LA “NUEVA” ESTAFA CONCILIAR: EL SERVICIO MONTINIANO EN LATÍN

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.

    

Brian O’Donnell, un presbítero neoiglesiano de la diócesis de Burlington (Vermont) con barba “despiertita”, lee la Nueva Misa de 1970 en latín “desde la sede” en vez de en el altar.

La Iglesia Conciliar está ahora introduciendo gradualmente el nuevo desorden de 1970 inválido y en toda regla, para reemplazar el nuevo desorden en latín de 1962 anteriormente llamado “indulto, Motu, Forma Extraordinaria”.

Este ha sido siempre el objetivo de la Iglesia Concillar: engañar a los despistados neoconservadores/pseudotradicionalistas para que acepten el lío inválido del Vaticano II, llevándolos a una búsqueda inútil durante los últimos sesenta años.

    

Ahora está claro lo que Benedicto Ratzinger estaba haciendo cuando permitió temporalmente, bajo estrictas restricciones, el uso de la seminovusordita Misa Latina de 1962, que ciertamente NO es la Misa Latina Tradicional, para ser utilizada en las iglesias bajo la términos erróneos de su documento de 2007 “Summórum pontíficum”. Ratzinger dejó claro en la letra pequeña que su permiso sería sólo por un corto tiempo. En 2021, Francisco Bergoglio apretó el gatillo de ese permiso temporal con su decreto “Traditiónis custódes”, que esencialmente acabó con la Misa de 1962.

    

El llamado “Desorden de 1962” también fue ideado por el presbítero francmasón Aníbal Bugnini Ranieri, el arquitecto jefe del “Nuevo Desorden” Protestante-Masónico-Pagano posterior al Anticoncilio Vaticano II. El “Desastre de 1962” no es sólo una forma gravemente corrupta de la Misa, sino que fue fabricado específicamente para conducir casi de inmediato al inválido “Nuevo Desastre”.

    

Ahora la Iglesia Conciliar ha implementado la siguiente fase de destrucción de los servicios católicos tradicionales, inválidos como son en ella porque no quedan sacerdotes ordenados para ofrecerlos (la Iglesia Conciliar dejó de ordenar sacerdotes válidos en 1968 cuando adoptó el Nuevo Ordinal Protestantizado inválido de 1968, que simplemente «instala presbíteros para presidir la asamblea del pueblo», no, como establece el tradicional Sacramento del Orden Sagrado, «para ofrecer el sacrificio de la Misa por los vivos y los muertos»).

   

Y esa siguiente fase es una artimaña para engañar a los despistados neoconservadores/pseudotradicionalistas de la Iglesia Novusordita. La “Misa en latín” ahora se ha transformado en la inválida Misa del Nuevo Orden (Novus Ordo) de 1969, simulada en latín. Esa versión surgió después del Anticoncilio del Vaticano II, pero rara vez se usó.

    

Bajo la dirección del cardenal Arthur Roche, Prefecto del Dicasterio para el Culto [Novusordita], la primera transfiguración ocurrió primero en la diócesis de Austin (Tejas), donde dos Misas de 1962 en la Catedral de Santa María fueron cerradas y reemplazadas por el Nuevo Servicio inválido de 1969, simulado en latín. La verdad de que la Nueva Misa Latina de 1969 es simplemente otra falsificación conciliar será ocultada, al igual que los anglicanos/episcopales y su falso servicio, con “incienso y campanillas”. El Nuevo Desastre Latino de 1970 será simulado, al menos por el momento, con el presbítero inválido y no ordenado mirando al Este cantando canto gregoriano. En otras palabras, será el Nuevo Desastre Protestante-Masónico-Pagano en toda regla disfrazado para parecer un Nuevo Desastre Latino de 1962.

    

¿Esta última estafa neoiglesiana engañará a los neoconservadores/pseudotradicionalistas de la Iglesia Conciliar? Por supuesto que sí. Después de todo, los despistados habitantes de la Deuterovaticanidad creyeron en la mentira de que la "Misa de 1962” es la Misa Latina Tradicional, cualquiera que sea el término inventado que se llame: “Indulto”, “Motu” o “Forma Extraordinaria”. El siguiente paso en la estratagema modernista es obvio: eliminar el latín y dejar atrás sólo la inválida Nueva Misa. Así que los neoiglesianos neoconservadores volverán a donde comenzaron en 1969, después de haber sido conducidos a una oportunidad perdida durante 60 años, a la que sucumbieron voluntariamente, junto con la apóstata Iglesia Novusordita y sus antipapas.