“La historia de Alejandro VI, como nos ha
sido transmitida, es un tejido de falsedades” (Orestes Ferrara y
Marino, abogado, historiador y héroe de la Guerra de Independencia
Cubana)
Alejandro VI (detalle del fresco “La Resurrección de Cristo”, por Pinturicchio).
Independientemente de su vida privada, el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borja):
- Sugirió a los Reyes Católicos líneas de acción para la Evangelización del reino de Granada, y se preocupó que hubieran buenos y sabios misioneros en el Nuevo Mundo.
- Creía en la necesidad de la Fe Católica para la salvación eterna: Citaba frecuentemente las actas del Concilio de Florencia, que definió ex cátedra que todo el que muere fuera de la Iglesia Católica irá al Infierno; y al Gran Duque Alejandro I Jallegón de Lituania le escribió amonestándolo que hiciera todo en su poder para persuadir a su esposa Elena Ivanovna de Moscú (cismática ‘ortodoxa’) a que aceptase la Religión Católica.
- Tuviere o no razón para ello, usó su autoridad apostólica para contener la predicación de Savonarola.
- Fue sumamente devoto de Jesús Sacramentado, y propagó constantemente esta devoción: Junto a su pecho llevaba siempre una teca de oro que contenía la Sagrada Forma Consagrada, alentó la Comunión frecuente y favoreció la oración ante el Santísimo Sacramento.
- Fue muy devoto de la Santísima Virgen: Desde sus días de cardenal iba a rezar ante la imagen de Santa María del Popolo, sus discursos y escritos expresaban confianza y gratitud a Nuestra Señora (a cuya intercesión atribuía la protección frente a sus muchos enemigos), mandó tallar el artesonado de Santa María la Mayor y propagó el rezo del Ángelus (compuesto por su tío Calixto III) en todo el mundo.
- Promovió el ofrecimiento del Santo Sacrificio de la Misa en sufragio de las Ánimas del Purgatorio.
- Atento con los demás hasta la extravagancia, modesto consigo mismo: Fue muy frugal en el comer (en su mesa se servía un solo plato) y abstemio durante toda su vida.
- Aunque protegió a los judíos que vivían en los Estados Pontificios, combatió a los marranos (judíos falsamente convertidos al Catolicismo), que alentaban libelos infamatorios de la Fe y oprimían a los pueblos de América y alentaban la rebelión en España.
- Aun antes de su elección, apoyó las artes y la ciencia (fundó la Universidad de Valencia, acogió al entonces ignorado Pinturiccio en su corte como pintor oficial, y contrató a Bramante para diseñar los planos para construir una nueva Basílica de San Pedro).
- Como estadista, actuó con prudencia, integridad y solicitud, reformando las finanzas pontificias quitándoselas a los agiotistas y ordenó que se cobrase en los préstamos un interés hasta de 6% anual. Además, destinó grandes sumas de dinero para la defensa y ornato de la ciudad de Roma, y mejorar las condiciones de vida de la población.
- Hizo respetar su país frente a los invasores franceses, combatió a los turcos otomanos, y restituyó al Papado el rol protagónico en las relaciones internacionales, rol que habían perdido por la «cautividad babilónica» de Aviñón y el Cisma Occidental: alentó la unificación de España y la paz de ésta con Portugal en cuanto a la repartición de las Indias, y fue de los primeros en intentar la unificación de los reinos italianos (cosa que le granjeó el odio de los Médici, los Colonna, los Orsini, los Savelli, los Bentivoglio, y parte de los Sforza).
- En el aspecto judicial, ordenó la creación de un Tribunal Supremo compuesto por cuatro grandes doctores de Jurisprudencia; y combatió la alta criminalidad que entonces campeaba en Roma, mandando capturar y colgar a los ladrones y homicidas, y que sus casas fueran derruidas.
- ¿Y los famosos “hijos”? En realidad eran sobrinos segundos, al ser hijos de Guillermo Raimundo Llangol y de Borja (sobrino de Rodrigo de Borja) con su esposa Violante de Castelvert, y nacieron en Valencia de España. Pero como Guillermo Raimundo murió joven, Rodrigo los tomó bajo su cuidado (y curiosamente, los llamaba “hijos” EN CRISTO).
- Proyectó un concilio que realizase una reforma de las costumbres en los hombres de Iglesia: proponer a los cardenales una dieta modesta (un plato de pastas, una carne hervida y un asado, y terminar con frutas) acompañada de la lectura de las Sagradas Escrituras, la exigencia de que los clérigos fueran examinados en la moral y que los obispos fueran doctores en Derecho Canónico, y castigar la simonía con la excomunión.
CATÓLICO, NO TE AVERGÜENCES DE TU FE NI DE TU PASADO, NI PERMITAS QUE OTROS (ASÍ TENGAN MITRA) LO HAGAN.
Es interesante conocer esa información. Con tu permiso la postearé en mi blog.
ResponderEliminarEl punto 13 me llama la atención. ¿cómo es eso que eran sobrinos-nietos Cesar y Lucrecia Borgia, entre otros? ¿qué pruebas hay de ello si se supone los tuvo con su amante Vannozza?
ResponderEliminarLa suposiciones y conjeturas tampoco constituyen pruebas en derecho, apreciado Manuel. Y como se indicó a comienzo del artículo, su historia (y la de la casa Borja en general) ha sido manipulada por la Leyenda negra anticatólica y antiespañola, siguiendo las calumnias de sus enemigos italianos, della Rovere, Médici, Colonna, Orsini, Savelli, Bentivoglio y parte de los Sforza (los italianos nunca gustaron de los españoles), que afloraron después de su muerte. Incluso, hay historiadores que consideran que hubo varias “Vannozzas” (que era diminutivo de Giovanna, nombre muy común en la Italia de la época): la mujer de Giorgio della Croce y de Carlo Canale, la adinerada que dejó sus bienes a la piedad, la que vivía acosada por las deudas, la esposa de Antonio da Brescia/Paolo de Brixia, la cortesana de Roma, Giovanna de Candia la dueña de las posadas, y la madre de los hermanos Borja que se casó en segundas nupcias con Domenico de Arignano. De todas ellas se creó una mujer imposiblemente prolífica que usara el apellido de su amante (¡hasta dónde llega el absurdo!). Recomendamos leer para profundizar en el tema el libro “El Papa Borgia: Un inédito Alejandro VI liberado al fin de la leyenda negra”, de la autoría de Lola Galán y José Catalán Deus.
EliminarAhora, aplicando sentido común (infortunadamente evitado como la peste o el coronavirus en nuestros tiempos modernos), ¿implica parentesco consanguíneo el uso de la palabra “hijos” cuando un sacerdote se dirige a su feligresía? Seguramente no. Y no se trata de correr tupido velo sobre la vida privada de Alejandro VI o cualquier otro Papa de la época (por ejemplo, Pío II Piccolomini escribió una obra inmoral antes de ser ordenado sacerdote a los 40 años, de la cual se arrepintió el resto de su vida), sino de hacer la distinción entre esta y sus obras como Pontífices y su defensa de la Fe Católica y del Estado.