Traducción del artículo publicado por Charlie Bunga Banyangumuka en RADIO SPADA.
Matamoros. Este sobrenombre bastaría para airear toda la naturaleza poco ecuménica de San Santiago el Mayor, cuya memoria recuerda hoy la Iglesia.
Por siete siglos, los Visigodos le invocaban antes de las batallas y morían bajo sus insignias, redimiendo la península de los musulmanes (ver aquí).
Todavía, en lo que parece, Santiago no se limitó a guiar a los ibéricos en la lucha, sino que llegó, quizá contraviniendo a su nombre, a ponerse a la cabeza de ejércitos compuestos por moros, en el color mas no en la Fe, llevándolos a la victoria.
Congo, 1506. El rey profeta João Nzinga Nkuwu, que había predicho el arribo de la Verdadera Fe por el Océano, murió, y el Congo debía elegir el nuevo soberano. El partido católico había identificado en el hijo del rey, Alfonso Mvemba a Nzinga, el heredero que podía llevar adelante la evangelización de aquél que, de facto, era un imperio feudal bien organizado.
En cambio, el partido pagano decidió hacer elegir a Mpanzu a Kitima, líder de los conservadores animistas y hermano del mismo Alfonso, llevando consigo la mayor parte del ejército.
Alfonso, no obstante las premisas y las fuerzas drásticamente inferiores, desafió a batalla a su hermano en la llanura de M’Banza Kongo, cercana a la capital.
La lucha fue terrible: las tropas de Alfonso combatían mejor, pero los soldados de Mpanzu eran mucho más numerosos.
Cuando todo parecía perdido, fue entonces que sucedió el milagro: Los cielos se abrieron con gran fragor, se vio a San Santiago el Mayor descender en armas, seguido por cinco caballeros armados a todo punto que, reanimados los congoleses católicos, guiaron la carga devastante que tuvo como efecto mandar a fuga a los paganos, aterrorizados por ver a San Santiago cubierto de hierro.
La batalla se concluye con una aplastante victoria de los católicos que pudieron así sentar en el trono a Alfonso, quien estableció el Catolicismo como sola religión lícita. En reconocimiento, Alfonso tuvo el cuidado de diseñar un escudo en el cual conmemoraba el milagro. Escudo que permaneció como insignia de guerra del Congo hasta el siglo XIX.
Armas diseñadas por Alfonso I, rey del Congo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.