El ayuntamiento extremista de Bouvron (3.000 habitantes) en Bretaña quiere cambiar el nombre de la plaza Padre Nicolás Corbillé.
El padre Nicolás Corbillé Perio (1755-1794) fue asesinado en Bouvron por delincuentes vinculados a la Revolución Francesa.
Nicolás nació el 10 de Mayo de 1755 en La Capilla de las Marismas (Bretaña), sexto de los siete hijos de Pedro Corbillé y Catalina Perio. Fue bautizado ese mismo día por el padre Felipe Thobye, vicario parroquial. Ordenado sacerdote el 9 de Junio de 1781 por Mons. Juan Agustín Frétat de Sarra, fue nombrado vicario en Bouvron en 1785. Después de negarse a tomar el juramento de la “Constitución Civil del Clero”, llevó a cabo su ministerio en secreto arriesgando su vida, oficiando en las sombras para responder al fervor religioso de la población local (el párroco, Simeón Francisco Delamarre, será arrestado el 12 de Marzo de 1792 por negarse al juramento y ahogado en el Loira el 16 de Noviembre de 1793).
Los soplones lo denunciaron. Fue arrestado por la milicia revolucionaria y fusilado el 17 de Abril de 1794, jueves infraoctava de Pascua, en Bouvron, apoyado contra la pared de la iglesia. Su tortura ilustra la brutalidad del régimen revolucionario y la resistencia de los sacerdotes refractarios que se negaron a someterse a un poder hostil a su fe.
El padre Corbillé fue también el primer alcalde de Bouvron.
La señora Pedrina Couëron, viuda de Antonio Guitton, y su hija María Guitton, que lo habían escondido, fueron arrestadas y murieron poco después en prisión en Nantes. Para expresar su desprecio por la humanidad, los revolucionarios habían llamado a la prisión “Templo de la Humanidad”.
El padre Corbillé fue enterrado en el cementerio que rodeaba la iglesia. Más tarde el cementerio fue trasladado a su ubicación actual y transformado en una plaza. Como el sacerdote fue asesinado allí, la plaza fue nombrada en su honor.
Ahora, por odio a la Iglesia, el ayuntamiento de la ciudad extremista ha decidido eliminar este rastro de la historia, usando el pretexto de la “separación de la Iglesia y el Estado”, a pesar del hecho de que el sacerdote fue víctima de un Estado criminal.
La asociación Koun Breizh, que trabaja en defensa de la memoria bretona, protesta contra lo que considera un intento de borrado histórico. El argumento esgrimido por el ayuntamiento –el laicismo– plantea interrogantes. ¿Deberíamos eliminar ahora todas las referencias a la religión en los espacios públicos? (En Bretaña, muchos nombres de lugares hacen referencia a la religión).
Detrás de esta decisión algunos ven un deseo de minimizar las atrocidades de la Revolución Francesa. El padre Corbillé es una de esas víctimas del Terror cuyo recuerdo perturba una cierta visión ideológica de la historia.
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