El 4 de Agosto de 2019, memoria de San Juan María Vianney (entre los novusordianos, porque para nosotros los Católicos su fiesta
es el 9, mientras que el 4 de Agosto es Santo Domingo de Guzmán y
aniversario de la elección de San Pío X al Solio Petrino), Bergoglio hizo publicar una carta a los sacerdotes de su secta, en la cual, ¿qué creéis?, elogia no al Santo Cura de Ars, sino a un marxista ítalo-argentino llamado Lucio Gera, propugnador de la “Teología del Pueblo” o “Teología de la Cultura” (rama autónoma de la “Teología de la Liberación” y tan ficticia como la otra, según la cual “el pueblo” no es sujeto a evangelizar sino sujeto evangelizador) como modelo de sacerdotes:
«Quisiera recordar aquí a un gran maestro de vida sacerdotal de mi país natal, el padre Lucio Gera quien, hablando a un grupo de sacerdotes en tiempos de muchas pruebas en América Latina, les decía: “Siempre, pero sobre todo en las pruebas, debemos volver a esos momentos luminosos en que experimentamos el llamado del Señor a consagrar toda nuestra vida a su servicio”».
Lucio Gera Favaro
Según nos informa don Augusto Padilla en su CATAPULTA, Lucio Gera Favaro (quien fue ordenado sacerdote válidamente en 1947 con el rito romano tradicional) abandonó la doctrina tradicional -fue alumno del Padre Leonardo Castellani en el Seminario Conciliar Metropolitano “Inmaculada Concepción” de Buenos Aires- en los años 60, y se transformó en cómplice de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), guerrilla marxista-leninista liderada por Envar El Kadri Manna, alias “Cacho”, colaborando con su revista “Cristianismo y Revolución”, dirigida por Juan García Elorrio.
Gera, junto a Juan Carlos Scannone SJ, es uno de los dos teólogos que más han influido en Francisco Bergoglio, quien el fatídico y malhadado 13 de Marzo de 2013, día de su elección como sexto antipapa y gerente de la oenegé deuterovaticana (no Iglesia Católica) se asomó a la loggia para pedir “la bendición del pueblo”, y ordenó una encuesta al pueblo para conocer su opinión sobre la familia y otras cuestiones de moral sexual (de ahí salió Amóris Laetítia y otros documentos infames).
Los marxistas le rinden honor a este heresiarca cuyo retrato se encuentra en la facultad de teología de la UCA en Argentina, donde con la complicidad de la jerarquía apostata (Bergoglio y Alfredo Horacio Zecca, por ejemplo) este hereje era profesor.
El sacerdote tradicionalista Nicolás Despósito, profesor en el Seminario de la Santísima Trinidad en Brooksville (Florida), publicó el siguiente trino:
«Haz una búsqueda de palabras, y encontrarás que nunca es mencionado [el] “Santo Sacrificio de la Misa”, nunca es mencionada [la] “Misa”, sólo una vez se menciona la “Eucaristía” refiriéndose a la Misa y otra vez con una “e” minúscula para referirse a otra cosa (¿quién sabe qué?). Se supone que es una carta a los sacerdotes».
refiriéndose con ello al siguiente párrafo en particular:
«Hermanos, el dolor de tantas víctimas, el dolor del Pueblo de Dios, así como el nuestro propio no puede ser en vano. Es Jesús mismo quien carga todo este peso en su cruz y nos invita a renovar nuestra misión para estar cerca de los que sufren, para estar, sin vergüenzas, cerca de las miserias humanas y, por qué no, vivirlas como propias para hacerlas eucaristía [Cf. Evangélii Gáudium, 268-270]. Nuestro tiempo, marcado por viejas y nuevas heridas necesita que seamos artesanos de relación y de comunión, abiertos, confiados y expectantes de la novedad que el Reino de Dios quiere suscitar hoy».
atribuyéndole al pueblo el rol de redentor, y negando que los escándalos ha los que hace referencia son causados por el clero homosexualizado y mafioso.
Decimos que esta carta (que repite la blasfemia de que «la Esposa de Cristo ha sido atrapada en flagrante adulterio» al hablar de los escándalos de abusos sexuales por parte de los clérigos conciliares, y remata con decirles que «no se aíslen de su gente y de los presbiterios o comunidades. Menos aún se enclaustren en grupos cerrados y elitistas»), lejos de honrar a San Juan María Vianney, LO INSULTA, ya que lo presenta como uno de los bergoglianos pastores “con olor a oveja”, siendo que él era todo lo contrario. El Santo Cura de Ars combatió toda su vida contra la inmoralidad y la irreligiosidad que había calado en su parroquia por culpa de la Revolución (basta con leer u oír sus sermones para hacerse un cuadro de cómo era la Francia del siglo XIX), y si viviera en nuestros días, sería censurado y perseguido por condenar a Bergoglio y sus antecesores conciliares como apóstatas. Además, su santuario en Ars-sur-Formans está ocupado por los modernistas, como Patrice Chocholski, el cual el año pasado expulsó a Don Alessandro Minutella y le abrió las puertas al apóstata Enzo Bianchi que niega la divinidad de Cristo.
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