CAE RED JUDÍA QUE VENDÍA NIÑAS A PEDERASTAS ISRAELÍES EN COLOMBIA
José González
El Daily Stormer
11 diciembre, 2018
Los judíos son la semilla de Satanás, cada vez lo tengo más claro.
De acuerdo con las autoridades colombianas, los presuntos responsables vendían planes turísticos a Medellín, Cartagena, Santa Marta y Bogotá, únicamente para connacionales israelíes, pero en vez de promocionar “los atractivos culturales e históricos” de estas ciudades, dice la Fiscalía, lo que vendían eran servicios de turismo sexual con menores de edad.“Los paquetes eran promocionados exclusivamente entre nacionales de Israel, la mayoría empresarios y hombres que terminaban su servicio militar obligatorio en ese país”, dijo la Fiscalía en un comunicado. “A su llegada a Colombia, los extranjeros cumplían tours en hoteles, hostales, fincas y yates, asistían a fiestas privadas de música electrónicas y diversos escenarios en los que primaba la esclavitud sexual de menores de edad, jóvenes y mujeres, y el consumo de licor y droga”.
La red de prostitución en Cartagena la construyó una tal Campos Puello junto a un grupo de israelíes. No me estoy inventando nada.
Desde hace más de una década, Campos Puello, que había nacido en el popular barrio de Blas de Lezo, construyó su imperio de prostitución aliada con un grupo de israelíes.Según la Fiscalía, la alianza de esta mujer con los extranjeros, entre ellos el buscado Assi Moosh no tardó en convertirse en toda una industria de la prostitución, con la llegada al país de cientos de soldados israelíes sedientos de placer y fiesta, con los bolsillos llenos de dólares, y con la paradisíaca ciudad de Cartagena como telón de fondo, el negocio para ‘Madame’ fue redondo.
Las autoridades también revelaron que las menores de edad recibían entre 200.000 y 400.000 pesos (entre 65 y 130 dólares) “por soportar los vejámenes de los turistas israelíes” y a través de un grupo de WhatsApp llamado “Purim”, por una festividad judía, las niñas eran prensadas e intimidadas.
La festividad judía del Purim conmemora la masacre de 75.000 persas.
¿No es “curioso” que el grupo de WhatsApp que utilizaban para cazar a niñas colombianas se llamara Purim? Porque los judíos han sido acusados en todo el globo, desde hace milenios, de sacrificar niños —preferentemente cristianos— durante esta festividad.
Los libelos de sangre o calumnias de la sangre fueron acusaciones en las que se afirmaba que los judíos realizaban crímenes empleando sangre humana durante sus rituales religiosos. Esta práctica calumniosa, con alguna excepción aislada de los primeros siglos de nuestra era, tiene su origen en la Europa bajomedieval.
Los judíos por supuesto lo niegan, y señalan que todo es una gran conspiración antisemita. Porque que te acusen de lo mismo en Europa, Oriente Medio y América durante milenios solo puede deberse a una gran conspiración antisemita, y la existencia del antisemitismo en sí es irracional, inexplicable. Es como un virus, que se esparce allí donde van los judíos.
La fiscalía debería investigar a fondo esta mafia judía, y averiguar si, además de prostituir niñas a turistas israelíes, estaba envuelta también en el tráfico de órganos, otra afición conocida de esta tribu del Diablo.
Comprar un órgano cuando en el propio país no llega es un pasaporte a la vida. No es extraño que los mejores clientes para el turismo de trasplantes sean pacientes que proceden de países con una mayor dificultad para encontrar donantes. Israel es, con diferencia, el principal cliente de este negocio oscuro y atroz. “Es un país con poder adquisitivo y sin donación de cadáver”, explica Rafael Matesanz, de la ONT. Algunos rabinos se oponen a la donación. Las agencias de seguros sufragan las operaciones en el extranjero.
¿A qué espera Colombia para expulsar a todos los judíos del país?
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