- Aprende en qué consiste y su importancia.
- Escoge una fecha para la Entronización en acuerdo con el Sacerdote. Es deseable que un Sacerdote presida la ceremonia, pero no es esencial para ganar las indulgencias. Por razones serias, el padre de familia, o alguien más, puede presidir y dirigir las oraciones. En todo caso, se recomienda consultar al director.
- Si es posible, asiste al Santo Sacrificio de la Misa y ofrécela por el reinado del Sagrado Corazón en el hogar, y como un acto de amor y reparación al Sagrado Corazón de Jesús. Toda la familia debería intentar recibir la Comunión en esta Misa, o en otra Misa.
- Obtén un cuadro o escultura del Sagrado Corazón, la más hermosa posible. Si ya tienes una imagen, úsala.
- Bajo el lugar de honor reservado para la estatua o pintura, prepara un trono o altar, esto es, una mesa (o tal vez una repisa) cubierta con un lienzo blanco, bellamente decorado con flores y velas. La imagen o estatua debería estar ubicada en una mesa pequeña cerca a este trono antes de la ceremonia.
- Invita a parientes y amigos para que estén presentes: así comenzarás a ser un Apóstol del Sagrado Corazón (conviene tener varios ejemplares del Ceremonial). Ten una celebración familiar después de la ceremonia, con un trato especial para los niños, quienes, por supuesto, deben estar presentes en la ceremonia, hasta los más pequeños. Es recomendable también organizar una comida o cena en la cual el Sacerdote oficiante sea convidado.
- Haz que este día sea uno de los eventos más destacados de la vida familiar, que sea recordado por mucho tiempo. Cada año, con la mayor solemnidad, celebra el aniversario de la Entronización con una reafirmación de tu compromiso con el Sagrado Corazón de Jesús.
NOTA:
Aunque tu hogar ya haya sido consagrado al Sagrado Corazón, puedes
hacer también la Entronización, pues las dos ceremonias no son lo mismo.
CEREMONIAL
1. Todos estarán reunidos en torno a la imagen del Sagrado Corazón de Jesús; estando el padre, la madre y los niños más cerca del Sacerdote, que estará revestido con sobrepelliz y estola blanca. Si la casa aún no está bendecida, el Sacerdote la bendice primero.
BENDICIÓN DE LA CASA
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini [Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor].
℟. Qui fecit c lum et terram [Que hizo el cielo y la tierra].
℣. Dóminus vobíscum [El Señor esté con vosotros].
℟. Et cum spíritu tuo [Y con tu espíritu].
Orémus.
ORATIO
Béne✠dic
Domine, Deus omnípotents, domum istam: ut sit in ea sánitas, cástitas,
victória, virtus, humílitas, bónitas, et mansuetúdo, plenitúdo legis, et
gratiárum áctio Deo Patri, et Fílio, et Spíritui Sancto; et hæc
benedíctio máneat super hanc domum et super hábitantes in ea nunc et in
ómnia sǽcula sæculórum. Amen. [Ben✠decid Señor, Dios Todopoderoso, esta casa: para que resida en ella
la salud, la castidad, la prosperidad, la virtud, la humildad y la
mansedumbre, la plenitud de la ley y de la acción de gracias a Dios
Padre y el Hijo y el Espíritu Santo; y que esta bendición permanezca en
esta casa y sobre los que la habitan, ahora y por todos los siglos. Amén]
Y se asperja agua bendita toda la casa.
Y se asperja agua bendita toda la casa.
BENDICIÓN Y ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
℣. Adjutórium nostrum in nómine Dómini [Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor].
℟. Qui fecit c lum et terram [Que hizo el cielo y la tierra].
℣. Dóminus vobíscum [El Señor esté con vosotros].
℟. Et cum spíritu tuo [Y con tu espíritu].
Orémus.
ORATIO
Omnípotens sempitérne Deus, qui Sanctórum tuórum imágines (sive
effígies) sculpis aut pingi non réprobas, ut quóties illas óculis
córporis intuémur, tóties eórum actus et sanctitátem ad imitándum memóri óculis meditémur, hanc, quǽsumus, Imáginem (seu Sculptúram) in honórem et memóriam Sacratíssimi Cordis Unigéniti Fílii tui Dómini Nostri Jesu Christi adaptátam, bene✠dícere et sancti✠ficáre dignéris; et pr sta,
ut quicúmque coram illa Cor Sacratíssimi Unigéniti Fílii tui
supplíciter cólere et honoráre studúerit, illíus méritis et obténtu, a
te grátiam in pr sénti et térnam glóriam obtíneat in futúrum. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum. Amen. [Omnipotente
y sempiterno Dios, Tu que no nos prohibiste pintar ni esculpir las
imágenes (o efigies) de Tus Santos, te rogamos que en Tu bondad
ben✠digas y santi✠fiques este cuadro (o estatua) en honor y memoria del
Sacratísimo Corazón de Tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, para
que, siempre que la miremos con los ojos del cuerpo, podamos con los
ojos de la mente meditar Su santidad y ser llevados a imitar Sus obras.
Puedan todos quienes en su presencia procuren honrar y servir
humildemente a Tu Hijo Unigénito, Nuestro Señor Jesucristo, por Sus
méritos e intercesión, alcanzar de Ti la gracia en la vida presente y
la gloria eterna en la vida por venir. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén].
Y se asperja agua bendita sobre la imagen.
2. Entonces el padre (o en su ausencia, la madre o cualquier otro miembro de la familia) entroniza la imagen en el lugar de honor preparado para ésta. Este es el acto simbólico de Entronización.
2. Entonces el padre (o en su ausencia, la madre o cualquier otro miembro de la familia) entroniza la imagen en el lugar de honor preparado para ésta. Este es el acto simbólico de Entronización.
3. Todos de pie recitan el Credo de los Apóstoles, como acto de fe por parte de la familia.
Credo in Deum, Patrem omnipoténtem, Creatórem Cœli et terræ. Et in Jesum Christum, Fílium ejus únicum, Dóminum nostrum: qui concéptus est de Spíritu Sancto, natus ex María Vírgine, passus sub Póntio Piláto, crucifíxus, mórtuus, et sepúltus: descéndit ad Ínferos; tértia die resurréxit a mórtuis; ascéndit ad Cœlos; sedet ad déxteram Dei Patris omnipoténtis: inde ventúrus est judicáre vivos et mórtuos. Credo in Spíritum Sanctum, Sanctam Ecclésiam Cathólicam, Sanctórum communiónem, remissiónem peccatórum, carnis resurrectiónem, vitam ætérnam. Amen.
4. Todos
permanecen sentados mientras el Sacerdote dirige algunas palabras a los
presentes, recordándole a los miembros de la familia lo que el Sagrado
Corazón de Jesús espera de las familias que le han reconocido como Rey;
les recuerda las magníficas promesas que el Sagrado Corazón de Jesús
hiciera por Santa Margarita María; urgiéndole a la familia a vivir su
Entronización y renovar frecuentemente el acto de consagración que están
próximos a hacer.
5. Todos
de rodillas, mientras el Sacerdote y el padre de familia (o el padre
solo, o su representante) recitan el Acto de Consagración del Género
Humano al Sagrado Corazón de Jesús, el Acto de Desagravio y la
Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús (esta oración no
debe ser modificada, y se ha de rezar para ganar la Indulgencia otorgada
por San Pío X el 19 de Mayo de 1908).
ACTO DE CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Jesu dulcíssime, Redémptor humáni géneris, réspice nos ad altáre (Extra ecclesiam vel oratorium, dicitur: ante conspéctum) tuum humíllime provolútos. Tui sumus, tui esse vólumus; quo autem tibi conjúncti fírmius esse possímus, en hódie sacratíssimo Cordi tuo se quisque nostrum sponte dédicat. Te quidem multi novére nunquam; te, spretis mandátis tuis, multi repudiárunt. Miserére utrorúmque, benigníssime Jesu, atque ad sanctum Cor tuum rape univérsos.
Rex esto, Dómine, nec fidélium tantum qui nullo témpore discessére a te, sed étiam prodigórum filiórum qui te reliquérunt: fac hos, ut domum patérnam cito répetant, ne miséria et fame péreant.
Rex
esto eórum, quos aut opiniónum error decéptos habet, aut discórdia
separátos, eósque ad portum veritátis atque ad unitátem fídei révoca, ut
brevi fiat unum ovíle et unus pastor.
Rex esto,
eórum ómnium, qui in ténebris idololatríæ aut islamísmi adhuc versántur,
eósque in lumen regnúmque tuum vindicáre ne rénuas.
Réspice
dénique misericórdiæ óculis illíus gentis fílios, quæ támdiu pópulus
eléctus fuit: et Sanguis, qui olim super eos invocátus est, nunc in
illos quoque redemptiónis vitǽque lavácrum descéndat.
Largíre,
Dómine, Ecclésiæ tuæ secúram cum incolumitáte libertátem; largíre
cunctis géntibus tranquillitátem órdinis; pérfice, ut ab utróque terræ
vértice una résonet vox: “SIT LAUS DIVÍNO CORDI, PER QUOD NOBIS PARTA SALUS: IPSI GLÓRIA ET HONOR IN SǼCULA”. Amen.
TRADUCCIÓN
Jesús, dulcísimo Redentor del género humano, míranos postrados
humildemente delante de tu Altar (Fuera de la iglesia o el oratorio, decir: ante tu Presencia); tuyos somos y tuyos queremos ser, y a
fin de estar más firmemente unidos a ti, he aquí que, hoy día, cada uno
de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.
Muchos, Señor, nunca te conocieron; muchos te desecharon al quebrantar
tus Mandamientos; compadécete, Jesús, de los unos y de los otros, y
atráelos a todos a tu Santo Corazón. Sé Rey, ¡Señor!, no sólo de los
fieles que jamás se separaron de ti, sino también de los hijos pródigos
que te abandonaron; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, no sea que
perezcan de miseria y de hambre.
Sé Rey de aquéllos a quienes engañaron opiniones erróneas y desunió la
discordia; tráelos al puerto de la Verdad y a la unidad de la Fe, para
que luego no quede más que un solo Rebaño y un solo Pastor.
Sé Rey de los que aún siguen envueltos en las tinieblas de la idolatría o
del islamismo. A todos dígnate atraerlos a la luz de tu Reino.
Mira, finalmente, con ojos de misericordia, a los hijos de aquel pueblo,
que en otro tiempo fue tu predilecto; que también descienda sobre
ellos, como bautismo de redención y vida, la sangre que reclamó un día
contra sí.
Concede, Señor, a tu Iglesia incolumidad y libertad segura, otorga a
todos los pueblos la tranquilidad del orden; haz que del uno al otro
polo de la tierra resuene esta sola aclamación: “ALABADO SEA EL DIVINO
CORAZÓN, POR QUIEN HEMOS ALCANZADO LA SALUD; A ÉL GLORIA Y HONOR, POR
LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS”. Así sea.
ACTO DE REPARACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Jesu
dulcíssime, cujus effúsa in hómines cáritas, tanta oblivióne,
negligéntia, contemptióne, ingratíssime repénditur, en nos, ante altária
tua (Extra ecclesiam vel oratorium, dicatur:
ante conspéctum tuum) provolúti, tam nefáriam hóminum socórdiam
injuriásque, quibus úndique amantíssimum Cor tuum affícitur, peculiári
honóre resarcíre conténdimus.
Áttamen,
mémores tantæ nos quoque indignitátis non expértes aliquándo fuísse,
índeque vehementíssimo dolóre commóti, tuam in primis misericórdiam
nobis implorámus, paráti voluntária expiatióne compensáre flagítia non
modo quæ ipsi patrávimus, sed étiam illórum, qui, longe a salútis via
aberrántes, vel te pastórem ducémque sectári detréctant, in sua
infidelitáte obstináti, vel, baptísmatis promíssa conculcántes,
suavíssimum tuæ legis jugum excussérunt.
Quæ
deploránda crímina, cum univérsa expiáre conténdimus, tum nobis síngula
resarciénda propónimus: vitæ cultúsque immodéstiam atque turpitúdines,
tot corruptélæ pédicas innocéntium ánimis instrúctas, dies festos
violátos, exsecránda in te tuósque Sanctos jactáta maledícta atque in
tuum Vicárium ordinémque sacerdotálem convícia irrogáta, ipsum dénique
amóris divíni Sacraméntum vel negléctum vel horréndis sacrilégiis
profanátum, pública postrémo natiónum delícta, quæ Ecclésiæ a te
institútæ júribus magisterióque reluctántur.
Quæ
útinam crímina sánguine ipsi nostro elúere possémus! Intérea ad
violátum divínum honórem resarciéndum, quam Tu olim Patri in Cruce
satisfactiónem obtulísti quamque cotídie in altáribus renováre pergis,
hanc eándem nos tibi præstámus, cum Vírginis Matris, óminium Sanctórum,
piórum quoque fidélium expiatiónibus conjúnctam, ex ánimo spondéntes,
cum prætérita nostra aliorúmque peccáta ac tanti amóris incúriam firma
fide, cándidis vitæ móribus, perfécta legis evangélicæ, caritátis
potíssimum, observántia, quantum in nobis erit. grátia tua favénte, nos
esse compensatúros, tum injúrias tibi inferéndas pro víribus
prohibitúros, et quam plúrimos potuérimus ad tui sequélam convocatúros.
Excípias,
quǽsumus, benigníssime Jesu, beáta Vírgine María Reparatríce
intercedénte, voluntárium hujus expiatiónis obséquium nosque in offício
tuique servítio fidíssimos ad mortem usque velis, magno illo
perseverántiæ múnere, continére, ut ad illam tandem pátriam perveniámus
omnes, ubi Tu cum Patre et Spíritu Sancto vivis et regnas in sǽcula
sæculórum. Amen.
Dulcísimo
Jesús, cuya caridad derramada sobre los hombres se paga tan
ingratamente con el olvido, el desdén y el desprecio, míranos aquí
postrados ante tu Altar (Fuera de la iglesia o el oratorio, decir:
ante tu Presencia). Queremos reparar con especiales manifestaciones de
honor tan indigna frialdad y las injurias con las que en todas partes es
herido por los hombres tu amoroso Corazón.
Recordando,
sin embargo, que también nosotros nos hemos manchado tantas veces con
el mal, y sintiendo ahora vivísimo dolor, imploramos ante todo tu
misericordia para nosotros, dispuestos a reparar con voluntaria
expiación no sólo los pecados que cometimos nosotros mismos, sino
también los de aquellos que, perdidos y alejados del camino de la salud,
rehúsan seguirte como pastor y guía, obstinándose en su infidelidad, y
han sacudido el yugo suavísimo de tu ley, pisoteando las promesas del
bautismo.
A1
mismo tiempo que queremos expiar todo el cúmulo de tan deplorables
crímenes, nos proponemos reparar cada uno de ellos en particular: la
inmodestia y las torpezas de la vida y del vestido, las insidias que la
corrupción tiende a las almas inocentes, la profanación de los días
festivos, las miserables injurias dirigidas contra ti y contra tus
santos, los insultos lanzados contra tu Vicario y el orden sacerdotal,
las negligencias y los horribles sacrilegios con que se profana el mismo
Sacramento del amor divino y, en fin, las culpas públicas de las
naciones que menosprecian los derechos y el magisterio de la Iglesia por
ti fundada.
¡Ojalá
que podamos nosotros lavar con nuestra sangre estos crímenes! Entre
tanto, como reparación del honor divino conculcado, te presentamos,
acompañándola con las expiaciones de tu Madre la Virgen, de todos los
santos y de los fieles piadosos, aquella satisfacción que tú mismo
ofrecisté un día en la cruz al Padre, y que renuevas todos los días en
los altares. Te prometemos con todo el corazón compensar en cuanto esté
de nuestra parte, y con el auxilio de tu gracia, los pecados cometidos
por nosotros y por los demás: la indiferencia a tan grande amor con la
firmeza de la fe, la inocencia de la vida, la observancia perfecta de la
ley evangélica, especialmente de la caridad, e impedir además con todas
nuestras fuerzas las injurias contra ti, y atraer a cuantos podamos a
tu seguimiento.
Acepta,
te rogamos, benignísimo Jesús, por intercesión de la Bienaventurada
Virgen María Reparadora, el voluntario ofrecimiento de expiación; y con
el gran don de la perseverancia, consérvanos fidelísimos hasta la muerte
en el culto y servicio a ti, para que lleguemos todos un día a la
patria donde tú con el Padre y con el Espíritu Santo vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén.
CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
O
Sacratíssimum Cor Jesu, Tu beátæ Margarítæ Maríæ desidérium regnándi
super Christiánas famílias pandidísti: ecce ut tibi placeámus ádsumus
hódie, ut plenum tuum super nostram famíliam impérium proclamémus.
Vólumus
deínceps tuam vitam vívere, vólumus in sinu famíliæ nostræ florére
virtútes, quibus Tu in terris pacem promisísti, vólumus longe arcére a
nobis spíritum mundi, quem Tu damnásti.
Tu
regnábis in mente nostra fídei nostræ simplicitáte, in corde nostro tui
solíus amóre, quo flagrábit erga te et cujus vivam servábimus flammam
frequénti divínæ Eucharistíæ receptióne.
Dignáre,
Cor divínum, nobis præésse in unum conveniéntibus, benedícere negótiis
spirituálibus et temporálibus, arcére moléstias, sanctificáre gáudia,
poenas leváre. Si quando mísere quis nostrum in tantum ærúmnam incíderit
ut te afflígat, fac in memóriam illi rédigas, Cor Jesu, te cum
peccatóre, quem pǽnitet, plenum esse bonitátis et misericórdiæ.
Et
quum hora separatiónis insonúerit et mors in famíliæ nostræ sinum
luctum intúlerit, nos omnes, sive abeúntes sive manéntes, tuis ætérnis
decrétis nos subjiciémus. Hoc solátio erit nobis, ánimo recogitáre
ventúrum esse diem, in quo família nostra, in Cœlo conjúncta, tuam
glóriam, tua benefícia in ætérnum cantáre póterit.
Dignétur
Cor immaculátum Maríæ, dignétur gloriósus Patriárcha sanctus Joseph
tibi hanc consecratiónem offérre, ejúsque vivam in nobis síngulis diébus
vitæ nostræ conserváre memóriam. Vivat Cor Jesu, Regis et Patris
nostri! Amen.
Oh
Sagrado Corazón de Jesús, que hiciste conocer a Santa Margarita María
Tu deseo ardiente reinar sobre las Familias Cristianas míranos aquí
reunidos hoy para proclamar Tu dominio absoluto sobre nuestro hogar.
De
ahora en adelante nos proponemos llevar una vida como la Tuya, para que
florezcan entre nosotros las virtudes por las que Tu prometiste la paz
sobre la tierra, y para ese fin desterraremos de entre nosotros el
espíritu mundano que Tu aborreciste tanto.
Reina
sobre nuestro entendimiento por la simplicidad de nuestra fe. Reina
sobre nuestros corazones por un amor ardiente a Ti; y esté la llama de
ese amor guardada siempre ardiente en nuestros corazones por la
recepción frecuente de la Sagrada Eucaristía.
Dígnate,
Oh Divino Corazón presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras
empresas, tanto espirituales como temporales, para desterrar toda
aflicción e inquietud, santificar nuestras alegrías, y aliviar nuestros
pesares. Si alguno de nosotros tuviera alguna vez la desgracia de apenar
a Tu Divino Corazón, recuérdale de Tu bondad y misericordia para con el
pecador arrepentido.
Finalmente,
cuando suene la hora de la separación, y la muerte hunda nuestro hogar
en la aflicción, resignémonos, todos y cada uno de nosotros, a Tus
eternos decretos, y busquemos consuelo en el pensamiento que algún día
nos reuniremos en el Cielo, a cantar las alabanzas y bendiciones de Tu
Sagrado Corazón por toda la eternidad.
Dígnense
el Inmaculado Corazón de María, y el glorioso Patriarca San José,
ofrecer a Ti esta, nuestra Consagración, y recordárnosla todos los días
de nuestra vida. Gloria al Divino Corazón de Jesús, nuestro Rey y
nuestro Padre. Amén.
6. El
Sacerdote pide a los presentes que digan un Padrenuestro y un Avemaría
por todos los miembros ausentes, tanto vivos como difuntos, para que
todos puedan compartir las gracias de la Entronización.
Pater
noster, qui es in Cœlis, sanctificétur nomen tuum. Advéniat Regnum
tuum. Fiat volúntas tua, sicut in Cœlo et in terra. Panem nostrum
quotidiánum da nobis hódie. Et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos
dimíttimus debitóribus nostris. Et ne nos indúcas in tentatiónem, sed
líbera nos a malo. Amen.
Ave
María, gratia plena; Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus, et
benedíctus fructus ventris tui Jesus. Sancta María, Mater Dei, ora pro
nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostræ. Amen.
Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in sǽcula sæculórum. Amen.
℣. Fidélium ánimæ defunctórum, per misericórdiam Dei requiéscant in pace.
℟. Amen.
℣. Dómine, salvos fac servos tuos.
℟. Deus meus, sperántes in Te.
7. Todos recitarán con el Sacerdote (o el jefe de familia) la siguiente oración:
ACCIÓN DE GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS POR LA ENTRONIZACIÓN
Gloria
a Ti, ¡oh Sagrado Corazón de Jesús!, por la infinita misericordia que
has mostrado sobre los privilegiados miembros de esta familia. Tú los
has escogido entre otros miles, como recipientes de Tu amor y un
santuario de reparación donde Tu amantísimo Corazón encontrará
consolación de las ingratitudes de los hombres.
¡Cuán
grande es, Señor Jesús, la confusión de esta porción de tu rebaño fiel
en aceptar el inmérito honor de verte presidir sobre nuestra familia!
Silenciosamente Te adoramos, regocijados de verte compartir bajo el
mismo techo los trabajos, necesidades y alegrías de tus hijos. Es
verdad, no somos dignos de que entres en nuestra humilde morada, pero Tú
nos has ya prometido, cuando nos revelaste Tu Sagrado Corazón,
enseñarnos a encontrar en la llaga de Tu Sagrado Costado la fuente de la
gracia y la vida eterna. En este espíritu amante y confiado nos
entregamos a Ti, que eres la Vida inmutable.
Quédate
con nosotros, ¡oh Sacratísimo Corazón!, porque sentimos un deseo
irresistible de amarte y hacerte amado, porque Tú eres el fuego divino
que ha de abrasar al mundo para regenerarlo. ¡Ah, sí! Que nuestro hogar
sea para Ti un puerto tan dulce como el de Betania, donde pudiste
encontrar descanso en medio de amigos afectuosos, quienes como María han
escogido la mejor parte en la amorosa intimidad de Tu Corazón!
Que
este hogar sea para Ti, ¡oh amado Salvador!, un humilde pero
hospitalario refugio, como lo fue Egipto durante el exilio impuesto
sobre Ti por Tus enemigos.
Ven,
pues, Señor Jesús, ven, aquí como en Nazaret, tenemos un tierno amor
por la Virgen María, Tu dulce Madre que nos has dado para ser nuestra
Madre. Ven, para llenar con Tu dulce presencia los vacíos que el
infortunio y la muerte han obrado en medio nuestro.
¡Oh
Amigo fidelísimo! Si Tú hubieras estado aquí en medio de las tristes
horas de dolor y duelo, nuestras lágrimas habrían sido menos amargas: el
bálsamo reconfortante de la paz fuese luego vertido en estas heridas
ocultas, que son conocidas solo por Ti.
Ven,
pues aún ahora quizás, se esté alzando ante nosotros el crepúsculo de
la tribulación, y el ocaso del paso de los días de nuestra juventud y de
nuestras ilusiones.
Quédate
con nosotros, porque ya es tarde, y un mundo pervertido busca
envolvernos en la oscuridad de sus negaciones mientras deseamos
adherirnos solo a Ti, que eres el Camino, la Verdad y la Vida.
Repite para nosotros estas palabras que pronunciaste antaño: “Hoy debo hospedarme en esta casa” (Luc. XIX, 5).
¡Sí,
amado Señor, establece Tu morada con nosotros, para que podamos vivir
en Tu amor y Tu presencia, nosotros que Te proclamamos como nuestro Rey y
no deseamos a ningún otro sino a Ti!
¡Que Tu triunfante Corazón, oh Jesús, sea siempre amado, bendito, y glorificado en este lugar! ¡Venga a nos Tu Reino! ¡Amén!
8. Como acto de homenaje al Inmaculado Corazón de María, recitar de pie la Salve:
Salve
Regína, Mater misericórdiæ, vita, dulcédo, et spes nostra, salve. Ad te
clamámus éxsules fílii Evæ. Ad te suspirámus, geméntes et flentes in
hac lacrimárum valle. Eja, ergo, Advocáta nostra, illos tuos
misericórdes óculos ad nos convérte. Et Jesum, benedíctum frúctum
ventris tui, nobis post hoc exílium osténde. O clemens, O pia, O dulcis
Virgo María. Amen.
℣. Ora pro nobis, Sancta Dei Génetrix.
℟. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
JACULATORIAS
℣. Cor Jesu Sacratíssimum.
℟. Miserére nobis. (Tres veces)
℣. Cor Maríæ Immaculátum.
℟. Ora pro nobis.
℣. Sancte Joseph.
℟. Ora pro nobis.
℣. Sancta Margaríta María.
℟. Ora pro nobis.
Todos: Glória Cor Jesu sacratíssimo, in ómnia sǽcula sæculórum. Amen [Gloria al Sagrado Corazón de Jesús, en todos los siglos de los siglos. Amén].
9. El Sacerdote (o el padre de familia) imparte la bendición:
Benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, et Fílii ✠, et Spíritus Sancti, descéndat super vos, et máneat semper. Amen. [Que la bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros, y permanezca para siempre. Amén].
Benedíctio Dei omnipoténtis, Patris, et Fílii ✠, et Spíritus Sancti, descéndat super vos, et máneat semper. Amen. [Que la bendición de Dios omnipotente, Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros, y permanezca para siempre. Amén].
10. Entonces
los miembros de la familia y el Sacerdote firman el Certificado de la
Entronización, que debería ser enmarcado y colgado cerca de la imagen
del Sagrado Corazón de Jesús, o guardado en los archivos familiares. El
Sacerdote anuncia las indulgencias otorgadas por San Pío X y Benedicto
XV a todas las familias del mundo que hiciesen la
Entronización del Sagrado Corazón de Jesús:
- INDULGENCIA DE SIETE AÑOS a todos los miembros de la familia el día en que se celebre en la propia casa la ceremonia de la Entronización si, al menos contritos de corazón, asisten devotamente a ella.
- INDULGENCIA PLENARIA a los mismos si, habiendo confesado y comulgado ese mismo día, visitaren una iglesia u oratorio público, rogando por las intenciones generales de la Iglesia.
- INDULGENCIA DE TRES AÑOS a los mismos una vez cada año en el aniversario de la Entronización, si en dicho día renovaren el Acto de Consagración ante la Imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
- INDULGENCIA PLENARIA a los mismos una vez cada año en ese mismo día si, habiendo confesado y comulgado, renovaren el Acto de Consagración y visitaren una iglesia u oratorio público rogando por las intenciones generales de la Iglesia.
PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN SUGERIDAS
- Asistencia frecuente e incluso diaria a Misa por al menos un miembro de la familia, y la Comunión Reparadora. Recitar la “Misa de San Juan” [1] durante el día.
- Observancia del Primer viernes de cada mes (Santa Misa, Comunión Reparadora; y renovación del acto de consagración ante la imagen entronizada).
- Rosario diario familiar ante la imagen entronizada del Sagrado Corazón de Jesús, con la renovación diaria de la consagración (200 días de indulgencia una vez al día, Card. Desiderio José Mercier, 16 de Enero de 1918):RENOVACIÓN DIARIA DE LA CONSAGRACIÓN DE LA FAMILIA(Para ser dicha en las oraciones de la noche en unión con todas las familias en las que ha sido entronizado el Sagrado Corazón de Jesús)Dulcísimo Jesús, humildemente postrados a Tus pies, renovamos la consagración de nuestra familia a Tu Divino Corazón. ¡Sé Tú nuestro Rey para siempre! En Ti tenemos total y entera confianza. Que Tu espíritu penetre nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestas palabras, y nuestras obras. Bendice nuestras empresas, ten parte en nuestras alegrías, en nuestras pruebas y en nuestras labores. Concédenos conocerte mejor, amarte más y servirte sin descanso.Por el Inmaculado Corazón de María, Reina de la Paz, venga Tu reino en nuestro país. Entra cercanamente en medio de nuestras familas y hazlas Tuyas por la solemne entronización de Tu Sagrado Corazón, para que pronto un grito pueda resonar de hogar a hogar: “¡Que el triunfante Corazón de Jesús sea amado, bendecido y glorificado para siempre en todas partes!” ¡Honor y gloria a los Sagrados Corazones de Jesús y de María!Sagrado Corazón de Jesús, protege nuestras familias.
- Celebración de la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús por toda la familia; asistencia a la Misa, Comunión ofrecida por la propagación del Reinado del Sagrado Corazón de Jesús mediante la Cruzada de Entronización; reunión familiar y celebración en el hogar, con renovación de la Entronización; y una fiesta especial para los niños.
- Observar el mes de Junio; mantener flores ante el “Trono”; Misa y Comunión tan frecuente como sea posible.
- Asistencia a la Hora Santa.
- Adoración Nocturna en el hogar. Cualquier hora entre las 21:00h y las 6:00h, por uno o todos los miembros de la familia al menos una vez al mes. A este fin, iniciar con la lectura de la Misa del Sagrado Corazón de Jesús, la Letanía del Sagrado Corazón de Jesús y un acto de Consagración, siguiendo con las devociones que desee realizar.
- Celebrar la Fiesta del Inmaculado Corazón de María (22 de Agosto); Misa, Comunión; y Consagración de la familia al Inmaculado Corazón de María.
- Hacer los cinco Primeros Sábados en reparación del Inmaculado Corazón de María y por la Conversión de Rusia: Misa y Comunión Reparadora; un tercio del Rosario (cinco décadas) más una meditación de quince minutos sobre los quince misterios del Santo Rosario. El Rosario y la meditación sobre sus Misterios se pueden realizar en cualquier hora del Primer Sábado; un sermón en la iglesia satisfará plenamente la obligación de la meditación.
- Practicar la devoción al Espíritu Santo. Recitar el Rosario del Espíritu Santo.
OCASIONES ESPECIALES EN QUE LA FAMILIA DEBE RENOVAR EL ACTO DE CONSAGRACIÓN
- Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, y día de Cristo Rey (último Domingo de Octubre).
- Aniversario de la Entronización.
- Cumpleaños de los padres y de los hijos.
- En los nacimientos; después del Bautismo en la iglesia, consagrar a los niños al Sagrado Corazón ante el trono.
- En la Primera Comunión; preparar a los niños ante la imagen del Sagrado Corazón ante el trono. Cuando regresen de la iglesia, que renueven el acto de consagración hecho en su nombre por los padres al nacer.
- Antes de la partida de algún integrante: para unirse al ejército, al convento, al seminario, o antes del matrimonio [2].
- Al retorno de un miembro ausente de la familia.
- En los días de grandes alegrías familiares; en tiempos de dolor, enfermedad, o muerte.
Fuentes: P. MATEO CRAWLEY-BOEVEY SS. CC. Jesús, Rey de Amor. Secretariado Nacional de la Entronización del Corazón de Jesús, Madrid, 1950. - P JOSEPH A. FISCHER. Our Christian Home (Nuestro hogar Cristiano). Seraphic Press, Milwaukee WI, 1954.
NOTAS
[1] La “Misa de San Juan” consiste en el ofrecimiento de la Hostia y el Cáliz, la Consagración, el Dómine non sum dignus -tres veces-, y las oraciones de la Comunión del Sacerdote en el Rito Romano Tradicional.
[2]
Para una joven pareja, no hay forma más apropiada de comenzar su vida
de casados, que entronizar el Sagrado Corazón de Jesús en su nuevo
hogar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.