Desde ECCE CHRISTIANUS
Desde antiguo la liturgia de la Iglesia nos recuerda el primer domingo
de cuaresma el misterio de las tentaciones de Cristo en el desierto. Y
siempre me ha sorprendido la agudeza con que el venerable Fulton Sheen
comenta este misterioso episodio en su conocida obra “Vida de Cristo”. A
la luz de sus reflexiones creo entrever la finalidad de las tentaciones
del demonio: pretendía convertir cuanto antes a Jesús en un eximio
teólogo de la liberación. Dejo a continuación unos breves extractos:
“La primera tentación de nuestro Señor fue la de convertirse en una especie de reformador social y dar pan a las multitudes del desierto que no pudieran encontrar en él más que piedras. La visión del mejoramiento social sin una regeneración espiritual ha constituido una tentación a la que han sucumbido por completo muchos hombres importantes de la historia”.
“El maligno espíritu le estaba diciendo: “¡Empieza con la primacía de lo económico! ¡Olvida todo lo referente al pecado!” Todavía sigue diciendo lo mismo con diferentes palabras…”
“Nuestro Señor no estaba negando que los hombres deban ser alimentados, o que deba predicarse la justicia social, sino que aseguraba que estas cosas no son lo primero de todo. En realidad, estaba diciendo a Satán: “Me estas tentando para que establezca una religión que suprima las necesidades; tú quieres que yo sea un panadero en vez de un salvador; un reformador social en vez de un redentor. Me estás tentando para que me aleje de mi cruz, sugiriéndome que yo sea un caudillo barato del pueblo, llenando sus vientres en vez de llenar sus almas. Quisieras que yo comenzara con la seguridad en vez de terminar con ella; quisieras que yo trajera la abundancia externa en vez de la santidad interior”.
“¡Yo sé que es el hambre humana! Yo mismo he pasado cuarenta días sin comer nada. Pero rehúso convertirme en un mero reformador social que se limita a abastecer el vientre. No puedes decir que me desentienda de la justicia social, porque en este momento estoy sintiendo el hambre del mundo”.
“¡Apártate, Satán! Yo no soy como un obrero social que nunca ha sentido hambre él mismo, sino uno que dice: “¡Yo rechazo cualquier plan que prometa hacer más ricos a los hombres sin hacerlos más santos!” ¡Recuérdalo! Yo, que digo: “¡No sólo de pan!”, ¡no he probado el pan desde hace cuarenta días!”.
Fulton J. Sheen, Vida de Cristo, Ed. Herder, Barcelona 1996, p .63-64
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