domingo, 20 de enero de 2019

“Caí judío, y me levanté Cristiano”: CONVERSIÓN DE ALFONSO RATISBONNE

Traducción del artículo publicado en ALFONSO RATISBONNE - Visto en RADIO SPADA.
  
 
Alfonso Tobías Ratisbonne, un hombre de 27 años graduado en jurisprudencia, judío, comprometido, a quien le prometían el amor, las promesas y los recursos de sus padres, ricos banqueros emparentados con los Rothschild, el irrisor de los dogmas y de las prácticas católicas, el burlador de la Medalla Milagrosa, decidió un día, distraerse viajando y visitar algunas ciudades del Occidente y del Oriente, excluyendo Roma, que odiaba, siendo la sede del Papa. En Nápoles ocurre algo misterioso. Una fuerza irresistible lo llevó a reservar el puesto para el nuevo viaje, en vez de Palermo, escogió Roma. Arribado en la ciudad eterna, hizo visita a tantos amigos suyos, entre ellos el barón Teodoro María de Bussière, ferviente católico convertido desde el protestantismo. Este, sabiéndolo incrédulo, se arriesga, en las diferentes conversaciones, a hacerle tomar la medalla y prometer decir el Memoráre (Acordáos), la oración de San Bernardo a la Virgen María, a lo cual, sin embargo, con sonrisa burlona y desdén dice: “quiero decir que será para mí una ocasión, en mis conversaciones con los amigos, de poner en ridículo vuestras creencias”. Haz lo que quieras, le responde De Bussière, y se pone a orar con toda su familia por su conversión. El 20 de enero salieron los dos. Se detuvieron ante la iglesia de San Andrés de las Malezas. El católico fue a la sacristía para anotar una Misa por el funeral del conde Augusto de la Ferronnays, ex-embajador francés en Roma, mientras el judío prefirió visitar el templo, curioso de encontrar el arte, pero nada le atrae, no obstante las labores de Bernini, de Borromini, de Vanvitelli, de Maini y de otros artistas vivos y reconocidos. Era el mediodía. La iglesia desierta daba la imagen de un lugar abandonado, un perro negro pasó saltellante junto a él y desapareció. De un momento… dejo la palabra al vidente, según como tuvo que deponer con juramento, durante el proceso que se siguió… “Mientras caminaba por la iglesia y estaba disponiendo a los preparativos del funeral, de improviso me sentí preso por cierto turbamiento, y vi como un velo delante de mí, me parecía la iglesia toda oscura, excepto una capilla, que casi toda la luz de la misma Iglesia se hubiese consentrado en ella. Levanté los ojos hacia la capilla radiante de tanta luz, y vi sobre el Altar de la misma, de pie, viva, grande, majestuosa, bellísima y misericordiosa la Santísima Virgen María similar en el acto y en la estructura a la imagen que se ve en la Medalla Milagrosa de la Inmaculada. A tal vista yo caí de rodillas en el lugar donde me encontraba; buscaba, pues, varias veces elevar los ojos hacia la Santísima Virgen, pero la reverencia y el esplendor me los hacía bajar, lo que sin embargo no impedía la evidencia de aquella aparición. Fijé la mirada en Sus manos, y vi en ellas la expresión del perdón y de la misericordia. Aunque ella no me decía nada, comprendí el horror del estado en el que me encontraba, la deformidad del pecado, la belleza de la religión católica, en una palabra entendí todo. Caí judío, y me levanté cristiano”. En seguida el convertido hizo un bellísimo camino que lo llevó al sacerdocio y a partir como misionero a su tierra de Palestina, donde murió como santo[1].
  
NOTA
[1] Fue bautizado (con el nombre de Alfonso María), confirmado y recibió la comunión en la iglesia del Gesù el 31 de enero de 1842 por el Cardenal Constantino Patrizi-Naro, y el 20 de junio del mismo año entró en la Compañía de Jesús. Ordenado Sacerdote el 24 de septiembre de 1848, en 1852 dejó a los jesuitas y se unió a su hermano Teodoro (convertido en 1827 y ordenado sacerdote en 1830) en la congregación de los Padres de Nuestra Señora de Sion para la conversión de los judíos. Establecióse en Jerusalén, fue apóstol de la fe y de las obras de caridad, y se encargó también de redescubrir los lugares de la Pasión. Murió a los 80 años en Ain Kerem (patria de San Juan Bautista) el 6 de mayo de 1884.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.