Nota previa: El Estado de
Eritrea es un país situado en el Cuerno de África, independizado de
Etiopía en 1993, y gobernado desde entonces por el partido Frente
Popular por la Democracia y la Justicia -heredero del marxista Frente
Popular para la Liberación de Eritrea- del presidente Isaías Afeworki.
Su población (escasamente de 5 millones de personas) está dividida
principalmente entre cristianos (la mayoría miembros de la Iglesia
Ortodoxa de Eritrea -miafisista-, la Iglesia Católica Eritrea -metrópoli
sui juris creada en 2015, perteneciente a la tradición litúrgica
alejandrina- y la Iglesia Evangélica Luterana de Eritrea, totalizando
el 62,9 % de la población) y musulmanes suníes (el 36,2 %).
Traducción del artículo publicado por Anne-Bénédicte Hoffner, corresponsal de LA CROIX en Eritrea.
PATRIARCA DE IGLESIA “ACUSADO DE HEREJÍA” Y EXPULSADO
Abune Antonio, de 90 años, es la más reciente víctima del gobierno autoritario de Eritrea
24 de Julio de 2019
El anterior patriarca Antonio III, Abune Antonios Gebremedin Debretsion.
Las relaciones entre el gobierno de Eritrea y las iglesias
cristianas continúan deteriorándose. Esta vez, es el mismo Patriarca
ortodoxo, el nonagenario Abune Antonio I Gebremedin Debretsion, quien ha
pagado el precio.
El sitio web de la Iglesia Ortodoxa OCP (Orthodox Cognate Page) Media Network informó que ha sido “ciegamente acusado de herejía” por "un grupo de obispos” e incluso “excluido de la Iglesia”.
“Esta
iniciativa es parte de los programas autoritarios de propaganda del
gobierno eritreo”, dice la agencia ortodoxa de noticias, que señala que
el Patriarca Antonio ha estado “bajo arresto domiciliario desde 2007” después
de ser “despedido por el gobierno mientras tomaba una firme posición
contra su inferferencia en los asuntos eclesiales”.
De acuerdo con la BBC, la decisión
fue tomada por “cinco de los seis obispos más poderosos del país”
incluyendo al obispo Lucas Gebrehiwet de Gash Barka, el Secretario del
Santo Sínodo [N. del T. Los demás firmantes son Juan de Senhit, Sahel – Keren y Nakfa;
Pedro Asfehe Araya de Assab; Salama Tesfagaber de Semhar y Danakil –
Massawa y Assab; y Mateo Abraham Semereab de Debarwa]. “No sabemos por
qué falta una firma” [la del obispo Cirilo Tesfasilassie de Akele
Guzay-Adi Keyh, N. del T.] resaltó la cadena británica.
UN RÉGIMEN AUTORITARÍSIMO
Desde su indendencia, ganada en una
feroz lucha contra Etiopía en 1991, Eritrea ha estado bajo el control
del presidente Issayas Afeworki, un ex ingeniero de 68 años conocido por
haber apresado sin juicio incluso a sus amigos más cercanos.
El
patriarca Antonio es una de las incontavles víctimas de esteis
autoritarísimo régimen en el mundo, a menudo comparado con Corea del
Norte.
Su Iglesia (la Iglesia Ortodoxa de Eritrea -en tigriña
ቤተ ክርስትያን ተዋህዶ ኤርትራ, Tewahədo Bet’ə K’rstian Ertra) es una iglesia
oriental autocéfala, que se separó de la Iglesia de Etiopía cuando la
independencia de Eritrea fue proclamada en 1993.
Antonios, su
tercer patriarca (y el primer obispo que antes no lo fue de Etiopía),
fue consagrado obispo por el Patriarca Copto Ortodoxo Shenouda III de
Alejandría en 1994 (y como Patriarca en 2004), antes de ser depuesto en
2006, bajo presión del gobierno. La sede permaneció vacante por casi dos
años.
En 2007, las autoridades (a la cabeza del laico Yoftahe
Dimetros) impusieron un sucesor sobre el Santo Sínodo, el Abune
Dióscoro Hagos Mendefera, causando serias dificultades: él no fue
reconocido por algunos de sus fieles, ni por las otras Iglesias.
En
2017, el décimo año del arresto del Abune Antonio, la presión
diplomática de Francia, la Unión Europea, Canadá, Reino Unido y Estados
Unidos se combinaron para lograr su libertad. Para sorpresa de todos,
apareció públicamente el domingo 16 de julio de 2017 y ante más de cien
fieles, participó en una Misa en la Catedral de Santa María en Asmara.
Una
declaración tranquilizadora fue leida durante la Misa y publicada en la
página de la Iglesia Ortodoxa de Eritrea. Muy brevemente, se declaraba
que “después de muchos esfuerzos emprendidos por la Unión de Monasterios
y Estudiosos de la Iglesia Ortodoxa de Eritrea, el problema del
Patriarca Abune Antonio I ha sido resuelto”, y que el Santo Sìnodo unido
ha concluido con él una reconciliación plena y completa.
OPERACIÓN COMUNICACIÓN
En realidad, sólo era propaganda de
parte del régimen. El Patriarca, que estaba rodeado por guardias durante
la Misa, fue nuevamente puesto bajo arresto domiciliario inmediatamente
después de su furtiva aparición pública.
Y la presión sobre la Iglesia Ortodoxa ha continuado. Según Christian
Solidarity Worldwide, que monitorea de cerca y regularmente la situación
en Eritrea, el patriarca, quien es seriamente diabético y sufre de
presión alta, describió -en un vídeo sacado clandestinamente del país en
Abril- sus condiciones de vida, sin asistencia en la “casa de
sirvientes” de una villa habitada por el obispo Lucas.
En su
carta anunciando su expulsión, los cinco obispos afirmaron que “sus
recientes actividades” los habían llevado a concluir que “su
arrepentimiento no fue auténtico”.
“Su nombre nunca debe ser
mencionado o recordado nuevamente, y aquellos que lo hagan serán
severamente castigados”, agregó su carta.
Para la página OCP
Media Network, todo esto es un signo de control político sobre la
Iglesia de Eritrea. Sus líderes han por eso escogido mantener su
confianza en Abune Antonio, quien “todavía es el patriarca canónico de
Eritrea, reconocido por los Ortodoxos y por el resto del mundo
cristiano.
LA IGLESIA CATÓLICA TAMBIÉN BAJO PRESIÓN
La evangélica eritrea
Helen Berhane (de la iglesia Rhema) es una de 27 personas “que sufrieron por su fe” y fue
recibida el 21 de Julio por el presidente Donald Trump como parte de su
II Conferencia por la Libertad Religiosa.
Actualmente refugiada
en Dinamarca, la joven mujer trajo la atención sobre “el destino trágico
del patriarca, al cual nombró, y otros líderes eclesiásticos apresados
sin cargos”, reporta CSW.
En su discurso, el vicepresidente
estadounidense Mike Pence llamó por la liberación del Abune Antonio,
“quien ha estado bajo arresto por doce años, porque se rehúsa a
excomulgar a miembros de su iglesia que critican al gobierno”.
La
pequeña Iglesia Católica del país ha estado también en la mira de las
autoridades desde la publicación, en 2015, de una valiente carta
pastoral titulada “¿Qué has hecho con tu hermano?”, que advirtió contra
la continuada emigración de la población del país.
En Junio, “personal enviado por el Estado -de los sectores del ejército, la policía y la salud- vinieron a demandar la entrega de la infraestructura de salud de la Iglesia Católica”, se quejaron los obispos ante la Ministra de Salud, Amna Nurhusein.
Cuando el hospital católico y los funcionarios de la
clínica rechazaron firmar los documentos de rendición presentados, los
funcionarios del gobierno cerraron el centro y evacuaron a sus
pacientes.
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