sábado, 10 de febrero de 2024

SAN CARALAMPIO, MÁRTIR


En un resumen de los martirologios griegos se dice que, bajo el reinado de Séptimo Severo, el prefecto Luciano, que gobernaba en Magnesia, mandó detener a un sacerdote llamado Caralampio (en griego Χαράλαμπος) porque éste despreciaba los edictos imperiales que prohibían predicar el Evangelio. Con el propósito de vencer la constancia del sacerdote, Luciano mandó que le torturaran y él mismo se unió a los verdugos para desgarrar las carnes del confesor con garfios de hierro, el cual dijo: «Gracias, mis hermanos, por rascar el viejo cuerpo y renovar mi alma para una vida nueva y eterna». Se dice que en aquel momento, por justo juicio de Dios, las manos del pefecto Luciano quedaron paralizadas y adheridas al cuerpo del mártir, sin que su dueño pudiese retirarlas. Pero Caralampio elevó a Dios una plegaria, pidiendo el perdón para el inhumano verdugo y las manos de Luciano recuperaron el movimiento. Ante un prodigio tan evidente, los dos lictores, Porfirio y Bato, que también desempeñaban el oficio de verdugos, abjuraron del culto de los ídolos y se declararon cristianos; tres mujeres que presenciaban el suplicio, siguieron su ejemplo. Pero el prefecto persistió en su incredulidad y mandó que todos fuesen decapitados al instante.
   
Debe hacerse notar que este resumen no menciona al emperador ni habla de Antioquía de Pisidia. Las "actas," que por otra parte son poco dignas de confianza, se detienen en diversos detalles, pero no dicen nada sobre los compañeros del mártir. La fiesta de San Caralampio figura el 10 de febrero en los agregados al martirologio de Usuardo y parece que su culto se extendía hasta las regiones de Henao.
   
Véase Acta Sanctorum, febrero; Bolland Sinaxario de Constantinopla, columnas 455 y 988. La obra anónima: Le Nouveau Médecin contre la peste, ou Le Glorieux Triomphe de Saint Charalampe, Prêtre et Martyr, dont les Reliques reposent à Wadelencourt, en l’Hainaut (Douai, 1771).

Oh Dios, que te dignaste conferir a tu bienaventurado San Caralampio tanta gracia, para que, por amor a los enemigos, portase en su corazón la señal de tu caridad y pasión, suplicámoste nos concedas, por sus méritos e intercesión, amar a nuestros enemigos y contemplar los dolores de tu Pasión. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Deus, qui Beato Caralampio tantam gratiam conferre dignatus es, ut, in dilectione inimicorum, charitatis et passionis tua signa in corde suo portaret: da nobis, quæsumus, ejus intercessione et meritis, inimicos nostros diligere, et passionis tuæ dolóris contemplári. Qui vivis

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