sábado, 19 de septiembre de 2015

LETANÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE

Traducción del original publicado en Francés por el editor E. Dardelet en Grenoble, sin fecha conocida de publicación (aunque se sabe que es de la época en que sucedió la aparición de Nuestra Señora en La Salette).
 
  
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad de nosotros
  
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, Ten piedad de nosotros. 
Dios Hijo, Redentor del mundo, Ten piedad de nosotros. 
Dios, Espíritu Santo, Ten piedad de nosotros. 
Trinidad Santa, que sois un Dios, Ten piedad de nosotros.

Nuestra Señora de La Salette, Reconciliadora de los pecadores, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, apoyo de los justos, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, salud de los enfermos, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, consuelo de los afligidos, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que te apareciste a dos niños pastores de los Alpes para darnos graves advertencias, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que derramáis lágrimas pensando en los pecados de los hombres, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que nos quieres hacer entender las amenazas del Señor, a fin que nos convirtamos, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que por vuestras súplicas detienes el furioso brazo del Señor contra nosotros, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que dijiste: «Si mi pueblo no quiere someterse, me veré forzada a dejar caer el brazo de mi Hijo», ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que ruegas contínuamente a tu divino Hijo, para que tenga misericordia de nosotros, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que tienes tanta pena por causa de nuestros pecados, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que mereces todo nuestro reconocimiento, ruega por nosotros.
Nuestra Señora de La Salette, que, después de haber dado vuestras advertencias a los niños en la montaña les has dicho: «Hijos míos, comunicaréis esto a todo mi pueblo», ruega por nosotros. 
Vos que habéis anunciado a los hombres los castigos terribles que les aguardan si ellos no se convierten, ruega por nosotros.
Vos que les anunciáis la misericordia y el perdón si se vuelven a Dios, ruega por nosotros.
Vos que prometéis gracias abundantes si hacen penitencia, ruega por nosotros.
Vos cuya Aparición milagrosa hacéis retumbar los Cielos y la tierra, ruega por nosotros.
Vos cuyos prodigios se extienden en todas las naciones, ruega por nosotros.
Vos cuyo culto se acrecienta cada día, ruega por nosotros.
Vos cuyos beneficios embelesan a todos vuestros hijos, ruega por nosotros.
Vos que jamás sois invocada en vano, ruega por nosotros.
Vos que habéis hecho brotar un agua milagrosa a vuestros pies, ruega por nosotros.
Vos que, a ejemplo de Jesús, retornáis la vista a los ciegos, el movimiento a los paralíticos y la salud a los enfermos, ruega por nosotros.
Vos que consoláis todas los infortunios, ruega por nosotros.
Vos que aparecisteis resplandeciente de claridad, ruega por nosotros.
Vos que lleváis en vuestro pecho el crucifijo y los instrumentos de la Pasión, ruega por nosotros.
Vos que nos habéis advertido de santificar el día del Señor, si nosotros queremos evitar los terribles castigos, ruega por nosotros.
Vos que dijisteis que el trabajar en el Día del Señor y la blasfemia excitan particularmente la cólera de Dios, ruega por nosotros.
Vos que nos habéis reprochado por no guardar los ayunos y abstinencias de la Iglesia, ruega por nosotros.
Vos que nos habéis anunciado las plagas de Dios, si continuamos violando sus Mandamientos, ruega por nosotros.
Vos que habéis recomendado la oración en la mañana y en la tarde, ruega por nosotros.
  
Por vuestra potente protección, ¡líbranos de los males que nos amenazan, oh Santa María! 
Nosotros, pobres pecadores, ¡conviértenos, oh Santa María!
En el cumplimiento de nuestros deberes, ¡ayúdanos, oh Santa María! 
En la sólida piedad, ¡afírmanos, oh Santa María!
En la práctica contínua de todas las virtudes, ¡aliéntanos, oh Santa María! 
En nuestras alegrías, ¡sé con nosotros, oh Santa María! 
En nuestros dolores, ¡sosténnos, oh Santa María! 
En todos los momentos de la vida, ¡obténnos una sumisión entera a la voluntad de Dios, oh Santa María! 
  
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten piedad de nosotros.
  
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
  
ORACIÓN
Oh Dios, que por los múltiples prodigios que nos obtiene su intercesión no cesáis de mostrarnos cuánto os es agradable la devoción hacia la Santísima Virgen María, concedednos la gracia de ser siempre fieles a las enseñanzas que Ella nos brinda, a fin que después de haber guardado vuestros Mandemientos en esta vida, tengamos la dicha de poseeros por toda la Eternidad. Por J. C. N. S. Amén.
  
Su gracia, Mons. Filiberto de Bruillard, Obispo de Grenoble, aprobó esta Letanía en honor a Nuestra Señora de La Salette el 15 de Enero de 1855, y concedió 40 días de Indulgencia a cuantos la rezaren con devoción.

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