Ayer 25 de Febrero hubo un servicio interreligioso de “oración” por Francisco Bergoglio en el templo de la sociedad budista Mahabodhi en Colombo (Sri Lanka).
Como es costumbre entre los budistas, se decoró el altar con flores y velas. Los ídolos que presidían el altar eran las estatuas de Buda y sus discípulos Arahant Sariputta y Maha Moggallana, y las fotos de Bergoglio durante su visita al templo en el 2015.
El presbítero que acompañó el servicio fue Jude Chrysantha Fernando, periodista y director de la Oficina de Comunicaciones de la Archidiócesis de Colombo.
Si bien han habido representantes de otras religiones que han “orado” por la salud de Bergoglio, este es el primer caso conocido de estas “oraciones” tomando forma en un servicio interreligioso.
COMENTARIO: Fernando, como presbítero que es, debe saber que en la Biblia se relata que cuando el rey Ococías de Israel enfermó tras caer de una ventana de su palacio en Samaria (probablemente sufrió de hipovolemia e insuficiencia respiratoria producto del traumatismo toracoabdominal), él envió a sus mensajeros a consultar a Belcebú (en hebreo בַּעַל זְבוּב/Baal zevuv, “Señor de las moscas”), ídolo de Ecrón. Y en el camino, sus mensajeros se encontraron con San Elías Profeta, quien por mandato de Yahveh le intimó su sentencia de muerte: «Esto dice el Señor: Por cuanto enviaste mensajeros a consultar a Beelzebub, dios de Accarón, como si no hubiera Dios en Israel a quien pudieras consultar, por esto, de la cama en que te acostaste no te levantarás; sino que morirás indefectiblemente», como efectivamente acaeció (cf. 4.º Reyes I, 2-17)
Por supuesto, el diagnóstico de Bergoglio (hasta donde se sabe, dado el secretismo imperante en el Vaticano durante su gobierno) es distinto al del rey Ococías, pero es de esperar que su final sea el mismo: morir de su enfermedad.
No es buena señal que el mundo se este preocupando tanto por el Frankie.
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