martes, 15 de octubre de 2024

CUPICH ROBANDO A LOS MUERTOS PARA PAGAR A LAS VÍCTIMAS DE ABUSOS

Traducción del Comentario de los Padres de TRADITIO.
   
Blase Cupich, el cardenal de Chicago, ha sido sorprendido con las manos en la masa: Tan abrumado está por los crímenes sexuales de sus presbíteros contra niños que ascienden a sentencias de 200000.000 de dólares, que ha recurrido a robar a los muertos y a malversar fondos de su cementerio, mientras las iglesias cierran a diestro y siniestro y las colectas bajan considerablemente.
   
Justo cuando uno piensa que la Iglesia Novusordita no puede hundirse más, recibe un nuevo golpe en la cara. Todos sabemos que los estudios muestran que la Antiiglesia se está hundiendo en la bancarrota, al igual que muchas de sus Diócesis. Con hasta la mitad de las Iglesias cerradas, con las colectas muy lejos de alcanzarse debido al Gran Holocausto Sexual y de Malversación de Fondos Conciliar, y con sentencias judiciales a favor de las decenas de miles de niños violados y sodomizados por los presbíteros neoiglesianos, los obispones están desesperados por conseguir fondos.
   
Así, el cardenal-arzobispón Blase Cupich, de Chicago (Illinois), íntimo de Bergoglio, ha urdido otro fraude. Subrepticiamente, ha estado robando a los muertos mediante la malversación de fondos del cementerio archidiocesano, poniendo en peligro la existencia misma de las tumbas y sepulturas que allí se encuentran, que ya han sido pagadas a perpetuidad por los muertos. Los fondos malversados ​​se están utilizando para pagar los continuos delitos sexuales de la archidiócesis contra los niños [Parte de la información para este Comentario proviene del Chicago Sun Times].
   
Católicos tradicionales, Cupich ha mentido esencialmente a los neoiglesianos de Chicago al afirmar que hasta la fecha ha utilizado préstamos y ventas de propiedades para pagar los 200’000.000 de dólares en sentencias impuestas contra la Archidiócesis por sus crímenes contra los niños. Ahora resulta que ha estado robando a los muertos sin decírselo a nadie. Cuando Cupich fue expuesto, la Archidiócesis confesó y esencialmente admitió su malversación, calificándola de prestidigitación financiera.

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