Novena compuesta por el padre Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid, y con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, son sin fecha ni autor conocidos.
NOVENA EN HONOR A SAN LUIS REY DE FRANCIA
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero, Criador y Redentor
mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca
más pecar, y espero en vuestra
misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente Dios y Señor
nuestro, Rey Supremo de
los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a
todas las criaturas del profundo
abismo de la nada, y formasteis al
hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento
de vuestras maravillas: pues
vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos
confianza para invocaros, hacednos
dignos hijos vuestros, santificando
en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra
honra y de la salvación de
las almas redimidas con la preciosa
Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos
pertenezcamos al Reino de vuestra
Justicia por la gracia y la caridad.
Atended, Señor, a la flaqueza
y miseria de nuestro ser, y concedednos
que, fortificada nuestra
alma por la participación de los
Sacramentos, solo suspire por Vos,
único objeto de su amor, y que
ilustrada por medio de vuestra palabra
comprenda los Misterios
altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos. Dadnos
un corazón dócil a vuestras inspiraciones,
piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades,
y mortificado para no dejarse vencer
de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad
necesita para la perfecta práctica
de vuestra Santa Ley; y concedednos
el favor que ahora os pedimos,
y la perseverancia en vuestra gracia.
Por el mismo Jesucristo Hijo
vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y
reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
DÍA PRIMERO - 16 DE AGOSTO
DEL GRANDE AMOR QUE SAN LUIS TUVO A DIOS.
Desde su infancia puso San Luis
su principal cuidado en arreglar
su corazón a la Divina Ley.
Habíale criado su madre Doña Blanca
de Castilla en el temor de Dios,
repitiéndole muchas veces que
antes elegiría verle muerto que
en pecado mortal. Conservó toda su vida la gracia del Bautismo, y
entre los cuidados del gobierno
y las distracciones y ejemplos de
la Corte mantuvo su espíritu puro
de todo afecto terreno, dirigiendo siempre sus acciones a la
mayor gloria de Dios. Este deseo
de agradarle le hizo resolver a la
heroica y gloriosa acción de conquistar
la Tierra Santa: y sin que
los muchos trabajos que allí padeció entibiasen su fervoroso celo, se avivaron más sus deseos de restablecer
la Fe de Jesucristo en
el África; en cuya costa, consumido
más del fuego del Amor Divino que de la peste, dio su alma
al Señor entre afectuosos actos de
Religión y de celo por la propagación de su Santo Nombre.
REFLEXIÓN
Dios siempre rico en misericoridas, que nos creó de la nada, y conserva liberal y
piadoso, no sació la excesiva caridad y amor que nos tiene, sino enviándonos su Unigénito Hijo para
nuestra Redención, adoptándonos
por hijos suyos y preparándonos
una eterna felicidad. En
recompensa solo quiere de nosotros que empleemos nuestro corazón
en amarle únicamente, observando su Santa Ley. Consagrémosle, pues, todas nuestras acciones, y reconocidos a la honra y utilidad, que logramos en ser amados de su Bondad, aspiremos en
todo tiempo a cumplir sus preceptos, no llevando otro fin que
el de agradarle y glorificar su
Santo Nombre.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
en muestra del amor que
nos tenéis, enviásteis al mundo a
vuestro Unigénito Hijo Jesucristo para que se ofreciese Hostia
pura e immaculada en el Ara de
la Cruz por la remisión de nuestros
pecados: admitid estos humildes
ruegos, unidos a los méritos
del mismo Jesucristo, y por
ellos, y la intercesión de vuestro
Siervo San Luis, concedednos un corazón puro y fervoroso, con
que despreciando todo lo terreno,
os amemos y apreciemos únicamente.
Confesamos que nuestra
indignidad no merece la excelente prerogativa de ser amados de Vos, origen de todo bien, y de
que nos mandéis emplear en vuestro
amor: pero Vos, Señor, que
podéis hacer justos y santos a
los inmundos y pecadores, purificaréis
nuestro espíritu, haciéndole sentir la dulzura de vuestra suave
presencia, para que amándoos
únicamente, solo anhelemos agradaros
y cumplir vuestra Santa
voluntad. Así lo esperamos por
el mismo Jesucristo Hijo vuestro
nuestro Señor, que con Vos y el
Espíritu Santo vive y reina, Dios,
por todos los siglos de los siglos.
Amén.
Se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria
Patri; y se concluirá con los siguientes Gozos,
Antífona, Versículos y Oración.
GOZOS
Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encedido,
Con la edad creció el ardor:
Con la edad creció el ardor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido
Santo de marca mayor:
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero
Habiéndole despreciado,
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero
Habiéndole despreciado,
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Con católico valor,
Procurásteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
Procurásteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Miradnos siempe propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
De reyes, de Francia honor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.
Antífona: Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró
por la felicidad de su Pueblo, y
le libró de sus enemigos.
℣. El justo florecerá como la palma,
℞. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.
ORACIÓN
Dios, que del Reino de la
tierra trasladasteis al Bienaventurado
Confesor San Luis a
la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión
y méritos, que logremos igual suerte
en la compañía del Rey de los
Reyes, Jesucristo Hijo vuestro.
Atended propicio a los deseos
de nuestro Rey Católico, concediéndole
feliz y tranquilo gobierno,
y victoria contra los enemigos
de vuestro Santo Nombre,
para gloria vuestra y beneficio
de su pueblo. Por el mismo Jesucristo
Hijo vuestro, nuestro Señor,
que con Vos y el Espíritu Santo
vive y reina, Dios, por los siglos
de los siglos. Amen.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO - 17 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA FERVOROSA ORACIÓN DE SAN LUIS.
Reconociendo San Luis que
toda gracia viene de Dios,
que promete conceder sus dones a quien humilde y confiado se
los pidiere: empleaba el Santo Rey
todos los días muchos ratos en asistir al Sacrificio de la Misa o a
los Sermones, y rezar el Oficio
Mayor, el de Nuestra Señora y
el de los Difuntos. Se hallaba, siempre
que podía, a todas las horas
del Oficio Divino que se celebraba en su capilla; y mientras se lo
permitió su salud, se levantaba a
media noche a los Maitines, retirándose
después a su cuarto a
orar a solas, ofreciendo a Dios el sacrificio de sus lágrimas por la salud
de su pueblo. Introdujo, entre
otras piadosas costumbres que hoy
observa la Iglesia, la de inclinarse
profundamente al cantar el coro: «Et homo factus est», y la de orar un
corto espacio, cuando al concluir
las Pasiones en la Semana Santa se hace en ellas mención de la Muerte
de Jesucristo. En esos días, y otros consagrados a la memoria de
los Misterios de nuestra Redención, se
entregaba a la más humilde
y tierna meditación de los celestiales
beneficios, atrayendo a todos
con su ejemplo a tan necesario ejercicio.
REFLEXIÓN
Aprendamos de este Santo Rey a desechar la pereza y fastidio que tenemos a la Oración, y conozcamos la necesidad en que estamos de valernos de este poderoso medio para alcanzar y no perder la gracia, que es la vida del Alma. La Oración nos ilumina el entendimiento, nos consuela en las aflicciones, nos alivia en los trabajos, destierra la pereza, vence las tentaciones, conserva la devoción, alienta la confianza, y obliga a Dios a que nos conceda el don que le pedimos. No dejemos de la mano las armas de la Oración, para vencer con ellas los vicios que nos oprimen, y conseguir de Dios el remedio de nuestras necesidades.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, Padre
de misericordias y dador
de todo consuelo, que ponéis vuestras delicias en comunicar con
los hombres: A Vos recurre nuestro atribulado corazón, exponiéndoos
las muchas angustias y necesidades
que nos cercan, seguros
de conseguir más prontamente vuestra
protección, cuando nos hallamos
destituidos de humano socorro. Y pues Vos solo inspiráis lo
que os debemos pedir para el logro
de nuestra eterna salud, dignaos
de ilustrar nuestro corazón
para que acertemos a suplicaros
con humildad y confianza lo que
conviniere al remedio de nuestras
aflicciones. Dadnos perfecto conocimiento de vuestra Santa Ley,
fuerza y acierto para cumplirla
enteramente, y un espíritu dócil
y resignado a vuestras disposiciones. Y por la intercesión de vuestro Siervo San Luis, comunicadnos
los consuelos que le hicisteis
gustar en la Oración, para que se
calmen y serenen las tempestades
que en nuestra alma levantan las
pasiones y aficiones terrenas, se
disipen las nieblas de nuestra ignorancia, y alumbrados con las
luces de vuestras inspiraciones, solo
nos ocupemos en amaros y alabar
vuestras misericordias. Así lo
pedimos por vuestro Hijo Jesucristo
nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y
reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA TERCERO - 18 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA MORTIFICACIÓN DE SAN LUIS.
Aunque no perdió San Luis la
inocencia del Bautismo, temeroso
de arriesgar tan precioso
tesoro, imitaba el ejemplo de
San Pablo y de los demás Santos,
que con la continua mortificación
de su cuerpo sujetaron sus pasiones, para no hallarse vencidos de
los incentivos de la carne. Toda
la vida de este Santo Rey fue una
continuada penitencia, practicando
rigurosos ayunos los Viernes,
Adviento, Cuaresma, Vigilias de Nuestra Señora, y muchos Lunes
y Miércoles entre año. Usaba de
un áspero cilicio, se confesaba todos
los Viernes, recibía después la disciplina, y hubo de moderarle su confesor muchas austeridades
que dañaban notablemente su salud.
Entre las muchas tribulaciones que padeció, coronó su paciencia
la de ver malograda la empresa de conquistar la Tierra Santa; y adorando los secretos de la
providencia Divina, sufrió las amenazas, insultos y trabajos de la prisión con tal constancia, que admiró
al Sultán la grandeza de ánimo
con que rehusó cuanto no le
parecía convenir al honor de la
Iglesía, exponiéndose a los tormentos y a la muerte.
REFLEXIÓN
Gran cuidado debemos poner para dominar nuestras pasiones, en mortificar los apetitos, despreciar los deleites, refrenar la sensualidad, y tolerar los trabajos y tribulaciones, para que mitigadas todas las aficiones terrenas, podamos elevar nuestros deseos a Dios con puro y resignado corazón. El ejemplo de este Santo Rey debe alentarnos a sufrir las calamidades que Dios nos enviare, y adorar sus ocultos juicios; y reconociendo cuánta más pena merecen nuestros pecados, consolarnos con la brevedad del tiempo de nuestras aflicciones, y la abundante recompensa que está preparada a nuestra paciencia.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
por medio de la mortificación
y penitencia recibís a vuestra
gracia a los que ha separado de ella su corrompida voluntad: romped con vuestros auxilios la dureza de nuestro corazón, para que compungidos, acertemos a sentir la malicia de nuestros pecados y borrar las manchas que han impreso en nuestra alma, con las lágrimas de una sincera penitencia. Concedednos el espíritu mortificado, que disteis a vuestro Siervo San Luis, para que a su imitación refrenemos las pasiones, y reconozcamos el especial cuidado que, como Padre amoroso, tenéis de avisarnos por medio de las adversidades, para que corrijamos nuestra malicia. Sírvanos este
piadoso recuerdo que nos hacéis, de que confusos y avergonzados
con la multitud de nuestras
culpas, nos convirtamos a Vos,
para que como fuisteis Autor de
nuestra vida, lo seáis también de
la renovación de nuestro espíritu
por medio de la gracia. Así lo
esperamos por nuestro Señor Jesucristo Hijo vuestro, que con
Vos y el Espíritu Santo vive y
reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA CUARTO - 19 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA PUREZA DE SAN LUIS.
La cuidadosa y santa educación que la Reina Doña Blanca de Castilla dio a su Santo hijo, produjo en él grande amor a la pureza y castidad, de que dio admirables ejemplos, no permitiendo discursos indecentes en su palacio, y publicando severas leyes contra los escándalos y disoluciones. Precisado a casarse por el bien de su Reino, observó exacta continencia, y de consentimiento de la Reina su esposa, se abstenía del comercio conyugal en el Adviento, Cuaresma, y demás Vigilias, Fiestas solemnes, y algunos días antes y después del día en que comulgaba, según la práctica
que entonces observaba la
Iglesia: virtud que premió Dios,
concediéndole la fecunda sucesíon de seis hijos y cinco hijas, que
hoy dura y se mantiene llena de
bendiciones para apoyo de la Cristiandad. Para conservar el precioso tesoro de la pureza, huía San
Luis los regalos y placeres del
cuerpo, mortificaba sus sentidos,
comía parcamente, y alimentaba su alma con la Oración y Lección Espiritual, para cuyo fin juntó
en su palacio una copiosa librería
de Santos Padres, siendo su delicia conferir lo que leía con
algunos varones doctos y santos que siempre tuvo en su Corte.
REFLEXIÓN
Los Santos, para conservar la
pureza, redujeron su cuerpo a dura servidumbre, negándose a los placeres y deleites, huyendo
la ociosidad, mortificando sus sentidos con ásperas penitencias
y útiles ocupaciones, clamando a Dios con fervorosa oración,
y meditando siempre en la Pasión
de su Santísimo Hijo. Este
es el único y verdadero camino
de no dejarse vencer de las aficiones
terrenas, y confervar puro
el corazón. Dios nos habla por la
lectura de los buenos libros: nos
instruye, consuela, corrige, y excita
nuestros deseos de anhelar a la
perfección, siendo el medio más
útil para resistir la distracción que
nos causan las tentaciones.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
con tan abundante liberalidad
concedéis vuestra gracia a quien
humilde os la pide: reconociendo
nuestra debilidad, recurrimos a Vos, suplicándoos abraséis nuestro
corazón con el fuego de vuestro
Divino Espíritu, para que conservemos
la castidad y continencia a imitación de vuestro Siervo
San Luis, y os procuremos agradar, refrenando los sentidos, y
apartando de nuestro espíritu todo
afecto impuro y sensual. Concedednos
resolución para mortificar
nuestras desordenadas pasiones, y que el justo temor de
nuestra fragilidad sujete la carne
al espíritu, por medio de la penitencia.
Dadnos el gustar de Vos,
para que saciados con la suavidad
de vuestras delicias, despreciemos
los regalos del cuerpo, y os amemos
con puro y casto corazón. Y pues Vos solo dais esta preciosa
virtud, enviadnos el rocío de vuestra gracia, para que nuestro
espíritu reflorezca con el vigor de
la pureza, y limpios de toda mancha, y libres de las tentaciones sensuales,
consigamos los Dones eternos.
Por Nuestro Señor Jesucristo, vuestro Hijo, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA QUINTO - 20 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA HUMILDAD PROFUNDA DE SAN LUIS.
No ensoberbeció al corazón de
San Luis el extendido y poderoso Reino que poseía, y el
obsequio de sus vasallos; antes,
penetrado del más vivo reconocimiento a la Piedad Divina, que
le había elevado a esta dignidad,
usaba del poder solo para beneficio
de los pueblos, y humillaba su alma bajo la poderosa mano
del Señor, recibiendo todos los sucesos con igual semblante. Lejos de admitir los vanos aplausos
de los aduladores, tenía prevenido a los que le asistían que le
advirtiesen de los defectos que cometía, para corregirlos. Usaba
de gran moderación en su vestido, comida y muebles: apreciaba
más llamarse Luis de Poissy,
porque en este lugar había recibido
el Santo Bautismo, que todos
los honores de Rey de Francia. Cuando entró victorioso en Damieta, no quiso hacerse un trofeo
de los vencidos y obstentar
la gloria de vencedor, admitiendo
las apariencias brillantes del
triunfo, e hizo su entrada como penitente, desnudos los pies,
pobremente vestido, llevando en
la mano un Crucifijo, a quien
quería se atribuyesen únicamente los honores de la victoria. Toleró resignado el rubor de verse vencido y prisionero de los
Infieles, y las amenazas e insultos con que probaron su constancia. Sufrió con igualdad de ánimo
las injurias que le hicieron,
y jamás quiso vengar ofensa cometida
contra su particular persona.
REFLEXIÓN
El que reconoce que todos
los bienes que tiene son
Dones de Dios, humilla su corazón, huye la vanidad, jactancia
y orgullo: ama el silencio, desprecia
las cosas temporales, conserva
la paz, admite con gusto
las advertencias y consejos, y se
hace amable a Dios y a los hombres.
El ejemplo y doctrina de
Jesucristo y de sus Santos, nos convencen
de la necesidad
que
tenemos de adquirir esta preciosa
virtud de la humildad, primero y principal fundamento de la vida Cristiana.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
para ejemplo y remedio
de los hombres enviásteis al
mundo a vuestro Santísimo Hijo Jesucristo, semejante a nosotros en todo menos en el pecado:
dadnos, Señor, un perfecto conocimiento
de nuestras miserias y defectos, para que reconociendo
que cuanto hay bueno en nosotros
es Don de vuestra poderosa mano,
humillemos nuestro corazón y huyamos de la vana complacencia y estimación propia,
y de la ambición de las cosas terrenas.
Y pues nos dejásteis tan
admirables ejemplos de esta virtud
en vuestro Siervo San Luis, os suplicamos por su intercesión nos
concedáis un espíritu contrito y
humillado, que no se envanezca
con la alabanza ni se deje vencer
de la presunción, sino que
imitando la humildad de vuestro
Santísimo Hijo, vivamos sobria,
justa y piadosamente, y merezcamos ser consolados de Vos, logrando el descanso y quietud de
nuestro espíritu, la facilidad en
cumplir vuestros Santos preceptos,
y el premio que tenéis preparado a los verdaderos humildes. Así os lo rogamos por el mismo Jesucristo, Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA SEXTO - 21 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA CARIDAD DE SAN LUIS CON SUS PRÓJIMOS.
La misericordia y compasión
acompañaron a San Luis
desde sus tiernos años, y solo descansaba su corazón cuando se
empleaba en remediar las necesidades
de sus súbditos. Además de
la ternura, exactitud y cuidado
con que atendía a los pobres
y desvalidos, defendiéndolos de
los insultos y agravios de los poderosos, eran sus delicias consolar a los atribulados, servir a los pobres la comida, lavarles los pies,
curarlos con sus propias manos, y
darles todos los alivios que su
ingeniosa caridad le sugería. Repartía copiosas limosnas, y a los
que le representaban que se empobrecía
el Erario, respondía que
nunca estaba más seguro de tener
en abundancia lo necesario, que cuando distribuía sus rentas a los
pobres de Jesucristo. Para tener
más que repartir a estos, y dotar
los Hospitales y Casas que
en su beneficio había erigido, evitaba
todos los gastos posibles, especialmente
en su persona y vestidos.
Después de las batallas asistía a la curación de los Soldados
heridos, y a la sepultura de
los muertos, haciendo algunas veces por sí mismo estos piadosos
oficios. Ordenó en su testamento se distribuyesen muchas limosnas;
y a su hijo y sucesor encargó
tuviese siempre el corazón compasivo y pronto para remediar a los pobres.
REFLEXIÓN
La prueba de que amamos a
Dios es emplearnos en el socorro de nuestros prójimos. Sacrifiquemos
alguna parte de nuestra comodidad y descanso al alivio de los necesitados, imitando a Jesucristo, que se ejercitó toda su vida en el beneficio de los
hombres. No nos fastidie la compañía de los enfermos, concurramos
al consuelo de los afligidos,
y expendamos los bienes que Dios
nos hubiere dado, partiéndolos con sus hijos y nuestros hermanos los
pobres, animados con la abundante
recompensa que su Majestad
nos tiene preparada.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
con tanta liberalidad os comunicáis a todas las criaturas, dándoles el ser y el obrar, y sin que nuestros delitos suspendan el curso
de vuestras misericordias, llovéis
abundantes gracias y beneficios sobre justos y pecadores:
dignaos de concedernos el espíritu de
caridad que disteis a vuestro
Siervo San Luis, para que a su imitación nos consagremos a
la utilidad de nuestros prójimos,
asistiéndolos con el socorro temporal,
consejo y buen ejemplo.
Dadnos un corazón blando, liberal
y compasivo, con que fácilmente
movidos a ejercitar la misericordia y celo de su eterna salud con los necesitados, se glorifique vuestro Santo Nombre. Y,
pues vuestro Hijo Jesucristo nos
dejó tan admirable ejemplo de caridad
muriendo en la Cruz para satisfacción de nuestras iniquidades:
alentad nuestro espíritu con la fortaleza
necesaria, para que perdonemos las injurias con que nuestros
prójimos nos agraviaren, y
dadnos a todos un corazón unido
en perfecta caridad, para que seamos dignos hijos vuestros, y
consigamos el perdón de nuestros
pecados, por el mismo Jesucristo
Hijo vuestro, nuestro Señor,
que con Vos y el Espíritu Santo
vive y reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA SÉPTIMO - 22 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA VIGILANCIA Y JUSTICIA DE SAN LUIS.
Convencido San Luis de que
la cualidad de Rey le obligaba a atender únicamente al beneficio
de sus pueblos, sacrificó su
reposo a los cuidados del gobierno y a la administración de la
justicia. Para facilitar la brevedad del despacho a todo género de
personas, y especialmente a los
pobres, acostumbraba salirse al bosque
de Vincennes, acompañado
de algunos señores, y debajo de
un árbol, sin que lo impidiesen
las guardias, daba audiencia a cuantos se presentaban: oía y examinaba por sí mismo sus pretensiones, y con el consejo de aquellos señores, expedía los negocios, cuidando de que a ninguno se hiciese vejación. Encargaba a
los Gobernadores y Bailíos que
enviaba a las provincias de su Reino, y a otras personas Religiosas, que inquiriesen si se hacía
algún
daño a los vasallos, y examinasen si sus antecesores habían
defraudado a alguno, para recompensar y satisfacer todos los perjuicios. Ordenó santísimas leyes
contra las blasfemias y escándalos, y para el mejor gobierno de su Reino. Vivió con gran moderación, evitando todos los gastos superfluos para no gravar a sus pueblos con tributos. En el cuidado
de su Casa y Familia fue
extremado, haciendo criar a sus
hijos en el temor de Dios, y exhortándolos a huir las vanidades del mundo: la admirable instrucción
que en su última enfermedad dictó
para Felipe su hijo y sucesor,
manifiesta la pureza de la vida de este Santo Rey, y la vigilancia
con que gobernó su familia, para
beneficio de su Reino.
REFLEXIÓN
Todos nos hallamos a proporción
igualmente precisados a
cuidar del adelantamiento y
utilidad espiritual de las personas
que Dios ha puesto a nuestro cargo, y del cumplimiento exacto de
las obligaciones que se incluyen
en el estado o empleo en que
la Divina Providencia nos ha colocado.
El ejemplo de este Santo
Rey debe excitar nuestro deseo de satisfacer a todo cuidadosamente;
y de emplear los talentos que su
Majestad nos ha dado, en utilidad
de los prójimos, segurós de que
no dejará Dios sin abundante premio nuestra vigilancia.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
con tan admirable sabiduría
gobernáis todas las cosas, disponiéndolas
para gloria de vuestro
Poder, y utilidad de las criaturas: reconociendo nuestra insuficiencia e ignorancia clamamos a Vos, origen de todo bien, suplicándoos
nos iluminéis, para que
conozcamos lo que es más agradable a vuestra voluntad y conducente
al cumplimiento de los
cargos que nos ha fiado vuestra Providencia. Dirigidnos por la intercesión
de vuestro Siervo San Luis, a quien disteis gracia para que acertase a gobernar su Reino, desterrase
abusos, reprimiese vicios,
y adelantase la gloria de vuestro
Santo Nombre con sus ejemplos y exhortaciones. Dadnos, Señor,
el mismo Divino Espíritu que dirigió sus acciones, para que corrijamos las nuestras, sepamos agradaros, y viviendo honestamente,
hagamos recomendable vuestra
Santa Ley, animando a nuestros
prójimos a su más exacta observancia, para que empleados en vuestro servicio, sea vuestro Nombre santificado. Así os lo pedimos por
Jesucristo Hijo vuestro, nuestro
Señor, que con Vos y el Espíritu
Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA OCTAVO - 23 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DE LA MODERACIÓN Y MAGNANIMIDAD DE SAN LUIS.
Dotó Dios a San Luis de un
corazón lleno de modestia
y moderación, con que libre
de dar entrada a la ambición de
dilatar sus Estados, valiéndose de
las desgracias de sus vecinos, mostró
un espíritu magnánimo, rehusando
las reiteradas ofertas que le
hicieron de la Corona del Imperio, de la de Nápoles, y de otros
Reinos que se quisieron poner bajo su justo y suave gobierno.
Inclinado a la paz, jamás emprendió
guerra alguna, si no es precisado
de la necesidad de defenderse: y habiéndole Dios dado victoria
del Conde de Tolosa, del de
la Marcha, y otros que sostenidos
del Rey de Inglaterra habían
movido una civil y peligrosa guerra, usó de tanta moderación con
los vencidos, que les concedió libertad y paz muy ventajosa.
Muchos Príncipes, por la reputación de su prudencia, le hicieron Árbitro de sus diferencias, que
logró componer, extinguiendo los
odios y disensiones que los dividían.
Hizo muchas diligencias para
reconciliar al Emperador Federico
II con los Papas, por el bien
de la Iglesia: mantuvo en paz y
justicia sus Reinos, y tenía encargado a sus Ministros, que en caso
de duda juzgasen a favor de sus vasallos las pretensiones que tuviesen
contra el fisco; lo que también encomendó a su hijo y sucesor en la instrucción que le dejó a la hora de la muerte.
REFLEXIÓN
La mansedumbre y moderación
hacen recomendable la
Religión Cristiana; y manifiesta señales de verdadero hijo suyo el
que fácil a perdonar a sus enemigos se esfuerza a ganarles el corazón
por toda suerte de buenos
oficios, imitando a Jesucristo
que con sus acciones y advertencias
nos anima a desechar la ambición, raíz de todos los males, y a abrazar la modestia y sobriedad
con que adquiriremos la paz interior, y la confianza y amor de nuestros prójimos.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, que
con el ejemplo de vuestro
Hijo Jesucristo y de los Santos, nos enseñáis a desechar los
terrenos honores, y a solo anhelar por la posesión de la Celestial
Patria: admitid nuestros humildes ruegos, acompañados de la
interposición de vuestro siervo
San Luis, y concedednos un corazón
desprendido de los atractivos
de la tierra, para que no dejándonos
vencer de la ansiosa solicitud
de poseer las honras, riquezas y abundancias con que
el mundo convida a sus seguidores, moderemos nuestros deseos,
y usemos parcamentee de los bienes
presentes, sin ofensa ni daño
de nuestros prójimos. Y pues Vos,
Señor, conocéis cuánto agravan a
nuestro corazón las necesidades
temporales, atendednos con piadosa
providencia, librándonos de
la angustia que nos causan, para
emplearnos con más libertad en
vuestras alabanzas, y suspirar por las felicidades eternas; Así os lo suplicamos por Jesucristo, Hijo
vuestro y nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
DÍA NOVENO - 24 DE AGOSTO
Por la señal...
Acto de contrición y Oración para todos los días.
DEL CELO QUE TUVO SAN LUIS DE DILATAR LA FE.
El ardiente amor que tenía
San Luis a Dios, y el celo
de dilatar la Fe de Jesucristo,
y hacerle adorar de las Naciones
que ocupaban el precioso terreno
en que se obraron los Misterios
de nuestra Redención, impelió al
Santo Rey a emprender el peligroso
viaje de la Siria, animando
con su ejemplo y exhortaciones a muchos señores y príncipes
que le acompañaron y fueron
testigos del ardor con que se
expuso a todos los peligros y fatigas
para lograr tan piadoso designio.
Aunque los efectos no correspondieron a sus deseos, permitiendo Dios que el Santo Rey y
mucha parte de su ejército quedasen
prisioneros de los Bárbaros,
no descaeció su celo, y todo el
tiempo que estuvo en la Siria se
empleó en propagar la Religión,
haciéndola recomendable su purísima
vida y admirables ejemplos,
con que convirtió a muchos Infieles. Vuelto a su Reino, perseveró en su ansioso deseo de extender
el conocimiento de Jesucristo, a cuyo fin se embarcó para
Túnez, en donde segunda vez frustradas sus esperanzas por alta providencia
de Dios, fue victima de
la Religión, muriendo de peste,
después de haber manifestado un sufrimiento y constancia invencible, y una conformidad humilde
con las Divinas disposiciones.
REFLEXIÓN
Si tuviéramos celo de la gloria
de Dios, y del bien espiritual
de nuestros prójimos, sentiríamos
gran dolor al ver tan dilatadas regiones
en que se carece del conocimiento
de Jesucristo, y sacrificaríamos
nuestro descanso porque
tantas almas se aprovechasen
del fruto precioso de su Sangre.
Mas ya que no tenemos ánimo para
ofrecernos a la muerte, como este Santo Rey, por la conversión de
los Infieles, procuremos con los buenos
ejemplos y exhortaciones atraer a nuestros prójimos a que santifiquen
el Nombre de Dios con la
observancia de su Divina Ley sin
descuidar de nuestro propio aprovechamiento, peleando contra
nuestras pasiones, seguros de que este dilatado martirio nos adquirirá
los consuelos y premios que
Dios nos tiene prevenidos en su Celestial Reino.
ORACIÓN PARA ESTE DÍA
Dios y Señor nuestro, abundante
en misericordias, que
adornáis a vuestros Santos con
el celo ardiente de extender la noticia
de vuestro Nombre entre las
Naciones que no os conocen para mayor gloria vuestra y utilidad
de las Almas: comunicadnos
por la intercesión de vuestro siervo
San Luis, fervoroso deseo de
la conversión de los Infieles, y
aplicad a estos el infinito precio
de los tormentos y Pasión de
vuestro Santísimo Hijo, para que
convertidos a Vos, logren participar del estimable tesoro de los
Sacramentos, y unidos con nosotros por la Fe y Caridad, gocen
también de la felicidad eterna
que nos tenéis prometida. Enseñadnos
a venerar vuestros justos juicios,
y rendidnos a vuestras disposiciones; y
pues nos amáis con tanto exceso, enseñadnos a cumplir vuestros
preceptos, y dirigid nuestras
obras, palabras y pensamientos a
vuestra mayor gloria, para nuestra
eterna salud. Así os lo suplicamos
por el mismo Jesucristo Hijo
vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y
reina, Dios, por todos los siglos
de los siglos. Amén.
Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria
Patri. Los Gozos, Antífona, Versículos y Oración se rezarán todos los días.
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