Traducción del artículo publicado en NOVUS ORDO WIRE.
30 AÑOS DESDE LAS CONSAGRACIONES EPISCOPALES DE LA FSSPX POR EL ARZOBISPO LEFEBVRE
30 de Junio de 1988-2018
En
1988, el 30 de Junio era Jueves. Litúrgicamente, era la Conmemoración
de San Pablo Apóstol. Ese día, todos los ojos del mundo estaban sobre
una pequeña población en el suroeste de Suiza llamada Ecône. En una
conferencia de prensa el 15 de Junio, el arzobispo francés Marcel Lefebvre (1905-1991)
había anunciado que el 30 de ese mes iba a consagrar cuatro obispos en
Ecône, incluso contra la expresa prohibición del hombre que reconocía
ser el Vicario de Jesucristo, el obispo apóstata polaco Karol Wojtyła,
conocido de otra forma por su nombre de escena, “Papa Juan Pablo II”.
Habiendo
fracasado todas las negociaciones entre la Secta Novus Ordo y la
Sociedad San Pío X (FSSPX) para la consagración de un obispo aprobado
por Roma, el arzobispo Lefebvre procedió a consagrar al episcopado a
cuatro hombres de su propia elección: el inglés P. Richard Williamson,
es español P. Alfonso de Galarreta, el francés P. Bernard Tissier de
Mallerais, y el suizo P. Bernard Fellay. Él obró así en orden de
asegurar la supervivencia de su sociedad sacerdotal (fundada en 1970 con
la aprobación del obispo Novus Ordo local) y la válida transmisión de
la plenitud del sacramento de las Órdenes Sagradas. Esto se había
convertido en necesario toda vez que el rito Novus Ordo impuesto por el
“Papa” Pablo VI en 1968 era claramente inválido.
Aunque la Iglesia prescribe dos obispos co-consagrantes para una
consagración episcopal, solamente un hombre en todo el mundo estuvo
dispuesto a unirse a Lefebvre en esta ceremonia de ordenación: Mons. Antônio de Castro-Mayer (1904-1991), el ordinario retirado de Campos, Brasil.
El 17 de Junio de 1988, el “Cardenal” Bernardino Gantin (1922-2008),
entonces Prefecto de la Congregación Vaticana para los Obispos, le
envió la siguiente advertencia canónica formal al arz. Lefebvre,
anunciándole que la excomunión automática sería la consecuencia si de
hecho consagraba a los cuatro obispos como era planeado:
ADVERTENCIA CANÓNICACongregación para los Obispos a Su Excelencia el Arzobispo Marcel Lefebvre, Arzobispo-Obispo Emérito de TullePuesto que el 15 de Junio de 1988 Vd. declaró que intentaría ordenar cuatro sacerdotes al episcopado sin haber obtenido el mandato del Sumo Pontífice como lo requiere el Canon 1013 del Código de Derecho Canónico de 1983, yo mismo le envío a Vd. esta advertencia canónica pública, confirmando que si llevare a cabo su intención como está declarada arriba, Vd. mismo y también los obispos ordenados por Vd. incurrirán ipso facto en excomunión latæ senténtiæ reservada a la Sede Apostólica, en conformidad con el Canon 1382. Por tanto le intimo y suplico en nombre de Jesucristo que pondere cuidadosamente lo que Vd. está a punto de hacer contra las leyes de la sagrada disciplina, y las muy graves consecuencias resultantes de ésta para la comunión de la Iglesia Católica, de la cual Vd. es un obispo.Dado en Roma, en la Oficina de la Congregación para los Obispos, 17 de Junio de, 1988.Por mandato del Sumo Pontífice,Bernardino Card. Gantin
Prefecto de la Congregación para los Obispos(Fuente: “Advertencia Canónica”, en El Arzobispo Lefebvre y el Vaticano, pág. 112; cursivas propias del original).
De
más está decir, esta advertencia no tuvo el efecto deseado, y el arz.
Lefebvre llevó a cabo las consagraciones el 30 de Junio. Un vídeoclip
resumiendo los detalles de la ceremonia puede ser visto aquí:
El día posterior a las consagraciones, 1 de Julio, el Vaticano envió la amenazada carta de excomunión:
DECRETO
Monseñor Marcel Lefebvre, Arzobispo-Obispo emérito de Tulle, no obstante la advertencia canónica formal del 17 de Junio pasado y los repetidos apelos a desistir de su intención, ha realizado un acto cismático por la consagración episcopal de cuatro sacerdotes, sin mandato pontificio y contrario a la voluntad del Sumo Pontífice, y por tanto ha incurrido en la pena prevista por el Canon 1364 §1, y el Canon 1382 del Código de Derecho Canónico.
Habiendo tomado cuenta de todos los efectos jurídicos, yo declaro que el arriba mencionado Arzobispo Marcel Lefebvre, y Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson, y Alfonso de Galarreta han incurrido ipso facto en excomunión latæ senténtiæ reservada a la Sede Apostólica.
Además, declaro que el Arzobispo [sic] Antônio de Castro-Mayer, Obispo emérito de Campos, puesto que tomó parte directamente en la celebración litúrgica como co-consagrante y adhirió públicamente al acto cismático, ha incurrido en la excomunión latæ senténtiæ prevista por el Canon 1364 §1.
Los sacerdotes y fieles están advertidos de no apoyar el cisma del Arzobispo Lefebvre, de otra manera incurrirán ipso facto en la muy grave pena de excomunión.
De la Oficina de la Congregación para los Obispos, 1 de Julio de 1988.
Bernardino Card. Gantin
Prefecto de la Congregación para los Obispos.(Fuente: “Decreto”, en El Arzobispo Lefebvre y el Vaticano, pág. 126; cursivas propias del original).
Al día siguiente, 2 de Julio, Juan Pablo II publicó un autodenominado documento motu próprio (“de su propia iniciativa”), la Carta “Apostólica” Ecclésia Dei Adflícta, en la cual declaró que por haberse llevado a cabo estas consagraciones episcopales contra su expresa prohibición, los obispos consagrados se habían convertido en culpables de un “acto cismático”.
Por otra parte, él anunció la creación de una comisión especial (Comisión Pontificia “Ecclésia Dei”) para complacer a los que estuvieran afectos a la liturgia pre-Vaticano II pero no querían seguir a los lefebvristas en su cisma. Pocos días después, una nueva orden de sacerdotes fue fundada para este fin, llamada la Fraternidad de San Pedro (FSSP). La FSSP iba a ser justo como la FSSPX en términos litúrgicos, pero estaría en “plena comunión” con la Secta del Vaticano II, aceptando el Concilio y los Nuevos Sacramentos como válidos y lícitos, y siendo obedientes al “Papa”. Varios sacerdotes y laicos dejaron la FSSPX y en su lugar se unieron a la FSSP.
El 6 de Julio, el liderato de la FSSPX —el Superior General en ese tiempo era el P. Franz Schmidberger— envió lo que pudo llamarse su “respuesta oficial” al decreto de excomunión. Era una carta abierta al “Cardenal” Gantin, en la cual los lefebvristas esencialmente declararon su gozo y gratitud al ser considerados excomulgados por una falsa iglesia. Puesto que no es bien conocida y su contenido es en cambio explosivo, la reproducimos aquí in tutto:
CARTA ABIERTA AL CARDENAL GANTIN, PREFECTO DE LA CONGREGACIÓN PARA LOS OBISPOS
Ecône, 6 de Julio de 1988.
Eminencia,
Reunidos en torno a nuestro Superior General, los Superiores de los Distritos, Seminarios y casas autónomas de la Sociedad Sacerdotal San Pío X tenemos a bien expresarle respetuosamente a Vd. las siguientes reflexiones.
Usted pensó bien, por su carta del 1 de Julio, al informar a sus Excelencias el Arzobispo Marcel Lefebvre, el Obispo Antônio de Castro-Mayer, y los cuatro Obispos que ellos consagraron el 30 de Junio, en Ecône, de la excomunión latæ senténtiæ. Dejamos a Vd. juzgar por sí mismo el valor de tal declaración, viniendo de una autoridad que, en su ejercicio, rompe con todos sus predecesores hasta el Papa Pío XII, en el culto, enseñanza y gobierno de la Iglesia.
En cuanto a nosotros, estamos en plena comunión con todos los Papas y Obispos antes del Concilio Vaticano II, celebrando precisamente la Misa que ellos codificaron y celebraron, enseñando el Catecismo que ellos compusieron, de pie contra los errores que ellos muchas veces condenaron en sus encíclicas y cartas pastorales. Dejamos a Vd. juzgar en qué lado de la ruptura será encontrado. Nosotros estamos extremadamente entristecidos por la ceguera de espíritu y la dureza de corazón de las autoridades romanas.
Por otra parte, nunca deseamos pertenecer a este sistema que se llama a sí mismo la Iglesia Conciliar, y se define a sí misma con el Novus Ordo Missæ, un ecumenismo que lleva al indiferentismo y la laicización de toda la sociedad. Sí, nosotros no tenemos parte, nullam partem habémus, con el panteón de las religiones de Asís; nuestra propia excomunión por un decreto de Su Eminencia o de otra Congregación romana sólo sería la prueba irrefutable de esto. Nada mejor pedimos que ser declarados fuera de la comunión con este espíritu adulterino que ha estado soplando en la Iglesia por los últimos 25 años; nada mejor pedimos que ser declarados fuera de esta impía comunión de los impíos. Nosotros creemos en el Único Dios, Nuestro Señor Jesucristo, con el Padre y el Espíritu Santo, y siempre permaneceremos fieles a Su única esposa, la Iglesia Una, Santa, Católica, Apostólica y Romana.
Ser públicamente asociados con esta sanción que es infligida sobre los seis Obispos Católicos, Defensores de la Fe en su integridad y entereza, sería para nosotros un sello de honor y una señal de ortodoxia ante los fieles. Ellos de hecho tienen un estricto derecho a conocer que los sacerdotes que les sirven no están en comunión con una iglesia impostora, promotora de la evolución, el pentecostalismo y el sincretismo. En unión con estos fieles, hacemos nuestras las palabras del Profeta: “Præparáte corda vestra Dómino et servíte Illi soli: et liberábit vos de mánibus inimicórum vestrórum. Convertímini ad Eum in toto corde vestro, et auférte deos aliénos de médio vestri - Abrid vuestros corazones al Señor y servidle a Él solo: y Él os librará de las manos de vuestros enemigos. Convertíos a Él de todo corazón, y apartad de entre vosotros los dioses extranjeros” (I Reyes 7, 3).
Confiando en la protección de Aquella que ha aplastado a todas las herejías en el mundo, le aseguramos a Su Eminencia nuestra dedicación a Aquél que es el único Camino de Salvación.
P. Franz Schmidberger, Superior General
P. Paul Aulagnier, Superior del Distrito de Francia
P. Franz-Josef Mäßen, Superior del Distrito de Alemania
P. Edward Black, Superior del Distrito de Gran Bretaña
P. Anthony Esposito, Superior del Distrito de Italia
P. François Laisney, Superior del Distrito de Estados Unidos
P. Jacques Emily, Superior del Distrito de Canadá
P. Jean Michel Faure, Superior del Distrito de México
P. Gerard Hogan, Superior del Distrito de Australasia
P. Alain Lorans, Superior del Seminario de Ecône
P. Jean Paul André, Superior del Seminario de Francia
P. Paul Natterer, Superior del Seminario de Alemania
P. Andrés Morello, Superior del Seminario de Argentina
P. William Welsh, Superior del Seminario de Australia
P. Michel Simoulin, Rector de la Universidad San Pío X
P. Patrice Laroche, Vicerrector del Seminario de Écône
P. Philippe François, Superior de Bélgica
P. Roland de Mérode, Superior de Holanda
P. Georg Pflüger, Superior de Austria
P. Guillaume Devillers, Superior de España
P. Philippe Pazat, Superior de Portugal
P. Daniel Couture, Superior de Irlanda
P. Patrick Groche, Superior de Gabón
P. Frank Peek, Superior de África del Sur(Fuente: “Carta Abierta al Cardenal Gantin”, en El Arzobispo Lefebvre y el Vaticano, págs. 136-138; cursivas propias del original; subrayas agregadas).
El Vaticano nunca respondió a esta misiva; al menos la FSSPX dice que nunca recibieron una réplica, y no hay razón para dudarlo.
Esta
carta del 6 de Julio al “Cardenal” Gantin revela la extrema
irrazonabilidad de reconocer como legítimos Católicos a autoridades
manifiestamente acatólicas que imponen doctrina, culto y disciplina no
católicas. Es una imposible cuadratura del círculo
y en sí misma herética o al menos próxima a herejía, puesto que implica
que la Iglesia Católica puede defeccionar de la Fe verdadera, la
verdadera adoración, y la salutífera disciplina universal. Si
eso fuera posible, la Iglesia no estaría protegida por el Espíritu
Santo, ella no sería el Arca de Salvación, y las puertas del Infierno habrían prevalecido.
Advertid
que la carta claramente declara o implica que las autoridades Novus
Ordo son parte de una falsa iglesia (“iglesia impostora”), una iglesia
que está en contraste con la verdadera Iglesia (“la Iglesia Una, Santa,
Católica, Apostólica y Romana”), a la que los signatarios insisten que
están siendo fieles. Tan lejos, tan bueno —aunque lo que arroja un
desafío a todo esto es el hecho de que la FSSPX insiste que esos mismos
modernistas son sin embargo autoridades legítimas de la verdadera
Iglesia; autoridades, sin embargo, que deben ser desobedecidas y
resistidas, de otro modo correríamos el riesgo de ser envenenados por su
herética religión. ¡Esto es un absurdo en zancos!
Esto
es porque la FSSPX nunca ha resuelto esta contradicción en su teología
—¡cómo pudieron!— de que las comunidades lefebvristas siempre tienen en
sí mismas el potencial para reconciliarse con Roma o apartarse
completamente a lo suyo. Vemos lo anterior en la FSSP, en defecciones
individuales a la Secta Novus Ordo, y en el movimiento interno de la
FSSPX (encabezado por el obispo Fellay) buscando la aceptación oficial
de Roma incluso como un “modernista genuino” (palabras de Fellay)
es reconocido como Papa. Vemos la última en los autodenominados
“sacerdotes de la resistencia” que dejaron la FSSPX o fueron expulsados
(ellos se llaman a sí mismos “FSSPX de la Estricta Observancia” o
“FSSPX-Marian Corps” [La “Resistencia”
incluye la “Unión Sacerdotal Marcel Lefebvre” en Francia y la “Sociedad
Sacerdotal de los Apóstoles de Jesús y María” en América del Sur, N.
del T.]), entre los cuales se encuentran el obispo Richard Williamson, P. François Chazal, P. David Hewko, P. Joseph Pfeiffer, y otros.
Lo único en lo que aparentemente coinciden totalmente es: el Sedevacantismo —la única posición doctrinalmente sólida y razonable que puede justificar el rechazo a la sumisión a los modernistas en Roma— no es el camino a seguir. Qué interesante.
Aquí hay una selección de nuestros muchos artículos en este blog contra la FSSPX, refutando su teología falsa y anticatólica:
- El Papa Pío IX condena al obispo Fellay
- La FSSPX y el “Papa” Francisco: Absurdistán teológico en pantalla completa
- La piedra de tropiezo del Papado: Por qué Bergoglio no se ajusta
- Desastre en Relaciones Públicas: El épico fracaso en la entrevista del obispo Fellay
- ¿Esto aplica a Francisco?
- Doce preguntas inconvenientes para la Sociedad San Pío X
- Tropezadero en la línea final: La declaración ilógica de la FSSPX sobre la Cuestión Papal
- El caballo de Troya de las negociaciones Vaticano-FSSPX
- Quo Vadis, SSPX? La Sociedad San Pío X después del levantamiento de las excomuniones de 1988
En el 2009, P. Joseph Ratzinger —entonces reclamante del título “Papa Benedicto XVI”— ordenó la remisión de la excomunión
de los cuatro obispos aún vivos: Fellay, Williamson, de Galarreta, y
Tissier de Mallerais. Así como el decreto de excomunión de 1988 había
sido firmado por el Prefecto de la Congregación para los Obispos
(entonces el “Cardenal” Gantin), así también el decteto de 2009 fue
firmado por la misma autoridad novusordiana (entonces el “Cardenal”
Giovanni Battista Re).
Esta remisión vino sin condiciones previas, y Benedicto XVI publicó una carta a los obispos Novus Ordo en todo el mundo
explicando su desición. Sin embargo, el decreto remisorio de la
excomunión decía: “Es de desear que tras este paso se realice
solícitamente la plena comunión de
toda la Fraternidad San Pío X con la Iglesia, testimoniando así
auténtica
fidelidad y un verdadero reconocimiento del Magisterio y de la autoridad
del
Papa, con la prueba de la unidad visible”. Luego del fracaso de las
continuas negociaciones para lograr esta esperada “plena comunión” entre
la FSSPX y la Roma Modernista, sin embargo, la Congregación para la
Doctrina de la Fe preparó un nuevo decreto de excomunión en 2013, pero Francisco el Misericordioso se negó a firmarlo.
Desde entonces, Francisco ha estado gradualmente haciendo concesiones a la FSSPX: En 2015, él designó al obispo Fellay para juzgar casos de sacerdotes de la FSSPX en la primera instancia, y concedió a todos los sacerdotes y obispos de la FSSPX las facultades para absolver “válida y lícitamente” los pecados en confesión durante el “Año de la Misericordia”. No sorprendentemente, cuando el Año de la Misericordia se acabó, esta concesión fue extendida indefinidamente. Entonces el Vaticano comenzó a lanzar la idea de que la FSSPX no aceptaría totalmente el Vaticano II en orden a ser regularizada, y tuvo lugar el ofrecimiento de una prelatura personal.
En un punto el obispo Fellay proclamó que Francisco consideraba que la
FSSPX es Católica, agregando —aparentemente totalmente inconciente de la
fatal ironía— que “la doctrina no es lo importante para él”. Parecía que una reconciliación entre las dos partes era inminente.
Cuando en el 2017 el Vaticano presentó un documento astuto permitiendo a los obispos del Novus Ordo permitir las bodas de la FSSPX en sus diócesis, esto fue demasiado para siete decanos de la FSSPX en Francia, y ellos comenzaron a rebelarse. El obispo Fellay actuó decisivamente, rápidamente removiendo a todos los siete decanos de sus puestos (años atrás, varios laicos franceses de la FSSPX habían demandado la renuncia del obispo Fellay de su puesto como Superior General). El mismo año, el obispo Fellay anunció que le había sido concedido permiso por Roma para ordenar sacerdotes libremente. Aunque no todos en la FSSPX eran tan entusiastas como sus líderes sobre un acuerdo con la Roma Modernista, todo parecía ser fácil para los lefebvristas.
Pero entonces, todo cambió. Intempestivamente, el “Cardenal” Gerhard Ludwig Müller puso un obstáculo en las negociaciones,
requiriendo súbitamente a la FSSPX aceptar cada jota y título del
Vaticano II y del Magisterio postconciliar, como también la legitimidad
de los sacramentos del Novus Ordo, como precondición para cualquier tipo
de reconciliación. Esto efectivamente acabó con todo. “Esto es como el juego de la oca”,
lamentó el obispo Fellay, refiriéndose al popular juego familiar en el
cual la persona puede ser requerida a comenzar de nuevo justo antes de
llegar a la línea de meta.
Este
es, más o menos, el punto en el que la FSSPX está con Roma. Ellos aún
están haciendo lo suyo, y les ha sido dada toda clase de concesiones,
pero en términos de un acuerdo están de nuevo en el punto inicial.
Dependiendo de a quién le preguntes en la Secta Novus Ordo, las
opiniones sobre el estado preciso de la FSSPX varían entre “en cisma” y “ellos pueden ser aceptados como son”.
En cuanto al
Obispo de Castro-Mayer, después de las consagraciones de 1988 él
continuó liderando su movimiento de resistencia en Campos, la
Fraternidad Sacerdotal San Juan María Vianney, en oposición al ordinario
local que lo remplazó en 1981. Como el arzobispo Lefebvre, de
Castro-Mayer murió en 1991, después del cual tres de los cuatro nuevos obispos de la FSSPX consagraron al P. Licínio Rangel (1936-2002) para sucederlo. El Vaticano eventualmente persuadió al obispo Rangel
para firmar un acuerdo para entrar en la “plena comunión” con Juan
Pablo II, transformando su Sociedad de San Juan Vianney en la
“Administración Apostólica Personal” de San Juan Vianney. Esto fue en
Enero de 2002. En ese tiempo, la FSSPX bajo el obispo Fellay le advirtió
a la resistencia de Campos no hacer un acuerdo con el Vaticano (ver aquí y acá),
prediciéndole que los modernistas romanos simplemente estaban
neutralizando su resistencia al Vaticano II y la Nueva Misa, cosa que
exectivamente sucedió.
Aunque el Vaticano permitió la (¡válida!) consagración de un nuevo obispo en el 2002 (Mons. Fernando Rifan)
como parte del acuerdo, uno puede decir verdaderamente que, a todos
intentos y propósitos, la Resistencia de Campos no lo es más. Aunque la “Administración Apostólica Personal” todavía existe,
ellos son en efecto simplemente otra organización indultada cuya
“resistencia” al Vaticano II y los Nuevos Sacramentos, si existe, es a
lo sumo mínima. Hoy Campos es completamente irrelevante. Ellos aún
tienen las bellas externalidades tradicionales e incluso un clero
válido, pero en su interior son simplemente una parte de la Secta del
Vaticano II. En 2013, el obispo Rifan fue captado felizmente concelebrando el servicio de adoración Novus Ordo con el “Papa” Francisco en la Casa Santa Marta. Mons. de Castro-Mayer debe estar revolviéndose en su tumba.
Claramente, la resistencia de Campos es historia. El acuerdo del Vaticano se volvió el beso de la muerte para ellos.
Por eso es más sorprendente que el mismo obispo Fellay que una vez le
advirtió al obispo Rangel no firmar el acuerdo que Juan Pablo II le
ofreciera, hoy está deseoso por un autodenominado acuerdo por la “prelatura personal”
bajo Francisco, algo que él confirmó una vez más en una nueva
entrevista publicada en la edición del 28 de Junio del diario alemán Die Tagespost (ver Regina Einig, “Wir sind ein Störfaktor in der Kirche” -Somos un factor de perturbación en la Iglesia-, Die Tagespost LXXI: 26, pág. 3).
En
relación al 30º aniversario de las consagraciones de Lefebvre este año,
anticipamos que el liderazgo de la FSSPX mantendrá la conmemoración en
un perfil bajo. En años recientes ellos habían estado subrepticiamente
siendo conciliadores con el Vaticano modernista —¡bajo Francisco, de
toda la gente!–, y el obispo Fellay había incluso afirmado sin reparo
que la FSSPX nunca quiso ser cismática o separada de Roma. Aunque la carta del 6 de Julio al “Cardenal” Gantin reproducida arriba cuenta una historia diferente.
Pero
aún hoy, el obispo Fellay repite el mismo reclamo: “Insisto: nunca nos
separamos de la Iglesia”, dice en la entrevista en el Tagespost (pág. 2; traducción nuestra). Quizá de acuerdo a su propia definición peculiar
de “Iglesia” él nunca se ha separado, pero eso no es algo que pueda
experimentar. Los Ortodoxos Orientales han afirmado de antiguo la misma
cosa, y a ellos el Papa Pío IX les tuvo un mensaje claro: “…cualquiera
que sea señalado de cismático por el Pontífice Romano, hasta que no
admita expresamente y respete su potestad, debe cesar de usurpar en
cualquier modo el nombre de Católico” (Encíclica Quártus Supra, n. 9).
Para los que puedan objetar que los lefebvristas reconocen la primacía del Papa, les respondemos con el Papa Pío IX una vez más:
¿De qué sirve, de hecho, proclamar el dogma Católico del primado del Bienaventurado Pedro y de sus sucesores, y haber difundido tantas declaraciones de fe Católica y de obediencia ante la Sede Apostólica, cuando las acciones en sí desmienten abiertamente las palabras? ¿Tal vez que no se convierta incluso menos excusable la obstinación, cuando más se reconoce el imperioso deber de la obediencia? ¿Tal vez que la autoridad de la Sede Apostólica no se extiende más de lo que ha sido por Nos dispuesto, o basta tener comunión de fe con ella, sin obligación de obediencia, para que se pueda considerar como salva la Fe Católica
…Se trata de hecho, Venerables Hermanos y dilectos Hijos, de la obediencia que se debe prestar o negar a la Sede Apostólica; se trata de reconocer la suprema potestad, también en vuestras Iglesias, cuanto menos por lo que concierne a la fe, la verdad y la disciplina; quien la haya negado es un hereje. Quien en cambio la tenga reconocida, pero orgullosamente se rehúse a obedecerla, es digno del anatema. (Papa Pío IX, Encíclica Quæ in Patriarchátu [1 de Septiembre de 1876], nros. 23-24; en Acta Sanctæ Sedis X [1877], págs. 3-37; Vestión inglesa tomada de Papal Teachings: The Church, nros. 433-434.)
Qué
irónico: Resulta que los supuestos defensores de la Tradición abrazan
ellos mismos una posición que es contraria a la enseñanza recibida de la
Iglesia.
Por
cierto: la segunda dodécada del obispo Fellay como Superior General
está a su final. El Capítulo General de la FSSPX se reunirá entre el 11 y
21 de Julio de este año, al final del cual el nuevo Superior General
será elegido. Si los rumores pueden ser creídos,
entonces los candidatos con las mejores chances son el P. Davide
Pagliarani, P. Jürgen Wegner, P. Yves Le Roux, y el P. Niklaus Pflüger.
Este será un evento decisivo para la FSSPX y determinará claramente a
donde irá la sociedad lefebvrista en los próximos doce años, cuando,
podemos seguramente imagniarlo, se considere nuevamente conferir al
menos una consagración episcopal.
En todo caso, una cosa parece cierta: No importa lo que la FSSPX pueda decidir hacer respecto al Vaticano modernista, una posición ortodoxa Católica no será asumida por ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.