viernes, 18 de enero de 2019

DE LA CONFESIÓN DE SAN PEDRO, Y EL PRIMADO QUE JESÚS LE CONFIRIÓ

San Pedro (Fernando Gallego, Catedral de Ávila)
  
«Cuando pregunta el Señor sobre la opinión del pueblo, contestan todos los apóstoles, y cuando pregunta a los apóstoles, sólo contesta Pedro, boca y cabeza de todos ellos. Por eso sigue: “Respondió Simón Pedro y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”.
 
Ciertamente si Pedro no hubiese confesado que Cristo fue engendrado realmente por el Padre, esta revelación no hubiese sido necesaria ni hubiese sido llamado bienaventurado por haber juzgado que Cristo era un hijo predilecto de tantos hijos adoptivos de Dios. Porque antes que Pedro, los que iban en el barco con Cristo, le dijeron: “Verdaderamente tú eres Hijo de Dios” (Mateo 14, 33). También Nathanael había ya dicho: “Maestro, tú eres Hijo de Dios” (Juan 1, 43), y sin embargo, no se llamaron bienaventurados, porque no confesaron la misma filiación que Pedro. Lo juzgaban como uno de tantos hijos, pero no verdaderamente como Hijo. Y aunque lo tenían como el principal de todos, no lo miraban, sin embargo, como de la misma substancia que el Padre.
  
Sería cosa inútil el decir: “Tú eres hijo de Juan” o de Joanna, si no fuese para manifestar que Cristo es tan naturalmente Hijo de Dios, como lo es Pedro de Juan, es decir, que es de la misma substancia de aquel que le engendró. Ved, pues, cómo el Padre revela al Hijo y el Hijo al Padre y cómo no podemos conocer al Hijo sino por el Padre, ni al Padre más que por el Hijo, de donde resulta, que el Hijo es consustancial al Padre y debe ser adorado con el Padre. Partiendo de esta confesión, el Señor demuestra que muchos creerán lo mismo que ha confesado Pedro.

De donde añade: “Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia”. Es decir, “sobre esta fe y sobre esta confesión edificaré mi Iglesia”. Palabras que dan a entender, que muchos creerán en lo mismo que ha confesado Pedro. El Señor bendice las palabras de Pedro y le hace pastor. El Señor da otro nuevo honor a Pedro cuando le añade: “Y te daré a ti las llaves del Reino de los Cielos”, que vale tanto como decir: “Así como el Padre te concedió el que me conocieras, así también te doy yo alguna cosa, esto es, las llaves del Reino de los Cielos”».
 
SAN JUAN CRISÓSTOMO. Homilías sobre San Mateo, Homilía 54, 1-2. En SANTO TOMÁS DE AQUINO, Catena Aurea, sobre el Evangelio de San Mateo, cap. 16, v. 13-19.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.