miércoles, 9 de abril de 2025

LA INMODESTIA ASEMEJA CON LOS VERDUGOS DE JESÚS


«Repara ahora, hermana mía, cómo las mujeres que lujosamente visten, están en oposición directa con los vestidos y adornos de Jesus. O si no, dime: ¿qué conexión hay entre el calzado fino de esas mujeres, con los duros clavos de los pies de Jesús? ¿Qué conformidad entre los anillos de sus manos, y los clavos que taladraron las de Jesús? ¿Cuál entre los bucles y peinados, con la corona de espinas? ¿Cuál entre el rostro pintado, con la bofetada; entre los brazaletes y escotaduras del vestido, con los ramales de los azotes de Jesús y sus sangrientas espaldas? ¡Ah!, una semejanza se ve en ellas, y es con los judíos, sí, con los judíos, con aquellos verdugos que Le azotaron; y esta es en lo arremangado de los brazos, cuando instigados del demonio arremetieron al Señor. En la hora de la muerte, paréceme oír a Jesús, que pregunta al presentarse en su divino tribunal una de estas mujeres: “¿Cujus est imágo hæc et circumscríptio? ¿De quién es imagen esta mujer?”. Y se le responde: “Dæmónii: Del demonio”. Entonces Jesus dira: “Réddite, ergo, quæ sunt dæmónii dæmónio, et quæ sunt Dei Deo. que sean entregadas al demonio las mujeres que han traído las modas del demonio, y a Dios las que han imitado la modestia de Jesús y de la Virgen María”.

Procura, pues, hermana, imitar a la Santísima Virgen. Ella era de prosapia real, heredera de los bienes que la dejaron sus padres, y no falta quien diga que fue enriquecida también con los dones de los Magos, y sin embargo era tan parca y modesta en el vestido, que dicen Simeón Metafraste y Nicéforo, que en toda su vida no tuvo más que dos túnicas del color natural de la lana, que la cubrían desde el cuello hasta los pies, y un manto decente que le llegaba de la cabeza a las rodillas. El venerable Jerónimo López, declamando contra los trajes de muchas mujeres, “¿qué entendimiento es éste?”, les decía, “¿querer ir así vestidas, imitando más bien a una comedianta que a la Virgen Santísima? Mirad cómo va ella y cómo andáis vosotras… ¿y no os avergonzáis?”».
   
SAN ANTONIO MARÍA CLARET, “Avisos saludables para ser buena casada”. En Colección de varios opúsculos del Rvdo. Antonio María Claret, Misionero Apostólico, primera parte, tomo I. Barcelona, Herederos de la vda. Pla, 1849, págs. 105-107.

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