martes, 18 de febrero de 2025

CARTA “Clama, ne cesses”, SOBRE LA INFILTRACIÓN Y SURGIMIENTO DE SECTAS EN LA TRADICIÓN

Amados hermanos en Jesús, María y José, salud y bendición.
«Clama, pues, ¡oh Isaías!, no ceses: Haz resonar tu voz como una trompeta, y declara a mi pueblo sus maldades, y a la casa de Jacob sus pecados; ya que cada día me requieren como en juicio, y quieren saber mis consejos. Como gente que hubiese vivido justamente, y no hubiese abandonado la ley de su Dios, así me demandan razón de los juicios o decretos de mi justicia y quieren acercarse a Dios como para disputar con Él» (Isaías LVIII, 1-2/Versión de Mons. Félix Torres Amat).
«Clama, no ceses», llamó Yahveh Dios a San Isaías Profeta hace más de 3.500 años para que denunciase la iniquidad e hipocresía disfrazada de piedad que imperaba en el pueblo israelita. Y hoy, nos vemos impelidos a tomar este llamado, a vista de la situación actual que vemos en la Tradición, no menos que por algunas noticias que han llegado a conocimiento. Y con este pasaje damos apertura a estas líneas, que nos ha costado escribir, pero es necesario hacerlo para llamar a reflexión.
  
Hemos estado asistiendo, en estos tiempos de confusión apocalíptica, a un espectáculo lamentable: Se está presentando una deriva sectaria entre algunos fieles de la Tradición, y ¡horror horrórum!, hay sacerdotes y obispos que, cuando no con un silencio cómplice e indigno de su oficio, alimentan ese sectarismo con homilías y escritos cubriéndose con el manto de piedad.
  
Ahora, cabe señalar que este sectarismo que estamos denunciando, es propiciado especialmente por causa de la “Tesis de Cassiciacum” (Sedeprivacionismo, Papado materiáliter, o simplemente “La Tesis” de Des Lauriers –aunque en realidad es una hipótesis, más todavía, un “reconocer y resistir” con filosofía–), a que muchos de estos fautores de división adhieren.
  
No hablamos de un obispo Donald Sanborn y su Instituto Católico Romano, o de un obispo Geerdt Struyer y un padre Francesco Ricossa y su Instituto Mater Boni Consílii, ni mucho menos de un padre Héctor Lázaro Romero quienes son abierta y declaradamente partidarios y propagandistas, enseñándola cual si de dogma de fe se tratase, hasta el punto que pretenden un asentimiento en el fuero interno para ser feligrés, promovido a las Órdenes sagradas o profesar en religión.
  
Hablamos, pues, de algunos que «se ocultan, y ello es objeto de grandísimo dolor y angustia, en el seno y gremio mismo de la Iglesia, siendo enemigos tanto más perjudiciales cuanto lo son menos declarados» (cf. San Pío X, Encíclica “Pascéndi Domínici gregis”). Cuando se les confronta, ellos niegan tal modo de proceder, y afirman haber estudiado (casi el mismo argumento que, hace más de 150 años, esgrimían los liberales y sus hijos los modernistas contra los cuales combatieron con tanto denuedo el Papa Pío IX y San Pío X). Y, cuando se les cuestiona, señalándoles que esa Tesis es no solo anticanónica y al menos malsonante (cuando no próxima a herejía), sino hasta ilógica (porque afirmar que un Papa puede ser “material” pero no “formal” es equívoco y contrario al principio de no contradicción) y cercana más al hegelianismo que al tomismo, responden diciendo que «es un tema que Vd. no domina», que «no se entiende debidamente» o cosas por el estilo, llegando al colmo de descalificar y tachar de envidiosos y calumniadores a quienes, por simple celo de la honra de Dios y la salvación de las almas, se levantan para denunciar este error.
  
Y para más inri tienen sus seguidores el descaro de decir cual tartufos: «tenga piedad…», «no cause división…», «está faltando a la caridad…», y se levantan con un coraje y arrojo que cabe preguntarse si lo tienen para la causa de Jesucristo el Señor como hacen para atacar a los que critican a “sus” clérigos que han elevado a gurúes de su secta.
   
Entendamos: En un sentido lato, una secta es
«cualquier sociedad religiosa establecida en oposición a la Iglesia Católica, sea que consista de infieles, paganos, judíos, musulmanes, no católicos, o cismáticos» (Charles Augustine, A Commentary on the New Code of Canon Law, tomo VIII, San Luis 1923, pág. 279).
Y en el caso que nos concierne, se ha de entender en un sentido estricto, a saber, una secta acatólica: 
«En sentido estricto, una secta acatólica es un cuerpo religioso el cual, aunque retiene el nombre Cristiano, niega con sus obras y doctrina la Fe Católica» (PP. Arthur Vermeersch y Joseph Creusen SJ, Epítome Juris Canónici, tomo III, Malinas-Roma 1921, n. 513; traducción propia).      

Debe haber (y más a estas alturas, porque esta lucha no empezó ayer, sino que lleva 66 años) una claridad plena en los conceptos, en que la Secta del Vaticano II NO ES LA VERDADERA IGLESIA CATÓLICA sino la ANTIIGLESIA (o PSEUDOIGLESIA), ni su jerarquía la Jerarquía de esta. La organización surgida en ocasión y consecuencia del Vaticano II, y actualmente gobernada por Francisco Bergoglio, «es un cuerpo religioso el cual, aunque retiene el nombre Cristiano, niega con sus obras y doctrina la Fe Católica» (cf. Vermeersch - Creusen, op. cit.). Por ende, su “jerarquía”, constituida con un rito inválido y adherente a la apostasía, no puede bajo ningún título (“material”, “formal”, o cual sea) ser tenida como la Jerarquía de la Iglesia Católica, siendo como es incapaz por derecho divino e inhabilitada por derecho canónico para acceder o ejercer autoridad alguna, mucho menos para ser reconocida como tal aun en el supuesto que abjuren de sus errores, porque ipso facto (por ese hecho) están bajo infamia, como declara la bula “Cum ex Apostolátus Offício” (documento que, al tratar de una verdad de fe divina y católica como es que los herejes, cismáticos y apóstatas se separan del Cuerpo Místico de Cristo, es infalible y no puede ser derogado), tanto fuente del canon 188 § 4 del Código Pío-Benedictino de Derecho Canónico.

Ítem lo anterior, no se debe conmemorar mediante mención en el Te ígitur de la Misa a la jerarquía modernista, toda vez que este es un acto de reconocimiento de jurisdicción y comunión, y al hacerlo, indirectamente se acusan a sí mismos de desobediencia y cisma frente a esa misma “jerarquía”. Porque, si alguno les reconoce, está obligado a obedecerlos EN TODO.
   
Sépase que aquellos que así hacen son unos infiltrados, y (Dios nos libre de profetizar) acabarán tarde o temprano adhiriendo a la Secta Modernista, arrastrando con ellos a las almas de los que incautamente los siguen. Y que si algún candidato a las Órdenes Sagradas siguiere tal proceder, es indigno de ellas («MÁS VALE ESTAR LA GREY SIN PASTOR, QUE TENER POR PASTOR A UN LOBO», como decía San Ignacio de Loyola), y el obispo que se las confiere a sabiendas de ello, participa en el pecado y es ocasión de escándalo ante los fieles y de burla por los infieles. No podemos, en conciencia, apoyar tales cosas ni permanecer en silencio.
    
Bien sabemos que estas palabras nos van a traer persecución, pero no por ello tenemos miedo. No es nada nuevo, y un soldado de Cristo, un Miles Christi, ha sido llamado para defender la Fe verdadera, la verdadera Iglesia, sabe que va a suceder, pero permanece firme y combate para que Cristo reine, aunque deba resistirle en la cara a algunos.
  
Pidámosle a la Santísima Virgen, Exterminadora de las herejías, que nos ayude a combatir con denuedo al error, aun si tuviéramos que padecer afrentas y la muerte misma, y que por su intercesión nos conceda recibir el galardón celestial de los que combaten por la fe.

JORGE RONDÓN SANTOS
18 de Febrero de 2025 (Año Santo de Cristo Rey).
Martes de Septuagésima. Fiesta de la Oración de Nuestro Señor Jesucristo en Monte Olivete. Conmemoración de San Simeón de Jerusalén y San Flaviano de Constantinopla, Obispos y Mártires, de San Eladio de Toledo, Obispo y Confesor. Fundación y dedicación de la catedral de Nuestra Señora de Laon (Francia) por San Remigio de Réims.

7 comentarios:

  1. Llama la atención la declamación de tanto "celo" por la ortodoxia cuando adhiere a un obispo - o varios - que se niegan a aceptar las reformas litúrgicas de SS Pío XII, cometiendo así un claro delito de cisma. Me refiero a Da Silva y por detrás de él Altamira, Roy y vaya uno a saber qué otro, porque da Silva se ha mostrado muy activo haciendo obispos. Resulta que se considera con derecho a analizar las medidas tomadas por un papa verdadero, el último, y decidir si le gustan o no. Por lo menos no se meta a juzgar supuestas - porque son supuestas - faltas de obispos y sacerdotes verdaderos. Si quiere hacer una crítica que tenga valor, trate de volver a la comunión con el papado, que tan livianamente usted y otros como da Silva, han abandonado. Adjunto un enlace a un artículo que escribí sobre esta forma de modernismo - el libre examen - que parasita en el sedevacantismo. Tal vez sea de su provecho leerlo https://www.facebook.com/groups/789792734461130/permalink/7856674377772895

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    1. Monseñor Altamira utiliza las reformas litúrgicas de Su Santidad el Papa Pío XII...

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    2. Señor Buteler, sobre el tema de la “Reforma de 1955” (que para su conocimiento y fines pertinentes es observada también por Mons. Altamira SIN HACER DE ELLA UNA BANDERA DE GUERRA, a diferencia de los obispos Pivarunas, Dávila y Espina) ya ha hablado el padre Ricossa en su artículo, que hemos publicado aquí (https://wwwmileschristi.blogspot.com/2019/08/la-herejia-antiliturgica.html; artículo cuya traducción española fue tomada del extinto sitio Católicos Alerta –cuya administradora Olga Cristina Moreno q.d.D.g. estuvo exenta de sospechas de ser dolanista o seguidora del “papado materiáliter”–), y concluimos es necesario seguir, en conformidad al espíritu de la legislación, las rúbricas de San Pío X (que era uno de los principios postulados desde 1980 por Mons. Daniel Dolan para el Movimiento Católico Tradicional: https://wwwmileschristi.blogspot.com/2022/04/cinco-principios-rectores-del.html; y seguido convergentemente por la Fraternidad San Pío V o el IMBC, para nada relacionados con Mons. Rodrigo da Silva o Mons. Daniel Dolan que lo consacró) por ser lo más seguro frente a la duda por el hecho que Bugnini reconociera que esta “Reforma de 1955” (que, aun con ser promulgada por Pío XII, era una LEY ECLESIÁSTICA, por tanto LEY HUMANA y POSITIVA, con todas las consecuencias que ello implica) era un escalón para el Novus Ordo en que él y sus hombres trabajaron con tanto ahínco entre 1948 y 1975; y es de derecho, tanto seglar como canónico –el canon 15 pío-benedictino establece «in dúbio juris non urgent», principio mantenido hasta en el 14 wojtyliano– que una norma dudosa no obliga, ni se puede exigir su observancia si no hay autoridad legítima para dirimir la controversia (y Vd. NO TIENE más autoridad que la que tengamos nosotros). ¿O por ventura pretende que Bergoglio lo haga y que nos ciñamos a lo que él determine? (tan absurdo como pretender que Pío XII resucite expresamente para tal fin).

      En ese mismo orden, si para Vd. la obediencia es la cuarta virtud teologal, ¿por qué título entonces no obedecer a Bergoglio y sus gerentes de franquicia? (Porque a la obediencia que Vd. exige para la “Reforma de 1955” con un argumento ad hóminem como que Pío XII la promulgó, se le puede responder perfecta y necesariamente con que hay que obedecer a la ídem de 1969 porque Pablo VI la promulgó). Y mencionamos a Montini, Wojtyła y Bergoglio porque para los que siguen “La Tesis” (abierta o subrepticiamente, da igual), ellos son “papas materiales” y se les debe obediencia, por más que sean “malos papas” que emitan órdenes injustas (que es una categoría DIFERENTE abordada por San Roberto Belarmino en el cap. 29 de “De Románo Pontífice”, mientras que él trata la del papa que incurra en herejía, apostasía o cisma en el capítulo siguiente).

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    3. (Sigue) Aparte, de la inminente consagración episcopal del padre Julián Espina (de lo que no habíamos querido pronunciarnos hasta entonces, ni en favor ni contra, pero por las reacciones como la suya, dan a entender que algo hay, y muy grave, solo por mencionar “La Tesis” a la que adhieren (aun con el galimatías de los “papas dudosos”) –de otros asuntos, es fuera de conocimiento nuestro–. No quisimos hablar de ellos (que no es lo primero que teníamos en mente al escribir la carta, ni es exclusiva de ellos), Vd. los sacó al solar: «Excussátio non petíta…». Si ellos tienen que objetar, HABLEN ellos y HABLEN CLARO, que su silencio solo los incrimina más.

      Finalmente, Vd. TAMBIÉN hace lo mismo que acusa, al seguir el “libre examen” y escoger adherir como si aún estuviéramos en 1958 a esas reformas (buenas en esencia, pero nocivas –o al menos inoportunas– per áccidens), cuando esta sede vacante es algo fuera de lo normal. Nada de malo tiene escoger el rigorismo canónico, pero todo de malo tiene que no quiera que los demás apliquemos la moderación y epiqueya a las normas eclesiásticas, o que Vd. con celo nos quiera imponer actuar contra nuestra conciencia.

      Y el mismo celo que mostramos en nuestra carta (celo que, lejos de ser partisano y de nueva fábrica, es tan antiguo como nuestra adhesión al Sedevacantismo –al que llegamos directamente, sin pasar por Écône ni hablar con sacerdote u obispo alguno–), lo mostraremos y ejerceremos siempre que se requiera incluso frente frente a los mismos obispos y sacerdotes a los que recurrimos o podamos recurrir para los sacramentos. Nada tenemos ni nada queremos, y solo somos deudores de Dios nuestro Señor. Es nuestro principio de acción y nuestra postura institucional, y que Dios nos ayude. FIN DEL COMUNICADO.

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  2. Respecto a monseñor Altamira, me alegra saber que no optó por el libre examen. Mucho bla bla, pero deciden no creer que los papas verdaderos tienen - cada vez que hablan de fe o costumbres (moral) - la asistencia del Espíritu Santo prometida por nuestro señor Jesucristo. Prefieren dar prioridad a los dichos de un masón o a los de un buen sacerdote, pero errado en el asunto del "elijo lo que me gusta y dejo lo que no me gusta". Si un papa autorizó una reforma de la liturgia, es que no era peligrosa. Es un tema de fe. Si ustedes deciden poner por arriba de un papa a Bugnini y Cekada... recalculen, porque equivocaron el camino. Lea el artículo que le mandé, puede serle útil. Está hecho en base a las enseñanzas papales, no en base a la opinión de tal o cual teólogo. Y le mando otro que seguramente lo va a ilustrar respecto a lo que es la verdadera infalibilidad papal, hecho también exclusivamente en base a enseñanzas papales. Bueno, es sólo una sugerencia. A lo mejor no le gusta leer. https://www.facebook.com/groups/789792734461130/permalink/8750402498400074

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    1. Nosotros, a diferencia suya, leemos porque nuestra profesión seglar lo exige (aunque ello no entra a comento, ni queremos vanagloriarnos de algo nuestro). Si no hemos podido leer sus artículos, es por causa de este mensaje que aprece al abrir los enlaces nos permitimos transcribir; negrillas del original):
      «El contenido no está disponible en este momento
      Por lo general, esto sucede porque el propietario solo compartió el contenido con un grupo reducido de personas, cambió quién puede verlo o este se eliminó».
      A menos que sea eso lo que quiere que leamos, en cuyo caso bien, lo leímos. Y le respondemos en consecuencia: cambie de medio para sus escritos, o ajuste la configuración para que tengan mayor alcance de lectores.

      En serio, le repetimos (o le decimos, si no lo leyó) para que quede claro, lo que concluye el padre Ricossa su artículo:
      «Todo el mundo sabe, salvo en Écône, que una liturgia aprobada por la Iglesia no puede ser nociva (Pío VI, “Auctórem Fidei”, D. 1502). Luego, la reforma de Pío XII, y quizás la de Juan XXIII, no pueden de por sí ser nocivas. Sin embargo, bien pudieron ser inoportunas. Un sacerdote en 1956, y quizás en 1961, debía pues obedecer, pero podía lícitamente desear una reforma de estas reformas, ¡una contrarreforma! Hoy, como hemos dicho, las circunstancias han cambiado: por una parte, no hay más autoridad; por otra, la revolución litúrgica alcanzó su cima. Las reformas en cuestión, que de por sí no son nocivas, pueden serlo, y lo son de hecho accidentalmente (“per áccidens”). Era además el fin de sus verdaderos autores, Bea, Lercaro, Bugnini y compañía. No hay entonces que obedecer» (Negrillas fuera del texto).
      La reforma de 1955 tuvo un buen objeto en su momento, cual era renovar la observancia y aumentar la participación en la liturgia, si nos atenemos a los decretos que la presentaron. El problema es, y nos remitimos a los HECHOS (porque de argumentos, solo los entenderán unos pocos y se les puede contraponer otros argumentos, pero los hechos son incuestionables y están a la vista de todo el que quiera ver) quiénes estaban detrás de ella: Bugnini, Lercaro, Béa/Behayim, et al., masones y modernistas todos (en cuyos nombramientos, ¿a dónde se le fue la infalibilidad a Pío XII?–Antes que nos responda, sepa que también hablamos de la infalibilidad en este artículo nuestro: https://wwwmileschristi.blogspot.com/2016/01/el-que-reconozca-los-papas-conciliares.html) y para qué era: para adelantar el Novus Ordo que salió en 1969 con esa misma justificación que tuvo Pío XII para las reformas que firmó. Dicho de otra forma, buena intención, pero al tener malos elementos, cabe un legítimo cuestionamiento SIN QUE POR ELLO SE FALTE AL ASENTIMIENTO QUE SE LE DEBE AL DOGMA DE LA INFALIBILIDAD PONTIFICIA. Y de otra arista, que esa reforma solo sobreviviera ¡CUATRO AÑOS! hasta la reforma de Roncalli (de quien los materiáliter no dicen ni mú) flaco favor le hace al reclamo de ser infalible.

      Y es la segunda vez que se lo decimos: Si quiere seguir la reforma de Pío XII, reconociéndola legítima, reconozca entonces el Novus Ordo como legítimo también, porque ese es su fruto. Contrário sensu, si rechaza el Novus Ordo como inválido, la reforma de 1955 también se debe rechazar y condenar, porque de ella es que surgió. Cualquier otro proceder, es pesar con pesas falsas, y eso Dios lo reprueba: «O bien decid que el árbol es bueno, y bueno su fruto; o si tenéis el árbol por malo tened también por malo su fruto, ya que por el fruto se conoce la calidad del árbol» (San Mateo XII, 33).

      No seguiremos discutiendo más del asunto. Nuestra postura es clara, y aquí no vamos a perder el tiempo en discusiones.

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    2. Y en cuanto a Mons. Altamira, es sabido de nosotros (al seguir las Misas en su canal de YouTube y porque él mismo nos lo dijo en una ocasión) que él sigue la reforma de Pío XII, pero por eso no se pone a estar peleando con Mons. Rodrigo que sigue a San Pío X, ni se pone a estar haciendo bandera de eso como Vd. hace. Piense en ello.

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