¿LO SABÍAS? En los tiempos de hoy no faltan apariciones y devociones dudosas.
Algunas poseen grandes pedidos y otras aparecen para fieles videntes. Por otro lado, devociones que son creadas por padres como forma de mantener apostolados, en otras palabras: recaudar dinero y costear sus vidas llenas de caprichos y de ostentaciones, aunque no parezca.
El problema en todo es que en la mayoría de las veces estás devociones no poseen carácter verídico y sirven apenas para diseminar falsas doctrinas y recaudación de dinero.
Desconfía siempre de apariciones exuberantes y llenas de sentimentalismo y apelativas, en las cuales la aparición nunca señala los errores del modernismo conciliar, la misa nueva, o simplemente alerta sobre hacer penitencia y llama a los fieles a la conversión o incluso a temer el fuego eterno.
O como mensajes y avisos. Parecen ser algo muy fáciles de preverse con el simple hecho de conocer las conveniencias del modernismo y del comunismo, que otrora fueron todos avisados como en La Salette, Rosa Mística o en Fátima.
¿Conoces alguna así?
Un ejemplo casi nunca citado casi a propósito es el ocurrido con San Pedro de Verona.
Se cuenta que San Pedro de Verona, el famoso mártir dominico, encontró una falsa aparición de la Santísima Virgen con toda su belleza y esplendor (según algunos relatos, lo molestaba mientras decía Misa).
Lo que él hizo fue sorprendente: tomó la Hostia, expuesta en una custodia y dijo: «¡Si realmente eres la Madre de Dios, adora a tu Hijo que está realmente presente aquí!» (y según más relatos…), la supuesta aparición súbitamente se transformó en un demonio y luego desapareció en el aire.
Todos los Cátaros que vieron esto, se convirtieron en el lugar.
Lección moral: Aquellos que no obedecen a Cristo o a la Iglesia, sin importar cuán “espirituales” sean, son desobedientes y son del Demonio.
Otra lección es que los demonios y satanás pueden aparecerse incluso como Nuestra Señora. Pero ellos son señales de plena aversión por la Sagrada Eucaristía y están llenos de soberbia.
Jesús está verdaderamente presente en la Santa Eucaristía, y la supuesta aparición no era más que el Demonio queriendo engañar al Santo y a los fieles.
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