Los neoconservadores afirman reconocer la Iglesia del Vaticano II, pero le niegan la infalibilidad a este Concilio. Tal proceder, propio en los herejes protestantes, ha sido rechazado por la Iglesia, que ha enseñado que todo concilio general es infalible y por ende vinculante, como vemos a continuación:
P. ¿Un Concilio puede errar en sus decisiones en materia de fe?R. Los Concilios generales o ecuménicos son infalibles en materia de fe; no así los concilios particulares.P. ¿Por qué dices que un Concilio general es infalible?R. Porque, si un Concilio general erró en una materia de fe, toda la Iglesia estaría en error; ahora, esto no puede ser, porque las puertas del Infierno no prevalecerán nunca contra la Iglesia.P. ¿Por qué dices que toda la Iglesia erraría si un Concilio general enseñase error?R. Porque los obispos reunidos en un Concilio general representan a toda la Iglesia, y cualquier error enseñado por ellos, es consecuentemente un error de toda la Iglesia.P. ¿Con qué luz, entonces, debemos ver la decisión de un Concilio general?R. Como la decisión del Espíritu Santo.P. ¿Cómo habla San Pedro en el primer Concilio general? (Hechos XV, 28).R. Él dijo: «Ha parecido al ESPÍRITU SANTO, y a NOSOTROS, inspirados por él, no imponeros otra carga».P. ¿Es un gran pecado rehusar la sumisión a un Concilio general?R. Es el mayor acto de soberbia criminal o presunción, acompañado de la horrible culpa de la herejía o el cisma, o de ambas. Lo llamamos extremadamente criminal, como también irracional; porque el hombre que no quiere someterse, prefiere su propia opinión individual —y esto en una materia sobre la cual ni está calificado ni autorizado para juzgar— a la decisión deliberadamente formada de una inmensa asamblea de los jueces mejor calificados y más competentemente autorizados y legítimos.P. ¿No se podría decir que estamos obligados a plegarnos a las decisiones de un Concilio general, solo cuando estas están de acuerdo con la Palabra de Dios?R. Esto es un sofisma, porque supone que la Iglesia puede enseñar lo que se opone a la Palabra de Dios. Ahora, esto es imposible, porque en ese caso, Dios debe haber fallado en su palabra (su Santo Espíritu, como Él prometió, no habría enseñado a su Iglesia toda la verdad por siempre), y las puertas del Infierno habrían prevalecido contra ella. Dios no le dijo al mundo ser guiado por lo que ellos piensen conforme a la Escritura, sino que Él envió a sus pastores a enseñar a todas las naciones, y dijo a las naciones que el que no les creyera sería condenado.[Padre STEPHEN KEENAM, Catecismo Doctrinal, 3.ª Edición estadounidense revisada. Nueva York, J. P. Kenedy e Hijos, Impresores pontificios, 1876. Imprimátur por el Card. John McCloskey, Arzobispo de Nueva York. 167-169. Traducción propia]
Nuevamente, lo decimos: los Católicos verdaderos rechazan el Vaticano II porque es contrario a la Doctrina anterior. Los modernistas reconocen el Vaticano II como fundamento de su nueva religión. No hay otra opción.
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