Dispuesto por el padre Diego Álvarez de la Paz SJ, reimpreso en Madrid en 1830.
MES EUCARÍSTICO, ESTO ES, PREPARACIONES, ASPIRACIONES Y ACCIÓN DE GRACIAS PARA ANTES Y DESPUÉS DE LA SAGRADA COMUNIÓN
DÍA TRIGÉSIMO
PREPARACIÓN
I. ¿Quién viene a mí en este Sacramento? Cristo, Pastor vigilantísimo de las almas, que conoce sus ovejas, y da por ellas la vida; y ahora viene a verlas y visitarlas una por una, como el Pastor visita a su rebaño (Joann. 10).
II. ¿A quién viene? A su ovejuela ignorante y necia, que anda errando por el desierto de este mundo, expuesta a los acometimientos de las fieras y ladrones.
III. ¿A qué viene? A buscarla, y una vez hallada, plantarla gozoso sobre sus hombros, y decir, convocando a los Ángeles y Santos: dadme el parabién, pues encontré la oveja mía, que había perecido (Luc. 15).
Aspiración: Erré como la oveja que pereció: busca, Señor, a tu siervo; porque al fin no olvidé del todo tus mandamientos (Ps. 118). Tu Ley santa y sin mancilla, que convierte a las almas (4), convirtió a la mía; y en cumplimiento de tu palabra vienes a visitarme como a oveja tuya, sacándome de aquellos lugares de perdición, por donde me dispersaron las nubes de mi ignorancia, y las tinieblas del error (5). ¿Qué hubiera sido de mí, si con tanta misericordia no me redujerais Vos? ¿Qué trabajos no me aguardaban tan sin consuelo? ¿Qué daños sin remedio? ¿Qué penas sin alivio? ¿Qué tormentos sin fin? Cual oveja colocada en el infierno, siendo pasto de la muerte (6) fuera ya mi alma, si del profundo abismo de mis terrenas pasiones no me hubieras sacado a la clara luz de vuestras piedades. ¿Podía yo gustar, Bien mío, sin mucho daño lo que gustado causa muerte (7)? No debí gustar lo que ni aun me era lícito tocar, y con todo, a pesar de vuestra Ley y de los clamores de mi conciencia, toqué, gusté, y como en el más sabroso pasto me deleité en todo cuanto vuestra ley prohibió. ¡Oh dejos amargos de la culpa, cuánto afligís mi alma! Pero Vos, Señor, que aguardáis al pecador para usar de misericordia con él, y que sois exaltado cuando perdonáis (8), ¿os olvidareis de mí para siempre, o me desamparareis por una eternidad de días? (9). No, no cabe en tu misericordia: erré como miserable, pero al fin soy pueblo tuyo y oveja de tu rebaño (10). Conviérteme pues a Ti, y me convertiré (Trenos 5, ). Tu misericordia no me desampare.
ACCIÓN DE GRACIAS
I. Considera, alma mía, con viva fe a Cristo en medio de tu corazón como Pastor amantísimo, que con sus carnes te sustenta, y con su Sangre te da de beber; y a ti como a oveja de su rebaño, que por un puro efecto de su bondad escuchas su Voz, y te vas en pos de Él (12).
II. Desea por causa del mucho amor arder suavemente en vivo holocausto; de manera que desees hacer espiritualmente de ti mismo, lo que sucedía con las víctimas antiguas: era en aquel tiempo la víctima separada del rebaño, atada, muerta; luego la quitaban la piel, era lavada, dividida en trozos, y abrasada sobre el altar.
ΙΙΙ. Pide al Señor la virtud de la Religión, para dar a Dios, cuyo eres, culto, honor, reverencia exterior; y puedas al mismo tiempo ofrecerte a Él con sinceridad.
Aspiración: El Señor me rige; con que nada me podrá faltar: me puso en el lugar de sus pastos: me instruyó sobre las aguas de su refeccion; y por último beneficio convirtió mi alma (13). Pastor amorosísimo, ¿cuándo acabaré de agradecer tantos beneficios? ¿Quién jamas ha visto que un Pastor dé á comer su propio cuerpo, y á beber su propia sangre á sus ovejas? ¡Ah! dulce amor mio, solo tú pudiste obrar tal fineza. Primero me pierda, Jesus mio, que os pierda; primero muera, que os deje; antes acabe, que os olvide: no os conocia, cuando no os seguia; ahora que os conozco, os amo; ahora que os miro, os admiro; ahora que os sigo, os adoro. ¡O Pastor eterno, á qué diferentes pastos, á qué diferente vida, á qué diferente empleo me habeis reducido! ¿Quién podrá explicar la suavidad de adoraros, el gusto de conoceros, el bien de imitaros? No se cuenten entre los dias del año los dias en que os ofendí, las horas en que os dejé, los instantes en que os perdí¡ O dias mal logrados! Mis lágrimas os lloren, mis suspiros os revoquen, mis aflicciones os borren. Broten mis ojos torrentes de llanto noche y dia; no admitan descanso, ni cesen las pupilas de los ojos. (14) ¡Yo perdí á vos, y vos en persona habeis venido á buscarme á mí! Angeles del Cielo, criaturas todas, bendecid esta piedad, alabad esta bondad, mientras que mi espíritu queda sepultado en la profunda contemplación.
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