Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
El folleto La Domenica –difundidísimo en las iglesias italianas– presentó el 18 de agosto un “testigo luminoso” del siglo pasado: Hélder Câmara (1909-1999), del cuale está en curso desde 2015 el íter (facilitado) para la beatificación y canonización.
TRADUCCIÓN
Sigamos los Testigos luminososMONS. HÉLDER CAMARA. Llamado el Obispo de las favelas, escogió vivir en la periferia dejando su palacio episcopal a los pobres. Helder Camara (Fortaleza 1909 - Recife 1999) fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1931 en Río de Janeiro: fue después nombrado obispo auxiliar en 1952. Participó en el Concilio Vaticano II (1962 - 1965). Fue un alto exponente de la transformación cristiana y política en América Latina. se batió por el abandono del egoísmo burgués y por los derechos de los más débiles a través de una renovación que parte del individuo.Cristina Santacroce
Pero, ¿quién era éste? Nos parece muy escasa la nota biográfica en la foto, y por tanto intentamos volverla más exhaustiva y más correspondiente a la verdad.
Hélder Pessoa Câmara nace en Fortaleza (Brasil) el 7 de febrero de 1909. Fue ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1931 y se hizo conocido en su región como militante y dirigente de las «camisas verdes» de la Acción Integralista Brasileña (AIB) de Plínio Salgado (1895-1975), a menudo presentada como el equivalente brasileño del fascismo. Personaje versátil, cuando la AIB fue disuelta en 1938 por Getúlio Vargas, luego de un silencio inicial, nuestro hombre se recicla hábilmente en el interior de la jerarquía eclesiástica gracias a su carisma y a su activismo. En los años Cincuenta, Câmara, que es ya conocidísimo en los medios y su principal interlocutor, llega al ápice de la jerarquía: en 1952 es electo y consagrado Obispo Auxiliar de Río de Janeiro y deviene en Secretario de la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños. Incluso, las posiciones políticas del Câmara de derecha se deslizan progresivamente a la izquierda hasta acercarse a la teología de la liberación, al marxismo camuflado que hace abajar a Jesucristo al nivel de un subversivo revolucionario.
Hélder Pessoa Câmara, “arzobispo rojo” de Olinda-Recife
Sus posiciones progresistas se mostraron en el Concilio, si bien el verbo “mostrarse” no sea del todo consonante a uno como Câmara. El nuestro era activísimo, bajo la alta guía del Cardenal Suenens (Primado de Bélgica y grande amigo de Montini) en la organización de los encuentros secretos de los obispos y peritos progresistas y en las conspiraciones en contra de los esquemas producidos por las Comisiones Romanas (De fóntibus Revelatiónis, De Ecclésia); y era además acostumbrado al lenguaje cifrado (se hacía llamar Padre Miguel): todas cosas que lo hicieron uno de los motores ocultos, de las eminencias grises de la revolución en capa y tiara que se iba obrando bajo la cúpula de San Pedro, que él mismo llamaba orgullosamente “sacro complot”.
Se registran sus intervenciones a favor del ecumenismo; contra la exaltación de la Virgen Santísima como Medianera universal, Corredentora y Dispensatriz de gracias; a favor de la colegialidad; a favor del control de la natalidad; contra la condena del comunismo.
Durante las grandes ceremonias conciliares habríamos podido asistir a sus éxtasis: cada vez que hablase su líder Suenens para el cual organizaba también los aplausos; cada vez que alguno nombrase al modernista-panteísta Theillard de Chardin SJ; cuando el card. Bernardus Johannes Alfrink apagó proditoriamente el micrófono al card. Ottaviani (ciego) el 30 de octubre de 1962; cuando Pablo VI depuso la tiara el 13 de noviembre de 1964.
Lo mejor de sí lo dio en el post-concilio cuando ya, Arzobispo metrópolita de Olinda-Recife (Pablo VI lo había exaltado a aquella sede en 1964), se definía socialista y convencido sostenedor de la justicia de los análisis de Marx y deviene uno de los mayores representantes de la teología de la liberación (condenada por Juan Pablo II).
Pero en las glorias de este Obispo rojo –precursor de la bergogliana “iglesia pobre para los pobres”– no faltaron la militancia por una democratización de la Iglesia, por la abolición del celibato eclesiástico, por la apertura a los ministerios femeninos, por la concesión del divorcio al cónyuge abandonado.
Aberrante es su lucha contra la condena de los anticonceptivos expresada por la Humanae Vitae de Pablo VI, tildada como un “error” destinado “a torturar a las esposas y perturbar la paz de muchos hogares”, “una nueva condena de Galileo”, “la muerte del Concilio”, “negación práctica de la colegialidad”, “la aniquilación práctica del ecumenismo”.
Pero no es solo la Humanae Vitae la bestia negra del Câmara: es toda la doctrina moral de la Iglesia, una Iglesia madrastra –y decir que Pablo VI había anunciado que con el Concilio la Iglesia había “descubierto su rostro de madre amante y perdonante”– que constringe a las mujeres a procrear, a procreare hijos que tal vez morirán de pobreza.
Abominable una poesía suya a tal propósito:
Quando vejo, nos países desenvolvidos, crianças lindas, lindas, não sinto inveja, sinto remorso. Peço perdão às mães subdesenvolvidas, a quem dedico esta Redondilha Natural:Un escrito obsceno, que recuerda al odio satánico de las varias sectas gnósticas contra la materia y contra la procreación, que se cierra en modo sacrílego con una invocación a la Virgen para que obtenga del Padre su no colaboración “¡en el nacimiento de un monstruillo!”.
Filho, filho, filho…
Se queres o prazer
(e que mais te resta, coitada?…)
tens que procriar,
tens que procriar!
Mesmo que teu filho
nasça um esqueletinho
nasça um rato horrível
que os próprios ratos
nem cheguem a aceitar
(Há ratinhos lindos,
camundongos de encantar)
Filho, filho, filho…
Se queres o coito
(e sabes o que é querer)
tens que procriar,
tens que procriar!
Filho, filho, filho…
Se queres homem
(não queres é nada!)
tens que procriar,
tens que procriar!
Mesmo que teu filho
nasça sem entranhas
pernas de gravetos,
cabeça-balão
feio de espantar.
Sem saber sorrir
só sabendo chorar…
Mesmo que teu filho
cresça no monturo
e um dia o encontres
meio devorado
nem te digo por quem…
Pelos ratos? Pelos porcos?
Por nós todos, por nòs todos,
também, por mim…
Não pensaria nunca em Redondilha assim a cantar às Mães das Áreas-desafio… Gostaria de cantá-la –depois de contar a cena– em rodas-bem, em plena soçaite Mas, sobretudo, gostaria de cantá-la, na Basílica, aos Padres conciliares.
[TRADUCCIÓN:
“Cuando veo, en los países desarrollados, niños lindos, lindos, no siento envidia, siento remordimiento. Pido perdón a las madres subdesarrolladas, a quienes dedico esta Redondilla Natural:
Hijo, hijo, hijo…
Si quieres el placer
(¿y qué más te queda, desdichada?)
debes procrear,
¡debes procrear!
Incluso si tu hijo
nazca un esqueleto,
nazca un ratón horrendo
que ni los ratones
lleguen a aceptar
(Hay ratones lindos,
ratones encantadores).
Hijo, hijo, hijo…
Si quieres el coito
(¿pero sabes lo que es querer?)
debes procrear,
¡debes procrear!
Hijo, hijo, hijo…
Si quieres hombre
(¡no quieres es nada!)
tienes que procrear,
¡tienes que procrear!
Aunque tu hijo
nazca sin entrañas
piernas de rama,
cabeza de balón
feo de espantar.
Sin saber sonreir
sólo sabiendo llorar…
Aunque tu hijo
crezca en el albañal
y un día lo encuentres
medio devorado
no te digo por quién…
¿Por las ratas? ¿Por los puercos?
Por nosotros todos, por nosotros todos,
también, por mí…”
No pensaría en cantar una Redondilla así a las Madres de las Áreas-desafío… Quisiera cantarla –después de contar la cena– en ruedas de bailes, en plena sociedad… Pero, sobre todo, quisiera cantarla, en la Basílica, a los Padres Conciliares] (Dom HÉLDER CÂMARA, Circulares conciliares, vol. I, tomo III - De 10/11 de septiembre a 7/8 de diciembre de 1965 -Luiz Carlos Luz Marquez y Roberto de Araújo Faria, eds.- Recife, Companhia Editora de Pernambuco, 2009. Circular 27ª del 6/7 de octubre de 1965 al distrito de Mecejana en Fortaleza).
Esto es en breve Monseñor Hélder Câmara. Atento a las problemática de los pobres cierto, pero en una manera no católica, e incluso inconciliable con la católica porque se unía en la práctica a aquel comunismo “intrínsecamente perverso y [con el cual] no se puede admitir en ningún campo la colaboración” (Pío XI, encíclica Divíni Redemptóris). Un asesino de la ortodoxia de la fe, non un testigo luminoso del Evangelio (entre otros, la luz mal se concilia con las conspiraciones arriba indicadas), un siniestro (en todos los sentidos) representate de la Revolucióne que quiere subyugar a Jesucristo y su Iglesia a las ideologías del momento.
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