Esta corona instituida por inspiración divina en
1510 por el Beato Miguel de Florencia, monje Camaldulense, y aprobada por el papa León X, se compone de
treinta y tres Padre nuestros en veneración de los
treinta y tres años que Nuestro Señor Jesucristo vivió
en la tierra, y cinco Ave Martas en honor de sus cinco
llagas: de las cuales una se reza al principio de cada
una de las tres decenas de Pater noster; y de las dos Ave
Martas restantes para completar el número de cinco,
una se reza antes de los otros tres Pater noster y otra
después de los mismos. Al fin de cada decena se dice
Gloria Patri, o Réquiem si es per los difuntos. Se termina con el Credo, en el cual están compendiados los
misterios del nacimiento, vida, muerte y glorificación
de Jesucristo, que se considerarán segun la propia capacidad.
He aquí tres entre las muchas indulgencias concedidas a la recitación de la corona del Señor:
- Indulgencia de doscientos años por cada vez al que la rezare verdaderamente arrepentido y confesado, o al menos con firme propósito de confesarse.
- Indulgencia plenaria en el artículo de la muerte al que arrepentido y confesado invocare, al menos con el corazón, el Santísimo nombre de Jesús, con tal que haya rezado la dicha corona una vez durante su enfermedad con la intención de ganar la referida indulgencia, y recuperando la salud, la indulgencia de doscientos años.
- Indulgencia de doscientos años al que llevando consigo la dicha Corona, y hallándose fuera de Roma, y aun en Roma pero legítimamente impedido de visitar las iglesias de las estaciones*, si en los días de las mismas confesado y comulgado visitare una iglesia a su arbitrio, o estando impedido, rezare la Corona del Señor, los siete Salmos penitenciales con las letanías de los Santos y preces consiguientes según el Breviario Romano. (Raccolta pág. 43.)
MODO DE REZAR LA DICHA CORONA EN SUFRAGIO DE LOS DIFUNTOS
Por la señal ✠ de la santa Cruz; de nuestros ✠ enemigos líbranos, Señor ✠
Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
℣. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
℟. Que hizo el Cielo y la tierra.
℟. Que hizo el Cielo y la tierra.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espirítu Santo.
℟. Como era en el princípio, y ahora, y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
℟. Como era en el princípio, y ahora, y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
- Consideremos el estado lastimoso y digno de compasión de las santas almas del Purgatorio. (Esta y las tres breves consideraciones no son de necesidad.) Un Ave María, diez Pater noster, Réquiem.
- Consideremos cuán fácilmente podemos socorrer a las almas del Purgatorio con nuestras oraciones y otras buenas obras. Un Ave María, diez Pater noster, Réquiem.
- Consideremos que las almas socorridas por nosotros, cuando se hallen reunidas en el Cielo, intercederán por nosotros cerca de su Divina Majestad. Un Ave María, diez Pater noster, Réquiem.
- Ofrezcamos esta corona del Señor a sus sacratísimas llagas por manos de su Madre, para que redunde en refrigerio de las almas del Purgatorio. Un Ave María, tres Pater noster y otro Ave María, Réquiem y el Credo.
Se puede concluir con el De profúndis o
cualquiera otra oración por los difuntos.
SALMO 129 (“De Profúndis”)
Desde lo más profundo clamé a ti, oh Señor.
Oye, Señor, benignamente mi voz. Estén atentos tus oídos a la voz de mis plegarias.
Si te pones a examinar, Señor, nuestras maldades, ¿quién podrá subsistir, oh Señor, en tu presencia?
Mas en ti se halla como de asiento la clemencia: y en vista de tu Ley he confiado en ti, oh Señor.
Oye, Señor, benignamente mi voz. Estén atentos tus oídos a la voz de mis plegarias.
Si te pones a examinar, Señor, nuestras maldades, ¿quién podrá subsistir, oh Señor, en tu presencia?
Mas en ti se halla como de asiento la clemencia: y en vista de tu Ley he confiado en ti, oh Señor.
En la promesa del Señor se ha apoyado mi alma: En el Señor ha puesto su esperanza.
Desde el amanecer hasta la noche espere Israel en el Señor.
Porque en el Señor está la misericordia, y en su mano tiene una redención abundantísima.
Y él es el que redimirá a Israel de todas sus iniquidades.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espirítu Santo.
℟. Como era en el princípio, y ahora, y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Porque en el Señor está la misericordia, y en su mano tiene una redención abundantísima.
Y él es el que redimirá a Israel de todas sus iniquidades.
℣. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espirítu Santo.
℟. Como era en el princípio, y ahora, y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
℣. Dales, Señor el descanso eterno.
℟. Y brille para ellos la luz perpetua.
ORACIÓN
Oh
Dios, Creador y Redentor de todos los hombres, conceded a las almas de
vuestros servidores y servidoras, la remisión de todos sus pecados, a
fin de que obtengan por nuestras humildísimas oraciones el perdón que
ellas siempre han deseado. Vos que vivís y reináis por los siglos de los
siglos. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu
Santo. Amén.
Manual de la Piadosa Archicofradía instituida para aliviar a las Santas Almas del Purgatorio (traducción por el P. Fray Francisco Gaínza Escobás OP). Imprenta del Colegio de Santo Tomás, Manila, 1861, págs. 29-31.
* Las Iglesias estacionales son aquellas especialmente designadas en el Misal Romano para las Misas en los días de la Circuncisión del Señor, Epifanía, las Domínicas
de Septuagésima, Sexagésima y Quincuagésima; desde
el primer día de Cuaresma hasta la Domínica in Albis, S. Marcos; las rogaciones; desde la vigilia de Pentecostés hasta el sábado siguiente; todos los días de las
témporas; las Domínicas de Adviento; y desde la vigilia
de Natividad con las tres misas de este día hasta el de
los Santos Inocentes.
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