus diatribas, por lo tanto no
tendrán que sufrir las consecuencia de sus provocaciones.
La
situación de Venezuela es particularmente compleja porque la pandilla
más poderosa del país es desorganizada y extremadamente ineficaz. Maduro
tiende a acentuar su discurso populista y de extremo nacionalismo con
vista a las próximas elecciones. Su uso constante de los medios de
comunicación busca catequizar al país, en particular a los partidarios
del chavismo. Identificarse como la nación es un recurso al que los
autócratas recurren con particular frecuencia, Fidel Castro gustaba
presentarse como Cuba y la revolución, se vendía como la santísima
trinidad de la nación cubana la que desaparecería si en algún momento
tenía que abandonar el poder.
Estos
son tiempos difíciles para las bandas criminales de Miraflores y del
fuerte Tiuna. El sicariato afronta una crisis estructural generada por
sus deficiencias. El respaldo a Maduro es muy bajo, la cifra de quienes
quieren un cambio asciende al 77 por ciento y más del 75 por ciento
rechaza su mandato, las fuerzas armadas están también en crisis en lo
que respecta al favor de la población.
Por
otra parte nunca antes en el hemisferio se había visto a un régimen más
aislado por sus vecinos y los organismos internacionales como el de
Nicolás Maduro. Un aislamiento que no responde a una política específica
de una gran potencia sino a la voluntad de autodestrucción que ha
demostrado el madurismo.
El
prontuario criminal de las gobernanzas chavistas es voluminoso, solo
comparable a la ineficiencia, corrupción y groserías que ha
caracterizado un régimen que avergüenza a quienes cargan con orgullo el
gentilicio de venezolano, la realidad es que Maduro es un patán con las
manos anegadas en sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.