En tus manos me entrego, Señor, haz conmigo lo que quieras. Me has hecho para Ti.
No quiero pensar más en mí mismo. Quiero seguirte. ¿Qué quieres que haga? Seguiré tu camino. Sea lo que sea –dolor o alegría– lo quiero hacer.
Te ofrezco los deseos, las debilidades, los planes que me apartan de Ti y me inclinan sobre mí mismo.
Señor, Tú has sido admirable conmigo, durante toda la vida. En adelante no me abandonarás. Lo sé, aunque no tengo derecho ninguno ante Ti.
No me dejes seguir mi camino sin pensar en Ti. Haz que todo lo examine ante Ti, que busque tu voluntad en cada decisión y tu bendición en cada acción. Como el reloj de sol actúa por el sol, así quiero yo moverme por Ti, si Tú quieres llevarme y guiarme.
A Ti me entrego totalmente. Amén.
John Henry Newman
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