Noticia tomada de ACI PRENSA.
(Aciprensa)- Tras la reciente publicación de un informe de los Legionarios de Cristo sobre los abusos sexuales cometidos por el P. Fernando Martínez Suárez contra niñas escolares, las víctimas aseguran que aún persiste el encubrimiento y advierten de omisiones graves “de los superiores actuales”.
El P. Martínez Suárez, según reconocieron los Legionarios de Cristo, abusó de al menos seis niñas de entre 6 y 11 años a inicios de la década de 1990, cuando dirigía el Instituto Cumbres en Cancún (México). El sacerdote cargaba acusaciones de abusos de menores desde 1969.
De acuerdo al comunicado publicado el 22 de noviembre de este año por los Legionarios de Cristo, a pesar de que los abusos fueron conocidos por diversas instancias directivas no fue hasta mayo de 2019 que, a raíz de la denuncia pública de Ana Lucía Salazar, víctima del P. Martínez Suárez, se “anuncia una investigación exhaustiva externa”, finalmente encargada a la firma Præsidium Inc.
El P. Martínez Suárez, actualmente de 79 años, vive en una casa religiosa en Roma (Italia). Entre las sanciones que le ha impuesto la congregación mexicana se encuentra la prohibición del ejercicio público del ministerio sacerdotal y se determinó que reciba un “acompañamiento psicológico adecuado”.
Además, la investigación encargada por los Legionarios señaló “la responsabilidad personal” del fallecido P. Marcial Maciel, quien los fundó en 1941, fue superior general hasta 2005 y cometió diversos abusos sexuales reconocidos por la organización.
Los Legionarios de Cristo han pasado la última década en un proceso de renovación y purificación acompañados del Vaticano, que llevó recientemente a la creación de la Federación Regnum Christi, que incluye a esta congregación así como a las consagradas y consagrados del Regnum Christi.
La voz de las víctimas
Sin embargo, las víctimas del P. Martínez Suárez consideran que los encubrimientos no han terminado y este caso lo evidenciaría.
En diálogo con ACI Prensa, Belén Márquez, una de las víctimas de este sacerdote, lamentó que todo esto tenga lugar “dentro de una congregación que actualmente está buscando una renovación y una purificación. El P. Fernando seguía ejerciendo su ministerio hasta 2017”.
“Y hay para mí una omisión muy grave de los superiores actuales, porque sí sabían del caso”, dijo.
Belén, al igual que las otras dos mujeres que han salido a la luz pública a denunciar los abusos del P. Martínez Suárez, acusa al sacerdote legionario Eloy Bedia, director territorial de la congregación entre 1992 y el 2000, de participar en el encubrimiento del caso y critica la ausencia de Bedia en el informe de los Legionarios de Cristo.
Según Belén, el P. Eloy Bedia, que en años pasados figuraba entre rumores como candidato a Superior General de los Legionarios de Cristo, fue a Cancún en 1993, se reunió con las mamás de las víctimas, admitió que el sacerdote cometió los abusos y anunció que recibiría atención psiquiátrica, “alejado de toda vida pública y que ya no iba a estar en contacto con niños”.
Sin embargo, el nombre de Bedia no figura en el informe publicado por los Legionarios.
Junto con Biani López y Ana Lucía Salazar, Belén acusa también a Aurora Morales, que se desempeñaba como prefecta de disciplina y formación católica, de ser quien sacaba a las niñas de sus salones de clases para llevarlas con el P. Martínez Suárez.
De acuerdo a Belén, Morales dejó de trabajar en el Instituto Cumbres de Cancún en 1993, al mismo tiempo que fue retirado el P. Martínez Suárez. Desde ese año hasta mayo de 2019, cuando se hicieron públicas las denuncias, la profesora trabajó en otra institución de la red de escuelas de los Legionarios de Cristo, el Irish International School de Monterrey (México).
Biani publicó en su perfil de Facebook una foto de cuando tenía nueve años, edad en la que fue abusada por el sacerdote.
Cerca de ella en la fotografía aparece Aurora Morales, a quien Biani califica de “cómplice y encubridora, que nos sacaba a mí y otras víctimas de los salones para encerrarnos con un depredador sexual y que cuando supo de nuestra intención de denunciarlo nos dijo ‘yo me encargo, no se lo digan a sus papás’”.
Biani denunció el traslado de Morales “al Irish Monterrey, donde estuvo 26 años hasta que, tras la denuncia de Analu Salazar en mayo de este año, la volvieron a desaparecer”.
Ana Lucía Salazar, fue la primera víctima en hacer públicas las denuncias sobre los abusos del P. Fernando Martínez Suárez.
En Facebook denunció haber sido violada a los 8 años de edad y acusó de encubridores al “Obispo Jorge Bernal, encargado de la prelatura Cancún Chetumal (N.d.R.: entre los años 1973 y 2004), el director territorial de la Legión, Eloy Bedia, Aurora Morales, maestra de moral (quien aparte me sacaba del salón para que me violara en la capilla Fernando Martínez) y TODOS los que se llegaron a enterar que supieron del caso y callaron por años (todos los sacerdotes que vivían en la casa de Cancún) hasta el propio Marcial Maciel”.
Por su parte, Belén Márquez se distancia de algunas de estas acusaciones. “Me deslindo de lo que han hecho público respecto a otros nombres de la Iglesia, como Mons. Rogelio Cabrera, Mons. (Alfonso) Miranda, Mons. Franco Coppola, porque al menos el encuentro que tuve con ellos fue diferente”.
“En el proceso canónico, ellos están respaldando mi denuncia”, dijo.
Belén junto a Biani y una denunciante que se mantiene en el anonimato abrieron un proceso canónico contra el P. Martínez Suárez ante la Arquidiócesis de Monterrey.
“Me he sentido muy motivada porque el Papa lo está exigiendo, y es un proceso que existe y hay que seguirlo, no sin dejar de hacer la denuncia penal”, explicó Belén.
Belén respondió a la convocatoria de los Legionarios de Cristo para recoger testimonios de las víctimas del P. Fernando Martínez Suárez, “porque tenía interés en recibir una explicación”.
Tanto a las autoridades de los Legionarios como al representante de la empresa Praesidium con quien se reunió, les brindó el contacto de Biani López. Sin embargo, “no la buscaron”.
Belén Márquez sería la única de las seis víctimas reconocidas del P. Martínez Suárez con quien los Legionarios tuvieron un contacto directo durante su investigación.
Ella aún espera que “la Legión de Cristo se haga responsable y se sume con totalidad a la tolerancia cero del Papa, donde se denuncie abusadores, encubridores, responsables, complicidad, aunque haya sido en el año que sea”.
También aguarda que el Vaticano expulse del estado clerical al P. Martínez Suárez. “No es un tema de venganza, es una cosa justa (…) para el bien de la Iglesia y para recobrar la imagen del sacerdocio”, indicó.
Además, espera que “la Legión de Cristo como congregación reconozca a los responsables, no solo a Marcial Maciel”.
El tercer punto que esperan con el proceso canónico, añadió, es “exponer la ineficacia y la incapacidad del Superior actual (P. Eduardo Robles-Gil), porque reconoce que en el 2014 sabía y no hizo nada”.
“Los superiores son los mismos de siempre y difícilmente puede haber una renovación con la misma gente. No se trata etiquetarlos como buenos o malos, sino como incapaces de llegar a esta renovación auténtica”, dijo.
Belén reconoció que, a diferencia del proceso canónico, las leyes mexicanas no ayudan mucho a las víctimas porque los delitos de abusos de menores prescriben a los pocos años de cometidos. Sin embargo, están analizando con abogados la posibilidad de la denuncia penal por complicidad y encubrimiento de algunos miembros de los Legionarios de Cristo.
“En la Legión de Cristo se tomaron decisiones negligentes”
El proceso canónico, que regularmente se debería de haber iniciado en la Prelatura de Cancún-Chetumal o ante los Legionarios de Cristo, se abrió en la Arquidiócesis de Monterrey, en un intento de evitar cualquier posible sombra sobre la investigación.
El P. Pedro Pablo González Sias, que como delegado del Arzobispo de Monterrey para la investigación previa llevó adelante el proceso canónico iniciado por Belén Márquez y las otras víctimas, indicó a ACI Prensa que “estamos esperando la respuesta de cómo proceder por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe”.
El sacerdote mexicano explicó que los abusos cometidos por el P. Fernando Martínez Suárez no fueron el único objetivo de la investigación canónica que realizó.
“Cuando empiezas a descubrir que hay personas negligentes, que es la palabra que canónicamente se aplica, o encubridores, que es la que más fácilmente brota de las víctimas por la situación que vivieron, se empieza a extender hacia ellos esta investigación y se le informa a la Congregación que encontramos que tal persona realizó tales acciones delictivas, o que sus acciones delictivas se pueden probar, jurídicamente hablando. Y también que estas personas actuaron de manera negligente”, indicó.
A los Legionarios de Cristo, señaló, “se les ha informado” sobre el proceso canónico, y “se ha dialogado con las víctimas sobre estas situaciones, se les ha motivado a que presenten las denuncias penales, que exijan las reparaciones de daños de parte de las personas que han delinquido en contra de ellas y también de la congregación de los Legionarios de Cristo”.
“No me refiero a que toda la congregación esté mal, sino que fue una decisión tomada institucionalmente”, dijo. “En la Legión de Cristo se tomaron decisiones negligentes”.
Críticas desde el Episcopado Mexicano
El 10 de diciembre, Mons. Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la CEM y coordinador general de su Consejo Nacional de Protección de Menores, firmó un comunicado lamentando que en el informe publicado por los Legionarios de Cristo “no hemos encontrado un acto concreto de justicia y reparación para las víctimas, ni quién actualmente, por parte de la Congregación, asuma la responsabilidad de transparentar a los responsables del encubrimiento”.
Mons. Miranda Guardiola pidió a los Legionarios de Cristo solicitar al Papa Francisco, por el bien de la Iglesia, “la dimisión del estado clerical del P. Fernando Martínez, manteniéndolo sujeto a la obediencia religiosa en una residencia en México, a fin de estar a disposición de las autoridades competentes”.
El P. González Sias también espera que el P. Martínez Suárez sea dimitido del estado clerical y “que también se abra un proceso por la negligencia de los directivos que aparecen dentro de la investigación”.
Para el sacerdote mexicano, al informe presentado por los Legionarios de Cristo “le falta mucho más, le falta ser contundente también en atender la negligencia, en atender la reparación del daño. Y es importante que también lo hagan”.
“No se puede permitir que se repitan modelos pasados donde nada más se pide un perdón, sino que es necesario que se aborde integralmente la situación y el delito, y se busque que no se cometan más”, expresó.
La respuesta de los Legionarios de Cristo
ACI Prensa contactó a los Legionarios de Cristo para conocer su postura respecto a las denuncias de las víctimas del P. Martínez Suárez, así como del comunicado del Consejo Nacional de Protección de Menores de la CEM.
Los Legionarios de Cristo informaron a ACI Prensa que “estamos analizando” el comunicado firmado por Mons. Miranda Guardiola.
“Agradecemos las recomendaciones que nos hacen los pastores de la Iglesia y reiteramos nuestro compromiso de actuar en todo momento según las líneas guía marcadas por la Santa Sede y las conferencias episcopales y de acuerdo a las legislaciones civiles de los países en donde nos encontramos”, señalan en su mensaje y expresan su “deseo de caminar con las víctimas de Fernando Martínez Suárez hacia la sanación y reconciliación”, sin ofrecer mayores detalles.
¿Cómo mantener la fe a pesar de los abusos?
A pesar de todo el sufrimiento por el que ha pasado, Belén asegura no haber perdido la fe ni su amor por la Iglesia. “La fe es un don, no es como que yo pueda exigir, es algo que he pedido, es algo que he trabajado, es algo que he podido recibir porque mi corazón así en paz, siento tranquilidad”, explicó.
El trabajo pastoral que ha realizado al interior de la Iglesia, dijo, “lo he hecho con un verdadero amor, por ayudar a otras personas. No lo he hecho por manipulación de conciencia. La formación católica la recibí desde casa, después en el Regnum Christi. Pero llega un punto en que se trata de tu experiencia personal con Dios”.
Pero este amor por la Iglesia no la hace ciega a los abusos. “Es un deber moral, cristiano, como persona, denunciarlo, porque puedo constatar que es un daño espiritual. Para mí la herida espiritual es mucho más grave”, indicó.
En este contexto, el Nuncio Apostólico en México, Mons. Franco Coppola, facilitó a través de ACI Prensa su contacto personal para recibir las denuncias de víctimas de abusos sexuales de parte del clero: nuncio.mexico@diplomat.va.
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