«Instruid también a los fieles en que deben venerar los santos cuerpos de los santos mártires, y de otros que viven con Cristo, que fueron miembros vivos del mismo Cristo, y templos del Espíritu Santo, por quien han de resucitar a la vida eterna para ser glorificados, y por los cuales concede Dios muchos beneficios a los hombres; de suerte que deben ser absolutamente condenados, como antiquísimamente los condenó, y ahora también los condena la Iglesia, los que afirman que no se deben honrar, ni venerar las reliquias de los santos; o que es en vano la veneración que estas y otros monumentos sagrados reciben de los fieles; y que son inútiles las frecuentes visitas a las capillas dedicadas a los santos con el fin de alcanzar su socorro». (Concilio de Trento, canon XXV)
Después de haber celebrado el día de todos los Santos, o sea, la fiesta de todas las almas que han entrado en el cielo, la Iglesia honra hoy las santas reliquias de sus cuerpos, que en la tierra quedan, esperando la resurrección gloriosa, de que son prenda segura.
Desde los primeros tiempos de la Iglesia se celebraban en las catacumbas los santos misterios sobre las tumbas de los mártires, para unir su sacrificio al del Salvador. Más tarde, en Roma, se erigieron basílicas en su honor; vastos relicarios que albergaban el sepulcro de los mártires más célebres. Los restos de quienes habían confesado su fe por el martirio se depositaban bajo el altar mayor, o confesión de las basílicas que se les consagraban; de ahí procede la costumbre de la traslación de las reliquias de los mártires, parte esencial de la ceremonia de la dedicación de una iglesia, así como también la de colocar reliquias de los santos mártires en todos los altares, en el hueco de una pequeña cavidad del ara, llamada tumba. La misa de las santas reliquias se halla compuesta en gran parte de pasajes entresacados de la liturgia de los mártires.
Las reliquias se clasifican de esta forma:
- De Primera Clase: el cuerpo del santo o partes notables de este. Las
reliquias de Primera Clase se dividen a su vez en tres tipos:
- Insignes: cuerpos enteros o una parte completa de este, o un órgano incorrupto.
- Notables: partes importantes del cuerpo pero sin constituir un miembro entero, como medio hueso de la pierna, por ejemplo.
- Mínimas: esquirlas de huesos, pelos, sangre, o minúsculos trozos de carne.
- De Segunda Clase: objetos que los santos usaron en vida.
- De Tercera Clase: cualquier objeto tocado a una reliquia de primera clase o a la tumba del santo.
ORACIÓN
Aumenta en nosotros, ¡oh Señor, Tú que haces maravillas en las reliquias de tus Santos!, la fe en la Resurrección: y haz que participemos en la eterna gloria, cuya prenda veneramos en sus restos. Por J. C. N. S. Amén.
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