Novena tomada del Retrato compendioso del apóstol y taumaturgo San Antonio de Padua, escrito por el padre Gregorio Garcés SJ y aprobado por el Arzobispo de Zaragoza en 1801.
NOVENA DEL GLORIOSO APÓSTOL Y TAUMATURGO SAN ANTONIO DE PADUA
Puesto de rodillas ante su altar o imagen, se dará principio con la señal de la Cruz y haciendo el acto de contrición de esta manera:
Por
la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
Señor
mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador, Padre y Redentor mío,
por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa
en el alma de haberos ofendido, y propongo firmemente de nunca más
pecar, ayudado de vuestra divina gracia y de los méritos de vuestra
santísima Pasión y Muerte, que sea bendita y alabada por todos los
siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN PRIMERA PARA TODOS LOS DÍAS
Santísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo: Criador mío, Redentor mío y
Consolador mío, en quien creo, en quien espero, y a quien amo sobre
todas las cosas: Santo y Omnipotente Dios, que para llenar las sillas
que perdieron los ángeles malos, quisisteis formar una Congregación de
fieles que adorándoos en espíritu y verdad fuesen herederos de vuestra
gloria, para cuya santificación y para mantener en vuestra Iglesia el
culto de vuestra Religión y la observancia de vuestros mandamientos,
tenéis prontos en ella los socorros interiores de vuestra gracia y la
virtud de los Sacramentos, enviándole además hombres prodigiosos con
cuyo celo y heroicas acciones se conserve pura y sin mancha la Esposa
del Cordero, vuestra Santa Iglesia: postrados hoy ante vuestro divino
acatamiento, os damos infinitas gracias por los innumerables beneficios
recibidos de vuestra infinita Bondad, y particularmente por el favor que
nos estáis haciendo, dándonos especialmente en estos días por Medianero
e Intercesor para con Vos al prodigioso San Antonio de Padua: Vos
disteis en él a vuestra Iglesia un Apóstol que la enfervorice, un Doctor
que la ilumine, un Mártir de deseos que la encienda en vuestro amor, y
un admirable Taumaturgo que la proteja contra todo el Infierno. También
lo constituisteis por público Abogado nuestro, adornándole de un
espíritu excelso, que le hizo despreciar por vuestro amor las honras,
regalos y riquezas del mundo, viniendo a ser el Hombre de vuestra
diestra y el Tesorero de vuestras gracias, a cuyo imperio cediese la
naturaleza: por esto pues, a la vista del Cielo y de la tierra os damos
hoy infinitas gracias por tan incomparable beneficio, y os rogamos que
os dignéis de bendecir y prosperar la protección y cuidados de este
vuestro gran Privado y amabilísimo Protector nuestro: Recibid por su
medio las súplicas que os hiciéremos, y aceptad primeramente de sus
manos la ofrenda que os hacemos de nuestras almas, para que las salvéis;
y dirigid después vuestros piadosos ojos sobre vuestra dulcísima Esposa
la Santa Iglesia, que está enriquecida con el tesoro infinito de la
preciosísima sangre de Jesús: protegedla pues, Dios bueno, contra la
astucia y guerra del enemigo común, y principalmente mantened la paz y
concordia entre los Príncipes Cristianos, confundid las herejías,
iluminad a los infieles, unid en su seno a los cismáticos y convertid a
los pecadores, para que siendo todos una misma Grey, vivamos acá
felices bajo un mismo Pastor, y reinemos después eternamente juntos en
vuestro Empíreo. Amén.
Luego
se han de rezar tres Padrenuestros, tres Ave Marías y tres Gloria Patri
en honor de la Santísima Trinidad, y en obsequio de San Antonio, e
inmediatamente se dirá la Oración particular del día.
DÍA PRIMERO – 4 DE JUNIO
ORACIÓN PARA OBTENER EL JUSTO DESENGAÑO DE LAS ILUSIONES MUNDANAS.
Amabilísimo
San Antonio, con sumo consuelo de nuestras almas nos presentamos hoy
ante vuestra presencia, dándoos mil parabienes de las estupendas gracias
con que os previno el Cielo, formándoos ya desde vuestros primeros años
un ejemplar perfectísimo de inocencia para la Cristiana juventud, y un
modelo de perfección para los ricos y nobles. Bien admiró el mundo en
vos muchas y extraordinarias prendas para lucir en él: os reconoció
noble por sangre, magnánimo por espíritu, insigne por talento y amable
por índole, siendo las delicias de los que os trataban por vuestros
generosos alientos y dulcísimo trato; pero vos, Santo mío, iluminado
interiormente de Dios, mirasteis con otros ojos la engañosa felicidad
del mundo; no estimando la riqueza de vuestra casa sino para consagrarla
a Dios, hasta trocar las galas por la desnudez de Jesús, los regalos
por sus dolores, las honras por sus improperios, los timbres gloriosos
de vuestra cuna por la gloria de la Cruz, y los placeres y fausto por la
estrechez del Claustro y evangélica pobreza: ¡Oh Santo dulcísimo!,
dirigid hacia nosotros vuestros compasivos ojos, y sea hoy uno de
vuestros prodigios el iluminarnos e infundirnos un justo desengaño de la
falsedad e inconstancia de toda humana felicidad: haced que sintamos en
nuestro corazón una parte del desengaño que os hizo despreciar los
encantos y delicias de la tierra: que sepamos prácticamente que todo
pasa y desaparece como una sombra; y que el mismo mundo abandona a lo
mejor en medio de sus devaneos a los insensatos que ciegamente le
siguen: y sepamos también que debemos estar fuera de su bando por la
solemne renuncia que hicimos en el bautismo de sus pompas y vanidad.
Esclareced, pues, nuestra mente con las santas máximas de la Religión
que profesamos, no sea que seamos un día confundidos con los Idólatras y
Paganos, que no conocieron a Dios ni fueron iluminados con la infalible
doctrina del Evangelio: sea este hoy vuestro triunfo, y una prueba de
lo que os interesáis en bien de los Devotos que os llaman en su ayuda:
concediéndonos juntamente el particular favor que deseamos conseguir de
vuestra piedad en esta Novena, si fuere para mayor gloria de Dios, honra
vuestra, y provecho de nuestras almas. Amén.
Aquí se hace la petición de la gracia que se quiere alcanzar por medio de esta Novena.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Prodigiosísimo
San Antonio, que estáis atento desde el Cielo a nuestras súplicas, y
que presidís aquí en espíritu estas santas oraciones, con que
solicitamos de conseguir vuestra protección: Vos, viva Antorcha de la
Fe, Mártir de deseos, Serafín inflamado en el divino amor: vos que
fuisteis el regalo y delicias de Jesús niño y los cariños de su
Santísima Madre: Vos, ensalzado del Vicario de Jesucristo con los
ilustres renombres de Arca del Testamento, Doctor santísimo, y armario
de las divinas Escrituras: Aunque sois ya morador de la Corte de Dios
donde gozáis el premio debido a vuestros apostólicos sudores, sois
todavía como morador del mundo, pues os halláis presente al remedio de
toda necesidad: Vos estáis al lado de los enfermos que os llaman, y los
sanáis; de los afligidos, y los consoláis; se invoca vuestro nombre
entre cadenas y calabozos, y les quitáis el horror; óyese vuestro nombre
en el mar, y se aplacan sus iras; se os pide lo que se ha perdido, y lo
restituís; y no parece sino que andáis por bosques y desiertos en
guardia y custodia de las bestias perdidas, para poderlas restituir al
devoto que os las pidiere: ¡Oh, sea mil veces bendito aquel Dios, que os
hizo de un corazón tan benéfico, y que depositó en vuestras manos tan
soberano poder! En vista de todo esto deseo alcanzar de vos una gracia,
dulcísimo Santo mío, y espero que me la haréis, si os la pido con el
debido fervor: Haced, pues, que encuentre la gracia y amistad del Señor,
si la hubiere perdido, y que nunca jamás pierda a un Dios que a tanta
costa me redimió: fortalecedme en su santo servicio, para que siempre le
sirva: avivad mi fe, corroborad mi esperanza, encended mi caridad, y
sed mi guía en los breves y penosos días de esta peregrinación; y sobre
todo estad a mi lado en el punto de mi muerte, ayudándome a acabar mi
vida en gracia y amistad de Dios: Sea este el último triunfo de vuestra
protección; que yo os prometo de celebrar eternamente vuestra piedad, y
de cantar juntamente con Vos en el Cielo las grandes misericordias de
aquel Dios, que vive y reina por todos los siglos de los siglos. Amén.
GOZOS EN HONOR A SAN ANTONIO DE PADUA
Pues sois de Dios tan querido,
Y de la Iglesia el Honor:
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
De su inefable poder
Hizo Dios gloriosa muestra,
Depositando en tu diestra
Lo que Él sabe y puede hacer:
Este fue el premio debido
A tu virginal candor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Os dio la Naturaleza
Garbo y belleza sin par;
Y Portugal por solar
Os dio antigua y real nobleza:
El Cielo y Tierra han unido
En vos todo lo mejor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Por más, y mejor triunfar
Del mundo y de sus engaños,
Te hiciste en tus tiernos años
Canónigo Regular:
Aquí en el claustro escondido
Te das al llanto y rigor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Sigues luego la bandera
De Francisco el Serafín,
Por lograr más alto fin
En más gloriosa carrera:
Te ilustra el sayal raído
Más que tu antiguo esplendor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
De Mártir con el anhelo
Vais al África exhalado;
Y en penoso Apostolado
Os muda el Martirio el Cielo;
De celo y Fe consumido
Mártir os quiso el Señor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Como cándida azucena
Sois de María el cariño,
Y el regalo del Dios Niño,
Que de finezas os llena:
Por su Trono os ha elegido
Jesús, vuestro dulce amor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
De Cristo crucificado
Copia en Alvernia es Francisco;
Y vos sois en otro risco
De uno y otro fiel traslado,
Quedando el mundo encendido
En tan Seráfico ardor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Cuando tratan de impedirte
Tu celo y predicación,
El mar a su confusión
Te envía peces a oírte:
En tierra y mar aplaudido
Quiso el Cielo a tu fervor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Por vos una bestia hambrienta
Se arrodilla al Sacramento,
Sin querer el alimento
Que un hereje le presenta:
Así se vio confundido
De la herejía el error.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Las gentes reconocidas
Te muestran tu mismo don,
Hallando a tu invocación
Bestias y alhajas perdidas:
Las fieras, tu nombre oído,
Pierden su rabia y furor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Sin culpa, y lejos gemía
Tu buen padre calumniado,
Y de muerte amenazado
Justicia al Cielo pedía:
Al punto fue socorrido
Con tu presencia y favor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Como a los ruegos y votos
Todo, Antonio, lo concedes,
Se ve que todo lo puedes
A favor de tus devotos:
De todos eres tenido
Por el común bienhechor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
A tu imperio huye la pena,
Se avivan los miembros yertos,
Los sepulcros dan los muertos,
Y el mar sus iras refrena:
El ciego, el mudo y el tullido
Por ti cobran su vigor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
En el mayor parasismo
Cesa el mal, y aun el Demonio,
Al solo nombre de Antonio
Tiembla con todo el abismo:
Tu poder esclarecido
Es a todo superior.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Muerte, error, calamidad,
Cárceles y pestilencias,
Piedra, rayos y dolencias
Ceden a tu voluntad:
Calma el golfo embravecido
Y del náufrago el clamor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Sois de herejes el Martillo
Y del infiel el Terror;
De la Iglesia el Protector
Y de sus fieles Caudillo:
De Vos fue siempre acogido
El justo y el pecador.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Por triunfo de la verdad
Fresca en Padua está hoy tu lengua,
Sin haber sufrido mengua
Del tiempo o casualidad:
Cuelga el voto agradecido
El peregrino en tu loor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Sois Medico Celestial
Que luego acudís llamado:
Curadnos, pues, del pecado,
Libradnos de todo mal;
Sed de este pueblo escogido
Su dulce y fiel Conductor.
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Pues sois de Dios tan querido,
Y de la Iglesia el Honor:
Dadnos, Antonio, dolor
De haber a Dios ofendido.
Antífona:
Oh lengua bendita, que siempre bendijiste al Señor y le hiciste
bendecir de los demás; ahora se manifiesta claramente cuántos méritos
has obtenido ante Dios.
℣. Ruega por nosotros, bienaventurado San Antonio.
℟. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
ORACIÓN
Señor,
que la piadosa solemnidad de tu confesor San Antonio difunda santa
alegría en tu Iglesia, a fin de que ella reciba sin cesar el auxilio de
tus gracias, y merezca gustar un día de los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO – 5 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA OBTENER EL FERVOR Y ESTIMA DE NUESTRA SANTA RELIGIÓN
Fervorosísimo
San Antonio, que no contento con la renuncia hecha del mundo y de sus
regalos, retirándoos a la vida religiosa entre regulares y observantes
Canónigos, os resolvisteis, tocado de Dios, a entrar en la Religión
Seráfica, que recién nacida llenaba al mundo de maravilla y fervor, por
pareceros que puesto en ella hallaríais fácilmente la palma del
martirio, como la habían hallado aquellos cinco Mártires franciscanos
Berardo, Otón, Pedro, Acursio y Adyuto, a quienes vos mismo habíais
conocido y hospedado en el paso y viaje para su martirio; y cuyas santas
reliquias os trajo Dios a vuestra misma casa y presencia para
enardeceros en el amor de la Fe, y en ansias de derramar por ella
vuestra Sangre: grande fue, Santo mío, la fuerza de espíritu que os hizo
primero bajo un tosco sayal víctima de penitencia, para haceros después
víctima de la Fe a fuerza de ardentísimos deseos del Martirio. ¡Cuánto
os enardecisteis, Santo mío, al vivo fuego de amor de Dios, que
respiraban aquellos miembros despedazados a golpes de los alfanjes
mahometanos! ¿Con qué gozo no mirasteis aquellas preciosas reliquias, a
cuya vista os parecería que estabais aun viéndolos y oyéndolos por la
santa amistad y trato que con ellos tuvisteis, y del que quedasteis
altamente herido por su santo fervor, pues os hizo ir, como a ellos, en
busca de sayones y verdugos que os despedazasen en honor y gloria de
vuestra santa Fe: Y nosotros, Santo mío, ¿qué es lo que hacemos a vista
de tanto fervor, y cuál es la estima que tenemos y mostramos de nuestra
divina Religión? Todo es sangre y martirios a los ojos de un Cristiano;
siendo como son más de once millones de Mártires los que estamos de
continuo alabando y venerando en nuestros Templos. ¿Cómo, pues, no se
enciende más nuestro espíritu? ¿Y cómo puede haber indiferencia y
frialdad a la vista de tanto Mártir de toda edad y condición, y a la
vista de tan santa y maravillosa doctrina, y de tales y tan grandes
milagros, con que en todos tiempos ha autorizado y honrado el Señor la
Religión Católica? No sea verdad, Santo mío, que de hoy más nos dejemos
enfriar en la observancia y aprecio de Religión tan santa: ella hizo
felices a nuestros Padres, que procuraron de mantenerla para dejárnosla
como la más rica herencia para nuestra temporal y eterna felicidad:
ella, pues, nos haga también felices a nosotros sus hijos y herederos,
por medio de la estima de sus sacrosantos dogmas y de la observancia de
sus divinos mandamientos: avivad hoy, Santo glorioso, nuestra Fe y el
aprecio de tan santa Religión; y concedednos también la gracia que
queremos de vos en esta Novena, si es para gloria de Dios, Honor
vuestro, y bien de nuestras almas. Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA TERCERO – 6 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA PEDIR LA CONFORMIDAD CON LA VOLUNTAD DE DIOS
Felicísimo
San Antonio, que hecho Vaso de elección para iluminar al mundo con la
predicación evangélica, fuisteis adornado del Altísimo con las
prerrogativas del Apostolado, aunque habíais vos, Santo mío, resuelto de
evangelizar a los Mahometanos y de dar entre ellos vuestra sangre en
obsequio de la Santa Católica Religión, cortó el Cielo con divino
consejo vuestros designios por medio de ardientes y continuas calenturas
que os asaltaron a la llegada en el África, y os tuvieron cuatro meses
rendido en vuestra pobre tarima; por lo cual, y con el orden de vuestros
Superiores debisteis retroceder y dejar la alta empresa, pero ¿con
cuánta sumisión no os rendisteis, Santo mío, a la voluntad de Dios, en
especial, cuando debiendo, y queriendo volver a vuestra patria, se
conjuraron felizmente los vientos, impelidos del espíritu de Dios, y os
condujeron casi en desecha borrasca a la Sicilia, e Italia, que había de
ser el Teatro de vuestra predicación y milagros? Mas llegado allá, y
puesto por el Señor en la escuela de los Justos, ejercitasteis primero
vuestra humildad, paciencia y resignación, y luego en la soledad de un
monte os fuisteis inflamando, y disponiendo en oración y penitencia para
hacer guerra abierta al pecado y a la herejía, siguiendo siempre con
perfecta sumisión la carrera que os iba señalando el Cielo: También
nosotros, siguiendo vuestro ejemplo, veneramos hoy la conducta que con
vos observó el Señor; y os suplicamos que nos hagáis bien conocer que
toda la perfección del Cristiano consiste en hacer siempre la voluntad
de Dios, siguiendo aquel rumbo que le fuere mostrando su santa y
veladora Providencia: conozcamos también con vuestra ayuda, que toda
edad y estado es a propósito para llegar a la eterna felicidad, mientras
procuremos de seguir las santas inspiraciones, observar en cualquier
empleo y destino la santa Ley del Señor, con lo cual todo nos será medio
de santificación y de lograr el paraíso: allá nos llevarán la salud y
la enfermedad, la pobreza y la abundancia, las honras y las deshonras,
si lo tomáremos todo como venido de la santísima voluntad de Dios.
Iluminadnos pues, Santo dulcísimo con esta luz del Cielo, y hacednos
aprender con vuestro ejemplo la divina ciencia de los Santos, que
consiste en hacer en todo, y por todo la voluntad del Señor, viviendo
siempre en la observancia de su santa Ley, como corresponde a Devotos y
favorecidos vuestros; y concedednos también la gracia particular que os
andamos pidiendo toda esta Novena a mayor honra y gloria de Dios. Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA CUARTO – 7 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA PEDIR UNA VIVA FE Y GRAN AMOR AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Celosísimo
San Antonio, gloria y consuelo de la Católica Iglesia, Defensor de la
Fe, Martillo de los Herejes, y elegido especialmente de Dios para
predicar y ensalzar con estupendos prodigios el inefable y santísimo
Sacramento del Altar: Vos, Santo mío, ardisteis ya desde vuestros
tiernos años en el amor del Sacramentado Señor: a Él se dirigían
vuestros dulcísimos afectos: con Él eran vuestros frecuentes coloquios, y
a su presencia sentíais indecibles dulzuras de amor. Sabíais Vos, que
este es el más rico Tesoro de la Iglesia, la Hostia sacrosanta y
continua de propiciación para aplacar las iras del Padre; este el último
exceso del amor de Jesús, y el don más precioso y la memoria más tierna
e inefable que pudo dejarnos el Redentor: Sabíais también, cuánto
debería de ser el agradecimiento de los Cristianos por tan sublime,
dulcísimo y divinísimo Misterio; porque aquí está vivo y presente el
mismo Dios: aquí están vivas aquellas divinas llagas que le abrió el
amor en la Cruz: aquí vive, y exhala incendio de infinito amor aquel
Corazón santísimo donde se fraguó y consumó nuestra redención: aquí se
nos muestra Dios como un amigo para recrearnos, como un compañero para
ayudarnos, como una guarda y centinela que vela en nuestro bien de día y
de noche desde el altar y sagrario, llenas siempre sus manos de ricos
dones para formar nuestra temporal y eterna felicidad, hasta hacerse Él
mismo nuestro alimento en los días de nuestro destierro, y nuestra
provisión y Viático para el tránsito a la eternidad: ¡Cómo, y cuánto
apreciasteis vos, Santo mío, este tan grande, infinito, e incomprensible
don! Vos hicisteis viva guerra a fuerza de predicación y milagros
contra los herejes que lo impugnaban, hasta obligar a una insensata
bestia a arrodillarse ante el Sacramento, por confundir así la pérfida
obstinación de un Hereje. Ea, pues, Santo mío, avivad hoy entre los
Fieles la Fe del gran Misterio, e infundidnos a todos un santo temor y
temblor a la presencia del vivo y sacramentado Dios, de manera que
mostremos con el respeto, recogimiento y devoción la fe viva del
misterio, y de la presencia, y vecindad de un Dios que nos está aquí
mismo viendo, y recreándose con nuestra vista y obsequios. Ya vos lo
hicisteis respetar de un insensato bruto: haced pues, que lo respeten
los que creen en él, y que sólo pueden vivir felices con su presencia y
comunicación: y alcanzadnos también de este grande y sacramentado Dios
el favor que esperamos conseguir en esta Novena por vuestra intercesión.
Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA QUINTO – 8 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA OBTENER EFICAZ MEMORIA DE LAS VERDADES ETERNAS
Apóstol mío San Antonio, Trompeta del Evangelio, Ángel del Señor, cuyo poder reconoció la naturaleza, obedeciendo a vuestra voz el mar, la tierra y el abismo: Vos, modelo perfectísimo de aquel buen Pastor, que se anduvo siempre afanado en busca de la ovejuela perdida para volverla sobre sus hombros al redil: no os contentasteis, no, Santo mío, con haber santificado a la Italia, y de haber confundido en ella a la herejía con vuestra doctrina y extraordinarios portentos, sino que quisisteis pasar también a ilustrar la Francia, donde se vio a vuestra predicación gran reforma de costumbres, y una como pública abjuración de las herejías que la contaminaban: Sea una y mil veces bendito vuestro apostólico celo, que produjo en todas partes tan copioso fruto de llanto y penitencia, rindiéndose todo al trueno de vuestra evangélica voz y a los prodigios de vuestra diestra: a esta consideración queremos de vos, benignísimo Abogado, que nos hagáis sentir también a nosotros la fuerza de aquellas infalibles verdades que predicasteis: habladnos pues, hoy al corazón, y hacednos prácticamente conocer los altos designios y el soberano fin para que nos creó Dios, y cómo nos mira Él siempre como al objeto de sus cuidados y misericordias: y predicadnos de modo que entendamos bien por vuestro medio cómo se pasa y fenece todo lo terreno; y que siendo pocos, y malos, los días de este destierro, de él nos vamos insensiblemente partiendo unos tras de otros, para entrar en el país de la eternidad, donde o recibiremos el premio de nuestras buenas obras a gloria de la divina Misericordia, o seremos eternamente encarcelados, como rebeldes, en los calabozos infernales para víctimas de su Justicia. ¡Ah, Santo mío!, no sea jamás verdad que encuentren con la suerte de los Réprobos, los que os han invocado en vida para alcanzar por vos, y con vos una eterna felicidad: infundidnos pues hoy un espíritu de Cristiano fervor y un tesón constante en la observancia de la santa ley del Señor, y una fiel correspondencia a los preciosos auxilios de la gracia, con una continua memoria de lo que costamos a nuestro Redentor, y de su preciosísima Sangre, y de aquella dolorosísima Cruz con que nos mereció la entrada y triunfo en la patria de los Vivientes: patria a donde nos llama de continuo su amor, y donde nos están esperando tantos de nuestros conocidos y hermanos, que triunfaron ya de la muerte y del Infierno. También deseamos de vuestra piedad la gracia particular que os pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de nuestras almas. Amen.
Apóstol mío San Antonio, Trompeta del Evangelio, Ángel del Señor, cuyo poder reconoció la naturaleza, obedeciendo a vuestra voz el mar, la tierra y el abismo: Vos, modelo perfectísimo de aquel buen Pastor, que se anduvo siempre afanado en busca de la ovejuela perdida para volverla sobre sus hombros al redil: no os contentasteis, no, Santo mío, con haber santificado a la Italia, y de haber confundido en ella a la herejía con vuestra doctrina y extraordinarios portentos, sino que quisisteis pasar también a ilustrar la Francia, donde se vio a vuestra predicación gran reforma de costumbres, y una como pública abjuración de las herejías que la contaminaban: Sea una y mil veces bendito vuestro apostólico celo, que produjo en todas partes tan copioso fruto de llanto y penitencia, rindiéndose todo al trueno de vuestra evangélica voz y a los prodigios de vuestra diestra: a esta consideración queremos de vos, benignísimo Abogado, que nos hagáis sentir también a nosotros la fuerza de aquellas infalibles verdades que predicasteis: habladnos pues, hoy al corazón, y hacednos prácticamente conocer los altos designios y el soberano fin para que nos creó Dios, y cómo nos mira Él siempre como al objeto de sus cuidados y misericordias: y predicadnos de modo que entendamos bien por vuestro medio cómo se pasa y fenece todo lo terreno; y que siendo pocos, y malos, los días de este destierro, de él nos vamos insensiblemente partiendo unos tras de otros, para entrar en el país de la eternidad, donde o recibiremos el premio de nuestras buenas obras a gloria de la divina Misericordia, o seremos eternamente encarcelados, como rebeldes, en los calabozos infernales para víctimas de su Justicia. ¡Ah, Santo mío!, no sea jamás verdad que encuentren con la suerte de los Réprobos, los que os han invocado en vida para alcanzar por vos, y con vos una eterna felicidad: infundidnos pues hoy un espíritu de Cristiano fervor y un tesón constante en la observancia de la santa ley del Señor, y una fiel correspondencia a los preciosos auxilios de la gracia, con una continua memoria de lo que costamos a nuestro Redentor, y de su preciosísima Sangre, y de aquella dolorosísima Cruz con que nos mereció la entrada y triunfo en la patria de los Vivientes: patria a donde nos llama de continuo su amor, y donde nos están esperando tantos de nuestros conocidos y hermanos, que triunfaron ya de la muerte y del Infierno. También deseamos de vuestra piedad la gracia particular que os pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de nuestras almas. Amen.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SEXTO – 9 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA PEDIR EL AMOR A LA PUREZA, Y EL HORROR A LA DESHONESTIDAD
Castísimo San Antonio, Modelo de perfectísima pureza, pues siendo niño de cinco años os consagrasteis a Dios y a la Santísima Virgen con voto de Castidad, trasluciéndose siempre en vuestros ojos y semblante el inocente y virginal candor de vuestro espíritu: ¡Oh!, y cuánto trabajasteis vos, entre las delicias y regalos de vuestra casa, de vivir en continua mortificación y penitencia, y de tener a raya vuestros sentidos para que no se contaminasen del aire mundano, que tan fácilmente corrompe y envenena el corazón: También predicasteis Vos, y ensalzasteis continuamente la angelical virtud de la pureza, y la infundisteis con sola vuestra vista y conversación, bastando una sola mirada de vuestros ojos, y aun el contacto solo de vuestro habito, para calmar toda sugestión mala, y para sentirse todos movidos al aprecio de la angelical virtud: atraídos, pues, nosotros tras el olor suavísimo de vuestro candor e inocencia, queremos pediros, Ángel purísimo, una gracia muy de vuestro agrado, y es que nos infundáis una santa cautela y una continua vigilancia, para evitar toda ocasión y peligro de manchar tan delicada virtud, refrenando nuestros sentidos, especialmente los ojos, y moderando nuestra lengua: Haced hoy con nosotros lo que con tantos hicisteis, mirándonos desde ese altar de modo que haga en nosotros vuestra vista el maravilloso efecto, de darnos un sumo horror a la inmodestia y desenvoltura: ni jamás permitáis que se cebe en nuestros pechos aquel fuego devorador de la lujuria, que lo abrasa y consume todo: él es un veneno que debilita la mente, corrompe el corazón, destruye las familias, amortigua la fe, y hace tal vez morir como insensatos y empedernidos a los infelices en quien domina; inspiradnos, pues, un grande amor a la santa circunspección y modestia Cristiana, que nos conserve en inocencia y limpieza de corazón, por cuyo medio fuisteis vos tan querido y privilegiado de Jesús y de María. Otorgadnos asimismo la gracia que solicitamos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honra vuestra, y bien de nuestras almas. Amén.
Castísimo San Antonio, Modelo de perfectísima pureza, pues siendo niño de cinco años os consagrasteis a Dios y a la Santísima Virgen con voto de Castidad, trasluciéndose siempre en vuestros ojos y semblante el inocente y virginal candor de vuestro espíritu: ¡Oh!, y cuánto trabajasteis vos, entre las delicias y regalos de vuestra casa, de vivir en continua mortificación y penitencia, y de tener a raya vuestros sentidos para que no se contaminasen del aire mundano, que tan fácilmente corrompe y envenena el corazón: También predicasteis Vos, y ensalzasteis continuamente la angelical virtud de la pureza, y la infundisteis con sola vuestra vista y conversación, bastando una sola mirada de vuestros ojos, y aun el contacto solo de vuestro habito, para calmar toda sugestión mala, y para sentirse todos movidos al aprecio de la angelical virtud: atraídos, pues, nosotros tras el olor suavísimo de vuestro candor e inocencia, queremos pediros, Ángel purísimo, una gracia muy de vuestro agrado, y es que nos infundáis una santa cautela y una continua vigilancia, para evitar toda ocasión y peligro de manchar tan delicada virtud, refrenando nuestros sentidos, especialmente los ojos, y moderando nuestra lengua: Haced hoy con nosotros lo que con tantos hicisteis, mirándonos desde ese altar de modo que haga en nosotros vuestra vista el maravilloso efecto, de darnos un sumo horror a la inmodestia y desenvoltura: ni jamás permitáis que se cebe en nuestros pechos aquel fuego devorador de la lujuria, que lo abrasa y consume todo: él es un veneno que debilita la mente, corrompe el corazón, destruye las familias, amortigua la fe, y hace tal vez morir como insensatos y empedernidos a los infelices en quien domina; inspiradnos, pues, un grande amor a la santa circunspección y modestia Cristiana, que nos conserve en inocencia y limpieza de corazón, por cuyo medio fuisteis vos tan querido y privilegiado de Jesús y de María. Otorgadnos asimismo la gracia que solicitamos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, honra vuestra, y bien de nuestras almas. Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA SÉPTIMO – 10 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA PEDIR EL HORROR A LA AVARICIA, Y EL AFECTO A LA MISERICORDIA
Seráfico San Antonio, que libre y desnudo de todo afecto terreno, seguisteis en vida al crucificado Señor, y vivisteis pobre y en trabajos, como vivió pobre y trabajado el Redentor, que no tuvo donde reclinar la cabeza, para enseñarnos así la pobreza de espíritu y a estar bien lejos de aquel infame vicio de la avaricia, que suele conducir hasta la idolatría, mientras hace venerar como a Dios al interés, hasta sacrificarle el corazón y el alma; espantados nosotros, Santo mío, del abismo de ceguedad y obstinación a que insensiblemente llegan los que están poseídos de la insaciable sed de acaudalar, os suplicamos con todo el ahínco posible, nos deis un espíritu de cristiana moderación y una discreción santa, para conocer y observar las justas leyes que prescriben la razón y el Evangelio en el manejo de los intereses temporales. Bien experimentasteis vos, Apóstol Santo, cuán difícil es desarraigar del corazón esta infame pasión entonces, cuando predicando en las exequias de un avariento, y explicando a los oyentes la verdad de aquel dicho Evangélico: “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”, alzasteis la voz, y asegurasteis al auditorio que el corazón de aquel desventurado se hallaría entre su tesoro, como en efecto se halló. Grande fue entonces la consternación de los que os oían: grande y sumo el horror al ver sacar de la Iglesia al sacrílego cadáver y arrojarlo en un muladar. También nosotros quedamos hoy horrorizados de tan espantable suceso, y pues visteis vos entonces que le faltaba a aquel infeliz difunto su corazón por tenerlo entre sus riquezas, poned ahora vuestros ojos en mi interior, y donde veáis que falta de él mi corazón, por estar puesto entre riquezas y tesoros, alzad la voz de modo que os oiga mi alma y se desprenda a tiempo de tan vil apego: limpiadlo ya de tan peligroso afecto, y dadme juntamente luz para conocer el uso que debo hacer de mis bienes, acordándome del pobre que perece, de la viuda y huérfanos que lloran; para que estos mismos, aliviados y socorridos por mí, sean mis guías y me lleven a la presencia de aquel Dios de las misericordias, que recibe a cuenta suya lo que acá se da a sus mínimos o pobrecitos; y alcance yo así la eterna bendición que está prometida a los compasivos y misericordiosos: También deseo lograr con vuestra ayuda la gracia que pido en esta Novena a mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amén.
Seráfico San Antonio, que libre y desnudo de todo afecto terreno, seguisteis en vida al crucificado Señor, y vivisteis pobre y en trabajos, como vivió pobre y trabajado el Redentor, que no tuvo donde reclinar la cabeza, para enseñarnos así la pobreza de espíritu y a estar bien lejos de aquel infame vicio de la avaricia, que suele conducir hasta la idolatría, mientras hace venerar como a Dios al interés, hasta sacrificarle el corazón y el alma; espantados nosotros, Santo mío, del abismo de ceguedad y obstinación a que insensiblemente llegan los que están poseídos de la insaciable sed de acaudalar, os suplicamos con todo el ahínco posible, nos deis un espíritu de cristiana moderación y una discreción santa, para conocer y observar las justas leyes que prescriben la razón y el Evangelio en el manejo de los intereses temporales. Bien experimentasteis vos, Apóstol Santo, cuán difícil es desarraigar del corazón esta infame pasión entonces, cuando predicando en las exequias de un avariento, y explicando a los oyentes la verdad de aquel dicho Evangélico: “donde está tu tesoro, allí está tu corazón”, alzasteis la voz, y asegurasteis al auditorio que el corazón de aquel desventurado se hallaría entre su tesoro, como en efecto se halló. Grande fue entonces la consternación de los que os oían: grande y sumo el horror al ver sacar de la Iglesia al sacrílego cadáver y arrojarlo en un muladar. También nosotros quedamos hoy horrorizados de tan espantable suceso, y pues visteis vos entonces que le faltaba a aquel infeliz difunto su corazón por tenerlo entre sus riquezas, poned ahora vuestros ojos en mi interior, y donde veáis que falta de él mi corazón, por estar puesto entre riquezas y tesoros, alzad la voz de modo que os oiga mi alma y se desprenda a tiempo de tan vil apego: limpiadlo ya de tan peligroso afecto, y dadme juntamente luz para conocer el uso que debo hacer de mis bienes, acordándome del pobre que perece, de la viuda y huérfanos que lloran; para que estos mismos, aliviados y socorridos por mí, sean mis guías y me lleven a la presencia de aquel Dios de las misericordias, que recibe a cuenta suya lo que acá se da a sus mínimos o pobrecitos; y alcance yo así la eterna bendición que está prometida a los compasivos y misericordiosos: También deseo lograr con vuestra ayuda la gracia que pido en esta Novena a mayor gloria de Dios, honor vuestro, y bien de mi alma. Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA OCTAVO – 11 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA PEDIR LA SEMEJANZA CON JESÚS EN LA MANSEDUMBRE Y HUMILDAD
Humildísimo
San Antonio, Espejo de evangélica mansedumbre, dechado de humildad, y
por esto la ternura y delicias de aquel Jesús a quien sirvieron de Trono
vuestro seno y brazos, reposándose en ellos con todos sus encantos de
gracia y dulzura, para eterno honor y consolación de la Iglesia, que
tanto se regocija de veros a vos con tan dulce y divina prenda en los
brazos: Vos lograsteis, Santo mío, tan gran dicha por vuestra humildad y
mansedumbre. ¡Cuáles, y cuántos fueron los deliquios de amor, que
sentisteis a la presencia y contacto de Jesús niño, y al verlo recrearse
con vos, derramando en vuestro corazón celestial dulzura, hasta
dignarse de haceros con sus mismas manos inefables demostraciones de
cariñoso amor! ¿Con qué ímpetu no se debió de abalanzar vuestro espíritu
hacia aquel divino imán? ¿Y cuál sería el exceso de consolación a la
vista y contacto de aquel Niño, que fue la esperanza de todos los
siglos, y que es el mayor embeleso y gloria de la Corte de Dios? Sí, que
merecisteis vos del Cielo este incomprensible favor, en premio de
vuestro humilde y manso espíritu, poseyendo acá a vuestro Dios, y
viéndole cara a cara, como si fuerais ya Bienaventurado: ¡Oh, si
supiéramos nosotros imitar tan profunda humildad y heroica mansedumbre,
para ser como Vos discípulos de aquel Señor que intima a todos los que
le siguen que sean, como Él, mansos y humildes de corazón! Sofocad,
pues, en nuestros pechos todo espíritu de ira y de soberbia, que es la
divisa de Lucifer, y la que precipitó del Cielo a los malos ángeles; y
haced que aprendamos de un Dios humillado y aniquilado por nuestro amor
la santa humildad; y que aprendamos también de un Dios crucificado a
detestar la presunción y arrogancia, vistiéndonos de la librea de sus
escogidos, siendo como Él mansos, humildes y crucificados al mundo y a
sus devaneos: y ya que Él es la guía y Autor de nuestra Fe, y el modelo
de los Predestinados: seamos siempre semejantes a este divino ejemplar,
con cuya semejanza hemos de ser un día reconocidos por hijos de Dios,
hermanos de Jesucristo y herederos con Él de su Gloria: pedid vos, Santo
mío, este favor a ese dulcísimo Niño que nos mostráis entre vuestros
brazos, y acordadle el exceso de amor con que nos amó; y que pues nos
dio ya toda su Sangre a fuerza de los más crueles tormentos, nos dé
ahora por vuestra intercesión la gracia de vivir acá semejantes a Él,
para reinar con Él y con vos eternamente en su Gloria: y alcanzadnos
juntamente la gracia que solicitamos por medio de esta Novena, si es
para gloria de Dios, honor vuestro, y bien de nuestras almas. Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración final y los Gozos se dirán todos los días.
DÍA NOVENO – 12 DE JUNIO
Por la señal...
Acto de Contrición.
Oración Inicial y los tres Padrenuestros, con sus Ave María y Gloria.
ORACIÓN PARA PEDIR UNA TIERNA CONFIANZA Y DEVOCIÓN CON MARÍA SANTÍSIMA
Dulcísimo
San Antonio, que fuisteis y sois reconocido de todos por un prodigio de
la gracia, y por uno como retrato de la divina Bondad y Omnipotencia;
con sumo consuelo de nuestras almas consideramos ante vuestra presencia
aquel feliz principio de vuestras dichas y privilegios, que fue la
devoción que profesasteis a María Santísima: ella os escogió desde
vuestra cuna por hijo tiernísimo con las más singulares demostraciones
de amor: Ella recibió y presentó a Dios el obsequio que le hicisteis en
vuestra niñez, consagrándoos a Él como Victima de castidad y pureza:
Ella os infundió, mientras que estabais aun a los pechos de vuestra
madre, los más tiernos afectos de amor, adelantándoos milagrosamente el
uso de la razón para que la conocierais y amarais; y disteis ciertamente
buenas pruebas de conocerla y amarla cuando erais niño de pocos días, y
entre los brazos de vuestra piadosa madre dabais saltos de placer, y
extendíais vuestros ternecitos brazos hacia el templo de la Santísima
Virgen, al mostrároslo ella y deciros: “Esta es, hijo mío, la Casa de
María, tu verdadera Madre”, a cuyas palabras os abalanzabais hacia
aquellas santas paredes, por entregaros todo a la gran Señora que ya os
había escogido por su querido hijo. ¡Oh, cuánto agradecisteis vos a la
Santísima Virgen tan especial cariño y protección! Vos endulzasteis de
continuo vuestros labios con su santo nombre, cantándole himnos y
loores: Vos predicasteis por todas partes sus glorias, ensalzasteis su
poder y patrocinio, haciéndola reconocer de todos por la Tesorera del
Omnipotente, Puerta del Cielo, Alcázar de Sion, y verdadera Madre de los
Vivientes. Ahora mismo confesamos también nosotros ante vuestra
presencia, que esta gran Reina y Madre fue el consuelo y esperanza de
nuestros Padres, y que ella es el único refugio de los que vivimos en
este penoso destierro: Ella ha sido, es, y será siempre la medianera con
Dios para aplacar sus iras y conseguir sus misericordias: por Ella
alcanzan gracia los justos, perdón los pecadores, consuelo los
atribulados, remedio los menesterosos; y Ella es finalmente la que guía y
conduce hasta la presencia de Dios a cuantos entran en la Corte de los
Bienaventurados. Vos pues, Protector dulcísimo, tan querido y honrado de
la gran Reina, presentadnos en este punto ante su Trono, y protestadle
que es nuestra voluntad vivir y morir bajo su amparo y protección,
mediante vuestros cuidados y una entera observancia de la santa Ley del
Señor: avalorad pues estos nuestros deseos de modo que acabemos la vida
en gracia de Dios, bajo el patrocinio de tan misericordiosa y dulce
Madre. Y logremos también por vuestro medio el favor que pretendemos en
esta Novena, a mayor gloria de Dios y de su Santísima Madre. Amén.
Pedir la gracia que se desea obtener. La Oración y los Gozos se dirán todos los días.
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CONSAGRACIÓN A SAN ANTONIO DE PADUA, PARA EL DÍA DE SU FESTIVIDAD
Gloriosísimo
San Antonio, honor y consuelo de la Católica Iglesia, que postrada hoy
entre festivos himnos ante vuestros altares, canta y se gloría de haber
sido santificada con vuestras virtudes, ensalzada con vuestra
predicación, defendida y protegida con vuestra continua y poderosa
asistencia: Ya vos fuisteis honrado de Dios con extraordinario poder, y
visteis rendida a vuestro imperio toda la naturaleza: a vuestra voz
salieron los peces de lo profundo a oír vuestra exhortación, y os
obedecieron hasta las mismas bestias, que visteis postradas ante el
Sacramentado Dios: Vos sois el Martillo de los herejes, el espanto y
terror del Infierno; vos sois cual Ángel del Señor, que multiplicasteis
vuestra presencia por multiplicar vuestros beneficios: Vos, ínclito
Taumaturgo, cuyo poder penetra hasta los sepulcros y da vida a los
muertos: llega hasta los calabozos, y rompe sus cadenas: se extiende
hasta la mar, y se apaciguan sus iras. Hoy, y siempre, poderosísimo
Abogado, bendicen y alaban vuestra visible intercesión los ciegos que
recobraron la vista, los mudos el habla, los sordos el oído, los
enfermos la salud, y los afligidos el consuelo, publicando todos, y por
todas partes vuestra continua y especial asistencia para hallar las
cosas perdidas: También yo, Santo mío, quiero hoy alabar y bendecir a
Dios ensalzando vuestro patrocinio; y penetrado del vivo conocimiento de
lo que podéis y deseáis hacer conmigo y con cuantos os invocan, os
presento a mi alma enferma para que renovéis en ella los efectos de
vuestra Bondad y poder: Salvádmela, pues, Santo mío, a toda costa, y no
ceséis de iluminarla, y guiarla por el camino de la eterna salud: soltad
su lengua en himnos y alabanzas del Dios que la creó: haced que oiga la
voz de sus santas inspiraciones; y que esté siempre libre del pecado y
de la tibieza en la carrera y observancia de la santa Ley del Señor:
consoladla también en las penalidades de este destierro, y no permitáis,
Abogado mío dulcísimo, que ella pierda la Silla y puesto en la Patria
de los Vivientes, a donde la llama y espera su Criador y Redentor: Sea
yo un triunfo de vuestro poder; y llegue a ser por vuestro medio
pregonero por toda la eternidad de las misericordias de Dios, alabándole
en compañía vuestra por todos los siglos de los siglos. Amén.
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