Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
El Martirologio Romano, en el día 25 de Septiembre tiene la siguiente anotación:
“Apud castéllum Emmaus natális beáti Cléophæ, qui fuit Christi discípulus, quem et in eádem domo in qua mensam Dómino paráverat, pro confessióne illíus a Judǽis occísum tradunt, et gloriósa memória sepúltum” (En el castillo de Emaús, el natalicio del bienaventurado Cleofás, que fue discípulo de Cristo, y que en la misma casa en la cual dispuso la mesa para el Señor, del cual se cuenta que por su confesión fue muerto por los judíos, y sepultado con gloriosa memoria).
Cleofás –refiere Piero Bargellini– fue uno de los dos discípulos que el día de la resurrección de Jesús, volviéndose a Emaús al término de las celebraciones pascuales, fueron encontrados en el camino y acompañados por el Resucitado, al que reconocieron solamente después de haberle ofrecido generosamente hospitalidad. “Nosotros esperábamos que él sería el que liberaría a Israel; en cambio…”. En las palabras que los dos discípulos dirigen al desoconocido hay el eco de una delusión común a los apóstoles en aquella hora de la prueba. “Incluso algunas mujeres, que están entre nosotros, nos han hecho maravillar”. […]
Puesto que María de Cleofás es madre de Santiago el Menor, de José, de Judas Tadeo y de Simón, se sigue que Cleofás es su padre. ¡Padre de tres apóstoles! Según Eusebio y San Jerónimo, Cleofás era nativo de Emaús. Y en Emaús, según una antigua tradición, Cleofás, “testigo de la Resurrección”, fue asesinado por sus compaisanos, intolerantes de su celo y de su certeza de fe en el Mesías resucitado. San Jerónimo nos asegura que ya en el siglo IV su casa era fue transformada en iglesia. El Martirologio Romano ha insertado su nombre en la fecha hodierna y confirma el martirio acaecido por manos de los judíos.
Sustancialmente Cleofás (llamado también Alfeo) era tío paterno de Jesús, hermano de San José y padre de los cuatro “hermanos” (esto es, primos) de Jesús.
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