Tomado del PADRE HERNÁN VERGARA
Ave María Purísima, sin pecado original concebida.
Con quejarse, victimizarse y recordar todos los momentos malos que hemos pasado, las traiciones o la interminable lista de todas las cosas que no tenemos, no se gana absolutamente nada bueno en vías a nuestra salvación eterna, por el contrario, se crea una especie de justificación emocional y mental donde no somos tan malos como otros, lo cual suele crear conciencias orgullosas que culpan al universo mundo de su falta de virtud solida y santidad de vida. «No te dejes vencer de lo malo: mas vence el mal con el bien». San Pablo a los Romanos XIII, 21.
Queridos hermanos, debemos luchar cada día, cada momento por la salvación eterna de nuestra alma, por vivir cada día en estado de gracia de Dios, para lo cual requiere la fe verdadera, el sacramento de la confesión, la valentía del católico y las disposiciones del alma.
Consideraciones
1º El hombre es creado para amar y servir a Dios Nuestro Señor, cumpliendo su fin alcanzará la felicidad y la salvación eterna de su alma.
No nos perdamos en el mundo de las ideas, de las necesidades aparentes y de culpar a los demás, en eso no hay ningún provecho; ocuparnos por el contrario en trabajar con inteligencia, con fe y constancia en vivir en gracia de Dios, en purificar nuestra alma cumpliendo nuestras obligaciones de estado.
Nada se gana con ver la paja en el ojo ajeno, en victimizarnos o en culparnos de nuestros errores; ocuparse en trabajar hoy con inteligencia en vivir en gracia de Dios y en hacer las cosas bien hechas. «Someteos pues a Dios, y resistid al diablo, y huirá de vosotros». Epístola del Apóstol Santiago IV, 7.
2º Trabaje hoy, empiece hoy no el día de mañana.
No caer en la tentación de cambiar el día de mañana, día que nunca llega, que siempre tiene un motivo para esperar al día de mañana. Algunas almas, esperan ilusamente ganas de rezar para rezar, otros añoran: estabilidad, paz, alegría, confort, bienestar económico, que nadie lo moleste, familia que lo quiera, etc. etc. etc. para entonces sí ser muy buenos y santos, tal día nunca llegara. «No juzguéis antes de tiempo. Dejad que venga el Señor». San Pablos a los Corintios IV, 2.
3º Evite la mala costumbre de justificarse y de echar la culpa a los demás.
Es propio de la soberbia justificarse y culpar a los demás, evadir responsabilidades, victimizarse y colocarse en el lugar del pobrecito; cuando muchas veces fue falta de coraje y de valor para enfrentar sus problemas, y al último, se hacen los muy humildes, los muy buenos para justificar la falta de valía para defender los derechos de Dios y de su dignidad como persona católica.
4º No se pierda en todo lo malo que existe en el mundo, en los problemas de los hombres de Iglesia para justificar su descuido espiritual.
Queremos resultados, no justificaciones. ¿Usted vive en gracia de Dios? ¿Usted esta listo para morir en este momento? Poco o nada debe interesar ni distraernos los miles de problemas, escándalos y errores que suceden en el mundo; ocuparnos de vivir en gracia de Dios, de crecer en virtud y sostenernos en el camino de salvación eterna.
«Que se pierda todo, antes que perder a Dios, y que sea disgustado todo el mundo, antes que lo sea Dios». San Alfonso María de Ligorio.
Dios te bendiga
PADRE HERNÁN ARTURO VERGARA MONROY
La Paz, Baja California Sur, 2 de Diciembre de 2018
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