sábado, 20 de junio de 2020

MÁS CERCA DE LA UTOPÍA DEL NUEVO ORDEN MUNDIAL

   
Por Atila Sinke Guimarães para TRADITION IN ACTION. Traducción tomada de CATÓLICOS ALERTA.
  
A medida que el hechizo del pánico Covid-19 (sic) se está levantando lentamente, debido a la indignación pública ante la tiranía irracional del gobierno y el bloqueo suicida de nuestra economía, está entrando en escena un poco de sentido común. La gente se está dando cuenta de que:
  • El conteo de muertes de este virus no es tan alarmante como se anunció: a partir de hoy (29 de abril de 2020) es significativamente menor que la gripe de la temporada normal (en 2019, mientras que la gripe mató a 468.000; en 2020 el Covid-19 (sic) mató a 225.000; en 2020 en los Estados Unidos, las muertes de Covid-19 son mucho menores que las causadas por neumonía);
  • Con sus medidas draconianas, los gobiernos federal y estatal están violando los derechos más elementales de los ciudadanos estadounidenses garantizados por la Constitución y, por lo tanto, se exponen a un diluvio de demandas por parte de quienes han sido perjudicados moral y financieramente;
  • Ahora se instala una tiranía real y efectiva en nuestro país en nombre de una emergencia que no se ha demostrado que sea real; una tiranía que está utilizando la fuerza policial para multar y arrestar a quienes no cumplen con el arresto domiciliario arbitrario que se ha impuesto;
  • Estamos sufriendo una tiranía paralela de la prensa, la televisión, la radio y las redes sociales, cuyas compañías controladoras (Google, Facebook, YouTube, Twitter) están interrumpiendo y boicoteando a quienes presentan diferentes puntos de vista sobre esta pandemia;
  • Los datos oficiales ofrecidos al público sobre las muertes causadas por el virus, supuestamente basadas en la ciencia, eran contradictorias: Primero, Fauci declaró que el Covid-19 no era un gran problema; segundo, afirmó que mataría al menos a 2 millones de personas; tercero, declaró que mataría a 165.000, y cuarto, redujo su número a 60.000. Cuando juntamos estas predicciones, muestran que la ciencia del gobierno carece por completo de objetividad. Es sorprendente cómo cualquier persona racional puede creer que estos números en conflicto reflejan una ciencia precisa;
  • No vale la pena destruir la economía más fuerte del mundo para prevenir una supuesta pandemia, sin importar cuán fatal pueda ser;
  • La consecuencia práctica del bloqueo de la economía es el colapso del capitalismo en beneficio del comunismo chino.
Creo que es un gran servicio para el bien común ayudar a romper el hechizo que rodea este virus.
     
Cansados de la trianía y de la violación de la Constitución so pretexto de combatir el virus, los estadounidenses decidieron recuperar sus derechos: arriba, Kansas, abajo, Míchigan.
      
Con suerte, la marea está cambiando y el Orden Mundial Único, que parece ser la consecuencia inmediata de tal propaganda artificial, tendrá que esperar una nueva oportunidad para imponerse.
   
Anhelos de un orden mundial
Mientras tanto, a medida que disminuyen las aguas, podemos ver los hitos que muchos líderes mundiales plantaron en la arena con la esperanza de que la marea continúe subiendo y que haya llegado la hora de la implantación de la República Universal soñada.
   
Enumero algunas de sus declaraciones como una verificación de lo que se ha planeado. En otras palabras, sus declaraciones confirman lo que parece ser la agenda que las Fuerzas Secretas intentaron imponernos.
   
Gobierno global 
  • Henry Kissinger, exsecretario de Estado de los Estados Unidos:
    “Los líderes están lidiando con la crisis en gran medida a nivel nacional, pero los efectos de disolución de la sociedad causada por el virus no reconocen fronteras. Si bien el asalto a la salud humana será, con suerte, temporal, la agitación política y económica que ha desatado podría durar por generaciones. Ningún país, ni siquiera Estados Unidos, puede en un esfuerzo puramente nacional superar el virus. Abordar las necesidades del momento debe, en última instancia, combinarse con visión y programa de colaboración global. (Wall Street Journal, 3 de abril de 2020). 
  • Gordon Brown, ex primer ministro del Reino Unido: Brown ha apelado a la creación de una forma temporal de gobierno global que proporcione un cuerpo unificado para combatir el coronavirus. Tal organización podría así abordar la propagación del virus, coordinar la producción y distribución de equipo esencial, y ayudar a bregar con la recesión económica de la pandemia, dijo.
    Un organismo internacional con poder ejecutivo, explicó Brown. En primer lugar, en el esfuerzo por producir una vacuna eficaz, y en segundo lugar por fabricarla y distribuirla, junto con suministros médicos esenciales, sin que se produzca especulación”. (The Independent, 26 de marzo de 2020).
  • Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, hablando en contra de la decisión de imponer impuestos a las importaciones chinas a los Estados Unidos: Este es el momento de desmantelar las barreras comerciales y restablecer la cadena de provisiones. (L’Osservatore Romano, 20 de marzo de 2020).
       
    Henry Kissinger y Gordon Brown quieren un Orden Mundial Único para manejar el Covid-19 (sic).
      
  • Es mi opinión que los pensamientos reales del Papa Francisco sobre esta crisis fueron expresados ​​por un editorial en L’Osservatore Romano del 4 de abril de 2020, firmado por Marcello Neri. Es muy abarcador. Primero habla de una nueva constitución para todo el mundo, y luego sobre la unión de todas las religiones provocada por la reacción al virus. Lo que sigue son extractos de un artículo más largo:
    Una nueva constitución para el mundo
    La cadena de eventos (en esta crisis) cuyas consecuencias finales tratamos de no ver ya nos ha permitido dar los primeros pasos hacia una nueva constitución para el mundo y un ordenamiento de relaciones sin precedentes. No pasará mucho tiempo antes de que aceptemos el hecho crucial de configurar este paso esencial del hombre y su próxima historia. Es ahora o nunca”.
       
    Una religión universal
    La comunidad cristiana de los creyentes en su complejidad, visto que (con esta pandemia) han volado completamente las barreras confesionales sobre las cuales hemos representado durante siglos el juego de nuestras identidades, tiene en sus cuerdas los instrumentos para tomar en sus manos las riendas de nuestro destino común. Y ha llegado el momento de mostrar a la opinión pública del mundo que cuando nos encargamos de esta tarea no lo hacemos para acapararnos poder en el vacío abierto por la fragilidad de nuestras sociedades y de los sistemas institucionales, sino para poner en común con todos aquella sabiduría evangélica que, entre mil incertidumbres, sabe enfrentar las olas más salvajes de la forma humana de vivir que nos hace a todos iguales.  
    Luego se refiere a la escena del Papa Francisco solo en la Plaza de San Pedro como un representante de todos los hombres independientemente de sus creencias:
    En el vacío de los ordenamientos humanos, el paso vacilante de un ochentón vestido de blanco que se dirige ante Dios para interceder por la humanidad, sin distinguir entre quién es de los suyos y quién no lo es, representa el gesto de un hombre que, en nombre de todos y a favor de todos, toma la historia en sus manos para decirnos que podemos ser nosotros, criaturas frágiles diseminadas por toda la tierra, los autores y autoras de la nueva constitución del mundo. La que determinará las disposiciones de fondo con las que miraremos a los demás y que intentará volver a anudar los hilos rotos de una fraternidad compartida”.
Palabras poéticas que revelan que en el Vaticano muchas personas piensan que ha sonado la hora de completar la utopía. Palabras que reflejan, estoy seguro, el pensamiento del Papa Francisco, que también se ha aprovechado de la pandemia de Covid-19 (sic) para pedir la abolición de toda guerra, el establecimiento de un salario mínimo universal, una reforma agraria universal y la destrucción del capitalismo, que él considera la economía del egoísmo, y que sea sustituido por la civilización del amor.

Para Francisco, la ‘civilización del amor’ es lo opuesto al capitalismo.
      
No me queda del todo claro si Francisco considera o no al régimen comunista chino como una expresión de este amor, aunque cada vez es más evidente que el Vaticano no pierde la oportunidad de alabar a China.
   
Los rumores de una próxima visita papal a Wuhan están en el aire

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