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El presbítero Elías (nacido Frederik Boudewijn) Leyds Boom CSJ, de 65 años, se suicidó el 22 de Enero de 2024 en su casa en Oisterwijk (Países Bajos), informó el periodista neerlandés Hendro Munsterman. Su cadáver fue hallado dos días después.
Exprotestante, nació en Eindhoven el 13 de Diciembre de 1958, tercero de los cinco hijos del ingeniero mecánico y veterano de guerra Willem “Wim” Leyds (Calvinista cultural) y Johanna Henriètte Alexandrina “Xandra” Boom (menonita). Estudió ingeniería de minas y trabajó para la compañía Shell, hasta que renunció y se convirtió a la fe conciliar (diez años atrás, declaró en una entrevista que lo hizo influenciado por un musulmán con quien compartía habitación mientras estudiaba en Inglaterra). Ingresó a la Comunidad de San Juan (fundada en 1975 por el controversial sacerdote-presbítero Marie-Dominique Philippe OP), donde fue “instalado” presbítero el 19 de Febrero de 1994. Su último cargo fue párroco en San José de Utrecht, y director de Radio María en los Países Bajos.
Sus comentarios en Radio María Países Bajos, EWTN Lage Landen y en redes sociales fueron sumamente tajantes: Durante la covidhisteria, calificó la propaganda de las vacunas como un “fetichismo” y una “idolatría de la ciencia moderna”, y recientemente sobre “Fidúcia Súpplicans”, dijo que la teología para Francisco Bergoglio era nada más que propaganda política, que los escritos de Tucho eran “obscenos” y “desagradables” y que el Vaticano estaba convirtiendo a sus presbíteros en “prostitutas clericales” que deben satisfacer las demandas de sus distintos clientes.
Cuatro días antes de su muerte, dijo a sus oyentes en Radio María Países Bajos:
«Sed optimistas, mantened la esperanza a pesar de la confusión. Cuanto más clara la oscuridad llega a la luz, menos poderosa se vuelve. Esta es la Iglesia de Cristo. Lo que Él está permitiendo ahora, lamentablemente, tenemos que aceptarlo como un desafío a nuestra fe, pero tarde o temprano veremos que todos los planes de Satanás se derrumban ante nuestros propios ojos».
Al final, no pudo (o no quiso) aplicar su propio consejo.
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