lunes, 15 de octubre de 2018

FLORILEGIO MONTINIANO

Traducción del artículo publicado en RADIO SPADA.
   
Presentamos a los lectores algunas citas de Pablo VI, posteriores respecto a las bien conocidas sobre el constatado mas no contrastado humo de Satanás en el templo de Dios, sobre la Iglesia en autodestrucción, sobre el culto del hombre, etc. etc. Citas que se manifiestan, con motivo del modernismo que las sustenta, muy actuales.
  
   
PLENA ADVERTENCIA Y DELIBERADO CONSENTIMIENTO
El latín ya no será más el lenguaje principal de la Misa, sino la lengua hablada. Para quien sabe la belleza, la potencia, la sacralidad expresiva del latín, ciertamente la sustitución de la lengua vulgar es un gran sacrificio: perdemos la lóquela de los siglos cristianos, devenimos casi intrusos y profanos en el recinto literario de la expresión sacra, y así perderemos gran parte de aquel estupendo e incomparable hecho artístico y espiritual que es el canto gregoriano. Tenemos, sí, razón de amargarnos, y casi de extraviarnos: ¿qué sustituiremos a esta lengua angélica? Es un sacrificio de inestimable precio. ¿Y por cuál razón? ¿Qué cosa vale más que estos altísimos valores de nuestra Iglesia? La respuesta parece banal y prosaica; pero es válida; porque es humana, porque es apostólica. Vale más la inteligencia de la oración, que no las vestiduras séricas y vetustas de las cual está regiamente vestida; vale más la participación del pueblo, de este pueblo moderno saturado de palabras claras, inteligibles, traducibles en su conversación profana. Si el divo latin mantuviese por nosotros segregada la infancia, la juventud, el mundo del trabajo y de los negocios, si fuese un diafragma opaco, en vez de un cristal trasparente, nosotros, pescadores de almas, ¿haremos buen cálculo en conservarle el exclusivo dominio de la conversación orante y religiosa?”. (Audiencia General del Miércoles, 26 de noviembre 1969).
De hecho después, quitado el obstáculo del latín –claramente proclamado como rendimiento lingüístico de la Tradición–, las iglesias fueron invadidas de fieles devotos… ¡La famosa previsión de los santos! Da para pensar que los modernistas se conducen detrás de un poco de desgracia, o que detrás haya algún plan prestablecido.

Primera misa en italiano, 7 de marzo de 1965. El Concilio todavía estaba abierto, el Novus Ordo no lo habían inventado aún, pero la mesa para la cena ya había sustituido el altar de la Misa.
  
EN LOS ORÍGENES DE LA “MISERICORDINA”
Notemos solamente un criterio informador de esta enseñanza conciliar: el optimismo. Esto es, la Iglesia del Concilio ha mirado el mundo un poco como Dios mismo miró después la creación, la estupenda y enorme obra suya: Vio Dios, dice la Escritura, que todas las cosas por Él creadas eran bellísimas. Sí, la Iglesia ha querido hoy considerar el mundo en todas sus expresiones, cósmicas, humanas, históricas, culturales, sociales, et cœ́tera, con inmensa admiración, con gran respeto, con maternal simpatía, con generoso amor. Sí, todas las cosas. No ya que la Iglesia cierre los ojos a los males del hombre y el mundo –el pecado sobre todo, que es la ruina radical, que es la muerte, y después la miseria, el hambre, el dolor, la discordia, la guerra, la ignorancia, la múltiple y siempre amenazante caducidad de la vida y las cosas del hombre–; no ha cerrado los ojos, sino que los ha mirado con incrementado amor, como el médico mira al enfermo, como el Samaritano al desgraciado dejado herido y semivivo sobre el camino de Jericó. Ha dicho bien vuestro ilustre intérprete: la Iglesia ha descubierto su rostro de Madre amante y perdonante”. (Discurso al Patriciado y a la Nobleza romana, 13 de enero de 1966)
Se sabe que antes del 7 de diciembre de 1965 (día de clausura del Concilio Vaticano II) la Iglesia, constantiniano-temporalista y protegida sobre el cúmulo de sus privilegios, descuartizaba ferozmente a los pecadores en en los tétricos sótanos de los lúgubres palacios de la Inquisición. ¡Lo dicen en los documentales de la National Geographic! Después de esta toma de concencia, en cambio, dejando a un lado en la práctica aquellos detalles que son el pecado original y el pecado actual, la “Iglesia” ha entendido que ésto sea verdaderamente y luego “¿Quién soy yo para juzgar?”.
     
  
MEA CULPA
“Si alguna culpa se nos puede imputar por esta separación, nosotros pedimos perdón a Dios humildemente y rogamos también a los hermanos que se sientan ofendidos por nosotros, que nos excusen”. (Alocución de apertura de la II Sesión del Concilio, 29 de septiembre de 1963).
De esta frase que no fue pronunciada sobre un aeroplano, sino de un bello trono adornado por los escudos de León XIII, deducimos que Focio, Lutero y “simile lordura” (Infierno, canto XI, 60) no estaban totalmente equivocados y que un poco de ecumenismo empujado no puede hacer sino bien.
   
Con Atenágoras, “patriarca” materiáliter de Constantinopla, herético, cismático y masón.

Con el doctor Ramsey, en arte Arzobispo de Canterbury
 
SU HUMILDAD
“Esta reunión, como bien comprendéis todos, reviste doble carácter: está investida a la vez de sencillez y de grandeza. De sencillez, pues quien os habla es un hombre como vosotros; es vuestro hermano, y hasta uno de los más pequeños de entre vosotros, que representáis Estados soberanos, puesto que sólo está investido —si os place, consideradnos desde ese punto de vista— de una soberanía temporal minúscula y casi simbólica el mínimo necesario para estar en libertad de ejercer su misión espiritual y asegurar a quienes tratan con él, que es independiente de toda soberanía de este mundo. No tiene ningún poder temporal, ninguna ambición de entrar en competencia con vosotros. De hecho, no tenemos nada que pedir, ninguna cuestión que plantear; a lo sumo, un deseo que formular, un permiso que solicitar: el de poder serviros en lo que esté a nuestro alcance, con desinterés, humildad y amor” (Discurso en la ONU, 4 de octubre de 1965).
¡Nos quitaría otra cosa que el Vicario de Dios se realce sobre los príncipes temporales! Necesitan ser humildes y, depuesta la tiara de “padre de los príncipes y de los reyes, y regidor del mundo” ornamento de aquella Iglesia, hacer los camareros de los poderes del mundo y pedirle “permiso” al Soros de turno.
  
Deposición de la tiara, el 21 de noviembre de 2014
    
CATO-TENDENCIAS
“A nosotros nos interesa muchísimo que este «espíritu de renovación» (es así que se expresa el Concilio: Optátam tótius, in fine) sea de todos comprendido y considerado vivo. Esto responde en el aspecto culminante de nuestro tempo, que está todo en rápida y enorme transformación, esto es, en vía de producir novedades en todo sector de la vida moderna. Surge de hecho espontáneamente en la mente el debate: ¿Todo el mundo se cambia y la religión no? ¿No se produce entre la realidad de la vida y el cristianismo, especialmente en el católico, una deformidad una desconexión, una incomprensión recíproca, una mutua hostilidad, la una corre, el otro está firme: cómo pueden andar de acuerdo? ¿Cómo puede prtender el cristianismo influir hoy sobre la vida? Y he aquí la razón de las reformas adoptadas por la Iglesia, especialmente después del Concilio”. (Audiencia general del 2 de julio de 1969)
Pareciera leer la intervención de Kasper al Sínodo sobre la Familia, o el sólito Papa Francisco que se despacha contra los rígidos-fosilizados-gnósticos-pelagianos, pero no… Después de todo, si el mundo va aprisa hacia las perversiones, debemos adecuarnos. Tenemos en mente que el modernista ve en las supuestas necesidades y asímismo en la supuesta conciencia colectiva del pueblo la voz de Dios, una nueva revelación del Espíritu Santo. ¿Queremos tal vez oponernos al pueblo, que “unido jamás será vencido”?
  
Con el Cardenal Suenens de Bruselas, progresista, contestador aguerrido de la Humánæ Vitæ. ¡Amigo, amigo, y después te dañan la bicicleta!*
  
¿NUNCA ABROGADO?
El nuevo Ordo fue promulgado para que sustituyese al antiguo, luego de madura deliberación, según las instancias del Concilio Vaticano II” (Alocución Consistorial, 24 de mayo de 1976).
Benedicto XVI, se sabe, en el famoso Motu Próprio ha anulado esta lapidaria sentencia del Predecesor. Entre tanto, ¿cuántas persecuciones a los sacerdotes y fieles ligados a los ritos de la Tradición de la Iglesia Romana? Persecuciones, que deduciendo cierto grotesco triunfalismo, ¡no han terminado!
  
ISLAMOFILIA Y ECUMENISMO DE SANGRE
“¿Cómo expresaros Nuestra profunda satisfacción de encontraros, Nuestra gratitud por haber querido corresponder a Nuestro vivo deseo de saludar, por medio vuestro, a las grandes comunidades musulmanas esparcidas por el África, permitiéndonos así expresaros Nuestro grande respeto por la fe que profesáis y Nuestros votos a fin de que lo que es común entre nos otros una siempre más a los cristianos y los musulmanes en una fraternidad auténtica? Permitidnos confiaros que, desde Nuestro arribo sobre la tierra de África, Nos no hemos cesado de llevar en Nuestra oración y en Nuestro corazón el destino humano y espiritual de todos los hombres de África, en la profunda convicción que la creencia común de millones de ellos en el Omnipotente no podía sino atraer sobre el África los beneficios que ella pudo atender por su Providencia, por su Amor y, en primer lugar, la unidad y la paz entre los hijos del África. Sí, Nos estamos seguros de estar en comunión con vosotros, Señores Representantes del Islam, cuando Nos imploramos al Altísimo que suscite en el corazón de todos los creyentes del África el deseo de la reconciliación, del perdón tan a menudo recomendado en el Evangelio y en el Corán, a fin que sobre los lugares donde todavía estraga la guerra, cese de resonar el terrible interrogante de Yahvé a Caín: «¿Qué has hecho? ¡La voz de la sangre de tu hermano grita de la tierra hacia mí!» (Gén. 4, 10). Esta es la gran intención de Nuestro peregrinaje en estos lugares sagrados: no una manifestación de poder o de prestigio, sino la humilde y ardiente invocación de la Paz de los gloriosos protectores del África, testigos del Amor hasta la entrega de su vida. ¿Cómo no asociaremos a este testimonio de piedad y de fidelidad de los mártires católicos y protestantes la memoria de aquellos confesores de la fe musulmana, cuya historia nos recuerda que fueron los primeros, en 1848, en pagar con la vida el rechazo de transgredir las prescripciones de su religión? ¡Que sobre este suelo, impregnado de la sangre derramada en común por los hijos generosos de las comunidades católicas, protestantes y musulmanes de la Uganda, se levante, para toda África, el sol de la Paz y del amor fraterno! Pueda este Nuestro encuentro con vosotros, Señores Representantes del Islam, ser el anuncio y el inicio de una unidad a la cual Dios nos llama juntos para operar para su más grande gloria y para la felicidad del África”. (Peregrinaje en Uganda, Discurso a los Señores Dignitarios y Representantes del Islam, 1 de agosto de 1969)
“Mismo Dios”, “religión de paz”, etc etc … Reproposiciones refinadas o menos de la acostumbrada menestra venenosa de Nostra Ætáte. ¡Nos duele notar que todas estas humílimas oraciones, dirigidas no sé bien a quién, en el África no han llegado! ¡Realmente, todo lo contrario!


UNA ORACIÓN

 
 
  
   
NOTA DEL TRADUCTOR
* El italiano original dice: “Amici, amici, poi ti fregano la bici”, que equivale en su significado al español “Ratón y queso, amigos son”.

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