viernes, 31 de julio de 2020

MES DE JULIO EN HONOR A SAN IGNACIO DE LOYOLA - DÍA TRIGESIMOPRIMERO

Dispuesto en Italiano por el Padre Domingo Estanislao Alberti SJ, y publicado en Palermo en 1707, y traducido al Español por otro sacerdote jesuita en Madrid, con aprobación eclesiástica.
   
MES DE JULIO CONSAGRADO A LAS GLORIAS DE SAN IGNACIO DE LOYOLA, FUNDADOR DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
   
 
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
  
℣. Dios mio, en mi favor benigno atiende.
℟. Señor, a mi socorro presto atiende.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, y ahora y siempre, y en los siglos de los siglos. Amén.
       
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Padre, Criador y Redentor mío, en quien creo, en quien espero, a quien amo y estimo más que a mi vida, más que a mi alma, más que a todas las cosas, me pesa, Dios mío, de haber pecado; pésame, Padre mío amorosísimo, de haberos agraviado; pésame de todo mi corazón de haberos ofendido, por ser vos quien sois bondad suma, inmensa, infinita. Digo una y mil veces, Dios mío y Padre mío, me pesa de haberme apartado de Vos por mis iniquidades: ayudado de vuestra gracia, propongo firmemente enmendarme, confesarme, y primero morir que volver a pecar. Dadme, Dios mío, un corazón contrito y humillado; dadme gracia para cumplir mis propósitos; haced por vuestra bondad que en mi corazón arda siempre la llama de vuestro divino amor, y que en todo busque vuestra mayor gloria, a imitación del inflamado y celosísimo San Ignacio de Loyola, a cuyo honor, para gloria vuestra, consagro este mes; cuyas virtudes deseo imitar en la tierra, para ser después su compañero en el Cielo. Amén.
     
DÍA TRIGÉSIMOPRIMERO – AMOR DIVINO
Santísimo Patriarca San Ignacio: en este día último del mes, a vos tan glorioso, coronad las gracias todas que me habéis hecho con el más rico de todos los dones, que es el amor divino. En tanta manera fuisteis vos lleno de este fuego, que aun solo con vuestra vista inflamábais los corazones de vuestros prójimos; y no bastando a vuestro abrasadísimo celo el haber con este divino amor encendido a Roma, solicitasteis el abrasar, por medio de vuestros Hijos, toda la Europa, todas las Indias, el mundo todo, y lo conseguisteis en gran parte. Todos vuestros pensamientos, todas vuetras palabras y las acciones vuestras más pequeñas, eran ordenadas y gobernadas por el amor divino; y desde que a Dios os convertisteis, toda la vida vuestra fue un continuo ejercicio de este sagrado amor, hasta que la misma muerte vino a acabarla, en fuerza de un amoroso y felicísimo incendio. Aun desde el Cielo solicitáis añadir leña a este fuego divino, para que más se encienda en los corazones de vuestros devotos; y así, habiéndose erigido una Congregación con el título del Amor Divino, vos con una Carta, que desde el Cielo le enviasteis, la alabasteis, y prometisteis vuestro socorro. Por esto la Iglesia en la Misa que reza a vuetro honor, os aplicó aquellas palabras del Salvador: «Ignem veni míttere in terram, et quid volo, nisi ut accendátur?» (Fuego he venido a pegar a la tierra; ¿y qué es lo que quiero, sino que se encienda?). Siendo, pues, esto así, abrasad vivamente este corazón mío con este divino incendio. Y si vos a vuestros mayores enemigos, que con horrendas imprecaciones os deseaban todo mal, solíais por venganza desearles que se abrasasen vivos en el fuego del amor divino: ¿con cuánta mayor razón debéis desear y solicitar para mí esto, siendo yo uno de vuestros hijos y devotos? Vos sabéis, Santo mío, que graves son las obligaciones que me constriñen a amar a mi Dios. Él me dio el ser; Él me lo conserva, Él me lo da todo, Él me redimió con su Sangre, Él se me da a Sí mismo en el Santísimo Sacramento, Él multiplica a cada momento los beneficios, como las olas de la mar: ¿qué haré, Santo Padre mío, viéndome cercado y opreso de tanto amor de mi Dios? Añádese la infinita amabilidad, que Él se tiene, aunque bien ninguno me hubiera comunicado: aquella que vos ahora gozáis, aquella belleza, aquella bondad que tiene a vos y a todos los Bienaventurados en un eterno éxtasis, sin que les quede libre un momento de contemplarla y amarla. ¡Ay!, ¿y qué amé yo cuando amé las criaturas? ¿Y en dónde tenía yo el seso cuando no os amé a Vos, infinito Bien mío, y Dios de mi corazón? ¿Por ventura amé las criaturas por agradecido al amor de ellas para conmigo? ¿Y quién me había amado más que Vos? ¿O quién podía haberme amado la millonésima parte de lo que me amasteis Vos? ¿Y este ha sido mi agradecimiento? ¿Así he pagado yo vuestro amor? Pésame, Señor mío y Dios mío, pésame de no haberos amado, y aun más de haberos ofendido, pagando tanto bien y tanto amor vuestro, con tanto mal y con tanto desamor mío. Pésame, aunque no hubiera penas que temer, ni premios que esperar, solo por lo que os amo, y mereceis Vos ser amado. ¿Qué Infierno puede haber más formidable que el no amar, antes ofender a un Dios todo e infinitamente amable? Vuestro sea, pues, todo mi corazón, como lo fue el de San Ignacio: con el de este tan enamorado Santo junto el mío, para que no lo desechéis, y os suplico, que a los demás beneficios con que me habéis obligado, añadáis el de vuestro santo amor, para que con vuestros mismos dones os pueda yo satisfacer.
    
Padre nuestro, Ave María y Gloria.
 
SENTENCIAS DE SAN IGNACIO
  1. Si Dios pusiese en el Infierno a un Siervo suyo inocente, no debiera allí sentir mayor pena que la de oír blasfemar el Nombre Santísimo de Dios.
  2. Si la caridad es fervorosa en el alma, da vigor al cuerpo para las obras, y adelanta al espíritu en el camino de Dios. Semejante alma tiene paz y alegría, y como reina domina y es superior a todo lo que repugna o lisonjea.
  3. Amar a Dios con toda el alma, el amarlo con todas sus tres potencias. Se ama con la memoria, acordándose de sus beneficios, de sus preceptos, y de los de la Iglesia, y de lo necesario al cuerpo, a fin que ayude al alma en las santas obras. Se ama con el entendimiento, pensando atentamente en lo que dispone para más amar à Dios. Se ama con la voluntad, gozando de las perfecciones divinas, y buscando dar a Dios gusto en todo, hasta estar firmemente determinado a perder el mundo todo, antes que admitir una culpa.
JACULATORIA: Dame, Señor, tu gracia y tu santo amor, que con esto solo me tengo por muy rico, ni pido otra cosa alguna. (San Ignacio de Loyola).
   
HIMNO (Compuesto por el padre Pedro Labbé SJ)
 
Hunc mater in præsépio
Parit futúri néscia.
Jam Jesuíta náscitur,
Christi futúrus assécla.
  
Ad sacri áquas baptismátis
Infans vocat se Ignátium.
Sic Pentecósten nómine
Porténdit orbi flámmeam.
  
In arce Pompejópolis
Gravi ruína stérnitur.
Númquam cucúrrit réctius,
Quam dum labórat tíbia.
  
Morbus fit illi sánitas;
Dum facta Sanctórum legit,
Fit ipse Sanctus, et facit
Piis legénda postéris.
  
Appáret ægróto Petrus,
Virgo salúti víndicat.
Miles futúrus Fílii,
Prius Maríæ mílitat.
   
In æde sacra Vírginis
Appéndit arma mílitis:
Vili lacérna clárior,
Qum dum rubet sub púrpura.
   
Ut impúdici témperet
Flammas, áquis immérgitur.
Non ante visus frígidis
Amor feríre spículis.
  
In monte pergit Martýrum,
Mólitur illic Órdinem.
Quális, putas, erit domus
Nascens in alto cúlmine?
  
Bis quínque Jesus mílites
Suo corónat nómine:
Sed, quánta sint olim, docet,
Ferénda sub hoc ómine.

Ignátius sodálibus
Orbis labóres divídit:
Et primus in labóribus
Omnes labóres súscipit.
      
Famem, caténas, vérbera,
Amóre Christi pértulit:
Sed pœna major ómnibus,
Non posse plura pérpeti.
   
His vixit in labóribus,
Cœli sed inter gáudia:
Nunc déspicit, quæ sǽpius
Suspéxit olim sídera.
  
Tibi, Pater, sit glória,
Tibíque Patris Únice,
Tibíque Sancte Spíritus
In sæculórum sǽcula. Amen.
   
TÍTULOS GLORIOSOS DADOS A SAN IGNACIO DE LOYOLA
San Ignacio, Fundador de la Compañía de Jesús. Rogad por nosotros.
Que en escrivir las Constituciones de la Compañía y los Ejercicios, fuisteis admirablemente instruido por la Santísima Virgen. Rogad por nosotros.
Varón cuya dignidad nunca se alaba bastantemente. Rogad por nosotros.
Padre de Maestros Espirituales. Rogad por nosotros.
Nuevo espejo de santidad y prudencia. Rogad por nosotros.
Cabeza de nuevos Apóstoles. Rogad por nosotros.
Acérrimo enemigo de los Herejes. Rogad por nosotros.
Capitán esforzado y contrapuesto a Lutero. Rogad por nosotros.
Vaso de elección para la conversión del mundo. Rogad por nosotros.
Grande apoyo y lumbrera de la Iglesia. Rogad por nosotros.
Espíritu de salud para la Santa Sede Apostólica Romana. Rogad por nosotros.
Sucesor de Pablo Apóstol. Rogad por nosotros.
Segundo Piloto, después de los Apóstoles, de la Armada de la Iglesia. Rogad por nosotros.
Gigante de Apostólica santidad. Rogad por nosotros.
Maestro y Capitán de la Fe, y en el ocio Mártir. Rogad por nosotros.
Séptimo Ángel del Apocalipsis, cubierto con la nube de la Divina protección. Rogad por nosotros.
Igual a los Santísimos Patriarcas de todos los siglos antecedentes. Rogad por nosotros.
Que fuisteis en la penitencia otro Bautista, en la obediencia otro Abrahán. Rogad por nosotros.
Templo de la paz. Rogad por nosotros.
Alma del mundo. Rogad por nosotros.
Sol que disipa todas las tinieblas de los errores. Rogad por nosotros.
Defensor del Imperio Cristiano. Rogad por nosotros.
Atlante que sostiene al mundo con los hombros de la doctrina y de la piedad. Rogad por nosotros.
Tesoro común del mundo. Rogad por nosotros.
Mongivelo del amor divino. Rogad por nosotros.
Varón lleno del Espíritu Santo, y conspicuo en el Dpn de Sabiduría. Rogad por nosotros.
Que por los mismos infernales enemigos fuisteis llamado su mayor enemigo. Rogad por nosotros.
Que fuisteis el tercer sutentador del mundo, después de Santo Domingo y San Francisco. Rogad por nosotros.
Que con el libro de los Ejercicios no cesáis de producir en el mundo frutos copiosísimos. Rogad por nosotros.
Que tuvisteis un ánimo mayor que el mundo. Rogad por nosotros.
Que enseñateis a San Felipe Neri, según él mismo lo confesó, el arte de tener oración. Rogad por nosotros.
Que por la Santísima Virgen fuisteis dado por Maestro de humildad a Santa María Magdalena de Pazzi. Rogad por nosotros.
Que tuvisteis siempre en la boca, y siempre en todo buscateis la mayor gloria de Dios. Rogad por nosotros.
Cuya grande alabanza es haber tenido por hijo al Padre del nuevo Mundo San Francisco Javier. Rogad por nosotros.
Cuyo grandísimo ornamento es haber sido visto en el Cielo semejantísimo al Discípulo amado de Crito San Juan Evangelista. Rogad por nosotros.
  
Antífona: Dios te salve Padre amantísimo, nuevo espejo de prudencia, del mundo apoyo y Maestro, luz hermosa de la Iglesia, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos tuyos: a ti enderezamos nuetros suspiros: a ti pedimos socorro si el mundo, que un tiempo te persiguió, nos persigue a nosotros también. Ea, pues, Patrono, y Abogado nuestro, vuelve a nosotros, que somos tus hijos, esos tus ojos misericordiosos, llenos de amor y ternura paternal. Y en tantos afanes, vuélvenos clemente y propicio al bendito JESÚS, cuya Compañía, debajo del magisterio de su Santa Madre, instituiste. A ti ofrezcan nuetros deseos y ruegos los dos Franciscos Javier y Borja, Luis Gonzaga y Estanislao Kotska, y Juan Francisco Regis, con los tres Mártires del Japón, que contigo triunfan en el Cielo, como gloriosos Hijos dignísimos de tal Padre. Haz, pues, que Jesús nos oiga, oh Ignacio, verdaderamente Padre, verdaderamente piadoso, verdaderamente dulce hijo de María. Ruega por nosotros, Santo Padre Ignacio, para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo. Amén.
    
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS (Compuesta por San Ignacio de Loyola).
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; vos me lo disteis, a vos, Señor, lo vuelvo, todo es vuestro, disponed según vuestra santa voluntad: dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta. ¡Oh mi Dios, amor de mi corazón, si todos los hombres os conociesen! ¿Qué quiero yo, Señor, fuera de Vos, o qué puedo querer? Concededme, Señor, que os ame, del cual amor no quiero más premio que amaros más.
   
ORACIÓN (copiada de una carta de San Francisco Javier a San Ignacio)
¡Oh Padre de mi alma, y digno de mi mayor veneración! Puestas las rodillas en tierra, como si te mirara presente, te suplico humildemente, que no ceses de rogar por mí a Dios, para que mientras me dure la vida, me dé la gracia de conocer y hacer enteramente su santísima voluntad.
   
℣. Ruega por nosotros, Santo Patriarca Ignacio.
℟. Para que seamos dignos hijos tuyos.
  
ORACIÓN
¡Oh Dios, que para propagar la mayor gloria de tu Santo nombre, fortaleciste a la Iglesia Militante por medio de San Ignacio, con un nuevo subsidio! Concédenos que por su auxilio e imitación, peleando en la tierra, merezcamos con él ser coronados en los Cielos. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que contigo en unidad del Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
  
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.