martes, 22 de abril de 2025

SANTOS SOTERO Y CAYO, PAPAS MÁRTIRES

«Las aflicciones tan breves y tan ligeras de la vida presente nos producen el eterno peso de una sublime e incomparable gloria» (2.ª Corintios IV, 17).
  

San Sotero, Papa, griego de origen y nacido en Fondì de Campania, gobernó la Iglesia durante tres años y algunos meses, bajo el reinado del emperador Marco Aurelio. Después de haber dictado sabias leyes como que las monjas tienen prohibido tocar los vasos y lienzos sagrados y ofrecer el incienso, o que en Jueves Santo cualquiera que no tuviese pecados graves puede comulgar, y dado grandes ejemplos de virtud, magnánimamente padeció el martirio.
   
San Cayo, pariente próximo del emperador Diocleciano, fue también Sumo Pontífice. Se vio obligado, para evitar la persecución, a ocultarse en las catacumbas. Después de doce años de pontificado, donde dispuso que para ser consagrado obispo, se debe antes recibir las órdenes de ostiario, lector, exorcista, acólito, subdiácono, diácono y sacerdote, recibió la corona del martirio, junto con su hermano Gabino, en el año de Jesucristo 296.    
    
MEDITACIÓN SOBRE LA RECOMPENSA DE NUESTROS TRABAJOS
I. Lo que al presente sufrimos es poca cosa en comparación con la recompensa que nos espera. Por tanto, no debemos inquietarnos por los males que nos acaecen. Si comparamos nuestra vida de un momento con la eternidad que la sigue, y que será su premio, nuestras pruebas nos parecerán poca cosa. «Todo lo que acaba es corto» (San Agustín).
    
II. La recompensa que nos ha sido preparada en el cielo es eterna en duración e infinita en grandeza. ¿Por qué amamos tan ardientemente esta vida, que nos mantiene alejados de una tan completa felicidad? ¿Por qué no buscamos aquello por lo cual adquirimos una felicidad eterna? «¡Que Dios sea el único objeto de nuestros deseos Él a quien veremos sin fin, a quien amaremos sin disgusto, a quien alabaremos sin fatiga!» (San Agustín).
   
III. La sola esperanza de poseer a Dios debe ya hacernos dichosos y ponernos contentos desde esta vida. Esta esperanza es la que da a los mártires la fuerza para soportar terribles tormentos, a los penitentes endulza sus lágrimas y austeridades. Contempla, pues, a menudo el cielo, y en viéndolo, di: «Pasaron nuestros hermanos, pasamos también nosotros y nuestros descendientes nos seguirán» (San Euquerio).   

La paciencia. Orad por los que sufren.

ORACIÓN
Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño, y guardadlo con protección constante por vuestros bienaventurados mártires y Soberanos Pontífices Sotero y Cayo, a quienes constituisteis pastores de toda la Iglesia. Por J. C. N. S. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.