miércoles, 9 de octubre de 2024

TODO HEREJE ES CISMÁTICO, MAS NO TODO CISMÁTICO ES HEREJE

«Volviendo a nuestro tema, debemos distinguir el “cisma” de la “herejía” —al menos de una manera formal— porque uno y otra importan división en la Iglesia, no solo por la unidad de régimen, sino principalmente por la unidad de doctrina. El “cisma” en cuanto tal, solo destruye la unidad de régimen, mientras que la herejía, por destruir la unidad de la fe, destruye también la unidad de régimen, ya que la autoridad de la Iglesia, su jurisdicción, es, ante todo, doctrinal. Toda herejía importa un cisma y los que la profesan se pueden con toda propiedad llamar cismáticos; pero no todo cisma (al menos antes de las definiciones del Vaticano I sobre las prerrogativas del Papa) importaba una herejía; y así, no por el hecho de ser uno cismático, era herético.  

La manera de ser de la unidad de la Iglesia la explica con admirable precisión el Papa León XIII, en su encíclica SATIS COGNITUM:
“Como el Autor Divino de la Iglesia quiso que la Iglesia fuera UNA por la UNIDAD DE LA FE, del régimen y de la comunión escogió a Pedro y a sus sucesores, para que fuesen el principio y el centro de unidad. Esto nos enseña San Ireneo, San Cipriano, San Jerónimo y casi todos los Padres y Doctores de la Iglesia”».

P. JOAQUÍN SÁENZ Y ARRIAGALa nueva Iglesia Montiniana

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