Traducción del artículo publicado por Mons. Donald J. Sanborn en el boletín del Seminario de la Santísima Trinidad en Octubre de 2000. Tomado de APOSTOLADO CABALLERO DE LA INMACULADA.
ADVERTENCIA DEL TRADUCTOR: La “ignorancia invencible” (aunque pueda exculpar del pecado o del delito) no puede aducirse como medio de salvación. Pretender citar la
encíclica Quanto conficiámur mœróre del Papa Pío IX para tal fin es desafortunado, por ser magisterio no infalible al no
cumplir el requisito de dirigirse a toda la Iglesia (la encíclica iba
dirigida sólo a los obispos de Italia); y en todo caso, Pío IX dice que
la persona sincera, de buena voluntad, que es ignorante de la fe será
“iluminada” por recibir la “luz divina” (oír el Evangelio) y entrará en
la Iglesia Católica para que pueda salvarse, condenando de este modo la opinión contraria. Ítem, como señala Santo Tomás de Aquino, «La ignorancia invencible [de las verdades divinas] no es pecado, sino un castigo por el pecado original» (Suma Teológica, parte II-IIæ, cuestión 10, art. 1 “¿Es pecado la infidelidad?”). Ítem, como se sigue de Romanos II, 11, los que nunca conocieron la Verdad y los que conociéndola la rechazan, se condenarán (aunque estos últimos con más severidad, ya que a sus pecados le suman la impugnación de la Verdad conocida –que es pecado contra el Espíritu Santo, el cual no tiene absolución–).
“Dóminus Jesus” DE RATZINGER: UN ANÁLISIS CRÍTICO
¿Piensas que Dóminus Jesus reafirma que la Iglesia Católica es “el único medio de salvación”? Piénsalo otra vez.
INTRODUCCIÓN
En Agosto del 2000, el Vaticano presentó un documento titulado Dóminus Jesus,
que fue presentado por la prensa como una defensa de la enseñanza
tradicional de la Iglesia que la Iglesia Católica es el único medio de
salvación. The Wanderer, verdadero para formar en sanitizar todo lo que
emerge de los modernistas en el Vaticano, lo llamó un nuevo Sýllabus de Errores (el Sýllabus de Errores era
el documento admirable presentado por el Papa Pío IX en 1864 que
condenó los errores modernos). ¿Pero este documento es una verdadera
defensa de la Fe Católica? No. De hecho, contiene herejía explícita, y
es la explicación más osada y completa de la teología de la Iglesia
modernista hasta la fecha.
I. LA DOCTRINA CATÓLICA SOBRE LA IGLESIA
A. La doctrina Católica concerniente a la unicidad de la Iglesia. La Iglesia Católica enseña que ella sola es la única Iglesia de Cristo, y que todas las otras religiones, cristianas o no, son sectas. Son religiones falsas. San Cipriano dijo: «Hay un Dios, y un Cristo, y una es la Iglesia y una es la Cátedra fundada sobre piedra por la palabra del Señor. No se puede constituir otro altar ni hacer un nuevo sacerdocio fuera del único altar y el único sacerdocio. El que recoge de otra manera, desparrama» [1].
B. ¿Quiénes son miembros de la Iglesia Católica? La Iglesia enseña que son miembros de la Iglesia Católica quienes han sido válidamente bautizados y no han sido excluidos de la Iglesia Católica por medio de la herejía, cisma o excomunión. El Papa Pío XII en su encíclica Mýstici Córporis enseña:
Por tanto, a los ojos de la Iglesia Católica Romana, que es la única Iglesia verdadera, existen solamente las siguientes categorías de personas:«entre los miembros de la Iglesia sólo se han de contar de hecho los que recibieron las aguas regeneradoras del Bautismo, y, profesando la verdadera fe, no se hayan separado, miserablemente, ellos mismos, de la contextura del Cuerpo, ni hayan sido apartados de él por la legítima autoridad a causa de gravísimas culpas. Porque todos nosotros –dice el Apóstol– somos bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo Cuerpo, ya seamos judíos, ya gentiles, ya esclavos, ya libres. Así que, como en la verdadera congregación de los fieles existe un solo Cuerpo, un solo Espíritu, un solo Señor y un solo Bautismo, así no puede haber sino una sola fe; y, por lo tanto, quien rehusare oír a la Iglesia, según el mandato del Señor, ha de ser tenido por gentil y publicano. Por lo cual, los que están separados entre sí por la fe o por la autoridad, no pueden vivir en este único Cuerpo, ni tampoco, por lo tanto, de este su único Espíritu» [2].
- Católicos, esto es, los que son miembros de la Iglesia Católica Romana;
- Herejes, esto es, personas válidamente bautizadas que han abandonado la Iglesia porque adhieren públicamente a falsas doctrinas y/o sectas acatólicas;
- Cismáticos, esto es, personas válidamente bautizadas que han abandonado la Iglesia porque se rehúsan a reconocer el primado del Romano Pontífice, o pertenecen a sectas que profesan lo mismo;
- Excomulgados, aquellos que han sido expulsados de la Iglesia por sentencia declaratoria de excomunión;
- Infieles, esto es, los no bautizados, que caen en dos subcategorías: (a) Judíos, cuyo error de resstencia al Mesías verdadero tiene un nombre especial, que es perfidia, y (b) Paganos, esto es, paganos, idólatras, y personas que no tienen religión.
C. El Cuerpo Místico de Cristo y la Iglesia Católica Romana son una y la misma cosa. El Papa Pío XII dijo en Mýstici Córporis:
El mismo Santo Padre, en su encíclica Humáni Géneris (1950), condena la idea que de cierta forma el Cuerpo Místico de Cristo y la Iglesia Católica Romana no son una y la misma cosa:«Ahora bien: para definir y describir esta verdadera Iglesia de Cristo –que es la Iglesia Santa, Católica, Apostólica, Romana– nada hay más noble, nada más excelente, nada más divino que aquella frase con que se la llama el Cuerpo místico de Cristo; expresión que brota y aun germina de todo lo que en las Sagradas Escrituras y en los escritos de los Santos Padres frecuentemente se enseña». [3]
«Algunos no se consideran obligados a abrazar la doctrina que hace algunos años expusimos en una Encíclica, y que está fundada en las fuentes de la revelación, según la cual el Cuerpo de Cristo y la Iglesia Católica Romana son una misma cosa. Algunos reducen a una vana fórmula la necesidad de pertenecer a la Iglesia verdadera para conseguir la salud eterna».
D. La noción Católica sobre la comunión. La Comunión consiste en una relación miembro-cabeza y entre los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Esta relación existe porque los miembros son incorporados al Cuerpo Místico mediante (1) Bautismo válido, (2) la profesión de la Fe Católica,
y (3) sumisión al Papa, la autoridad de la Iglesia Católica.
Todas tres cosas son necesarias para la incorporación; la ausencia de una de ellas efectuaría la separación del Cuerpo Místico [4]. Tal persona, por tanto, estaría fuera de la Iglesia, puesto que la comunión es un efecto necesario de la incorporación, y uno no puede incorporarse si no está en comunión. En términos sencillos, estar en comunión significa estar en la misma Iglesia como cualquier otro.
E. No existe tal cosa como una “comunión parcial” entre la Iglesia Católica Romana y las sectas acatólicas. Afirmar que hay una comunión parcial entre la Iglesia Católica Romana y las sectas acatólicas es descaradamente herético, puesto que es directamente contrario a la enseñanza de la Iglesia:
- Papa Pío IX: «Ninguna de estas sociedades [religiosas diferentes entre sí y separadas de la Iglesia Católica], y ni siquiera en su conjunto, puede ser vista en modo alguno como la única y Católica Iglesia que Cristo Señor edificó, constituyó y quiso que existiese. Nunca se podrá decir que estas sean miembros o parte de aquella Iglesia, porque están visiblemente separadas de la Unidad Católica» [5].
- Papa León XIII: «Jesucristo no concibió ni instituyó una Iglesia formada de muchas comunidades que se asemejan por ciertos caracteres generales, pero distintas unas de otras y no unidas entre sí por aquellos vínculos que únicamente pueden dar a la Iglesia la individualidad y la unidad de que hacemos profesión en el símbolo de la fe: “Creo en la Iglesia una…”» [6].
- Papa Pío XI: «Necedad es decir que el Cuerpo Místico puede constar de miembros divididos y separados» [7].
- Papa Pío XI: «Es desviarse de la verdad divina imaginar una Iglesia que no se pueda ver ni tocar, la cual no sería más que espiritual en la cual las comunidades Cristianas estarían unidas por un vínculo invisible, aun cuando están divididas en la fe» [8].
F. Es necesario pertenecer a la Iglesia Católica Romana a fin de ser salvo. La Iglesia enseña que fuera de la Iglesia Católica no hay salvación. Es un dogma Católica que debe ser creído por todos. El Papa Pío IX lo llamó notíssimum cathólicum dogma, esto es, un dogma conocidísimo por los Católicos, y declaró: «Por la fe debe sostenerse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie puede salvarse; que ésta es la única arca de salvación; que quien en ella no hubiere entrado, perecerá en el diluvio» (Singulári Quádam, 1854).
¿Se desprende de “Fuera de la Iglesia no hay salvación” que todo el que esté visiblemente fuera de la Iglesia Católica Romana se irá al Infierno? No. Significa que aquellos que culpablemente quedan fuera de ella irán al Infierno. Pero no es culpable quien esté invenciblemente ignorante de ella, esto es, quien no ha recibido suficiente exposición a ella como para reconocer su verdad. Solo Dios es el Juez último de quién es culpable o no en esta materia. Con todo, podemos formular el principio general que si un acatólico conociera o aun sospechara seriamente que la Iglesia Católica es la verdadera Iglesia de Jesucristo, pero falla en investigarlo y entrar en ella, se condenará al Infierno por toda la eternidad. Nuestro primer movimiento hacia Dios es en la virtud de la Fe, esto es, amar Su Verdad. Si no amamos la Verdad, no podemos ver a Dios. Nuestro Señor dijo: «Todo el que es de la verdad, escucha mi voz». A lo cual Pilato respondió: «¿Qué es la verdad?». Por tanto, si fallamos en amar la verdad conocida, o sospechada como cierta, estamos condenados.
El mismo Papa Pío IX, quien fue tan enfático sobre la doctrina que fuera de la Iglesia no hay salvación, enseñó explícitamente que aquellos que laboran bajo la ignorancia invencible de la Fe Católica no se condenarán. Él declara:
«Notoria cosa es a Nos y a vosotros que aquellos que sufren ignorancia invencible acerca de nuestra santísima Religión, que cuidadosamente guardan la ley natural y sus preceptos, esculpidos por Dios en los corazones de todos y están dispuestos a obedecer a Dios y llevan vida honesta y recta, pueden conseguir la vida eterna, por la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia; pues Dios, que manifiestamente ve, escudriña y sabe la mente, ánimo, pensamientos y costumbres de todos, no consiente en modo alguno, según su suma bondad y clemencia, que nadie sea castigado con eternos suplicios, si no es reo de culpa voluntaria» [9].
G. Las sectas acatólicas no son parte de ninguna manera de la verdadera Iglesia de Cristo. La teoría de que hay una Iglesia de Cristo que está por encima de todas las iglesias que profesan ser cristianas fue condenada en el siglo XIX. Esta teoría fue propuesta por los anglicanos en el mismo siglo, y es conocida como la “Teoría de las Ramas”. Sostenía que la “Iglesia Universal” constaba de tres ramas: la Católica Romana, la Ortodoxa, y los Anglicanos. Aunque no están en comunión entre sí, todas, sin embargo, parte de la “Iglesia Universal”. Estos Anglicanos identifican la “Iglesia Universal” con el Cuerpo Místico de Cristo, el cual, como tal, no tiene gobierno visible, y por ende ninguna cabeza visible. Así, ellos no identificarían exclusivamente a ninguna “Iglesia” con el Cuerpo Místico o “Iglesia Universal”. El cardenal Camillo
Mazzella, un prominente teólogo del siglo XIX, cita a un Anglicano de nombre Edward Arthur Litton, que suena justo como Ratzinger:
Según el cardenal Mazzella, ellos dicen que la unidad de gobierno de la Iglesia Católica es mejor, pero de ninguna manera esencial, y puede por tanto estar ausente, sin detrimento de ser la Iglesia. Cuando ocurre un cisma dentro de esta “Iglesia Universal”, esto es, cuando una iglesia se separa de otra, como en el caso de la Ortodoxa y los Anglicanos respecto de la Iglesia Católica Romana, la separación no es total y perfecta, ni siquiera es una separación de la Iglesia Católica en cuanto verdadera, sino sólo en cuanto ha sido corrompida en el área de la fe o la moral. Por tanto, permanece, según esta teoría, una comunión esencial en esas cosas que son verdaderas y rectas, mientras que se rechaza la comunión en el área de la doctrina errónea, en el culto supersticioso o el mandato tiránico.«Las Iglesias particulares, aunque separadas, son una por la relación común en la única verdadera Iglesia o Cuerpo Místico de Cristo, y por su conexión con él."[10]
Parentéticamente, esta idea Protestante de estar en comunión con lo que está bien, y no con lo que está errado, es exactamente la posición de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X respecto a Wojtyła [y sus sucesores]. Ellos por tanto, aceptan ciertas doctrinas y disciplinas de la Nueva Religión, mientras rechazan otras. Ellos están en comunión con Wojtyła cuando habla como Católico, y no están en comunión con él cuando habla como acatólico.
H. La Teoría de las Ramas fue condenada por la Iglesia. En 1857 fue fundada en Londres una sociedad llamada Asociación para Promover la Unión de la Cristiandad. En 1864, el Santo Oficio expidió una carta prohibiendo a los Católicos tomar parte en ella. En dicha carta, el cardenal Costantino Patrizi mencionó que los miembros del grupo son llamados a decir oraciones y ofrecer “misas” por la intención de que las tres “comuniones cristianas que (como ellos dicen) todas en conjunto constituyen la Iglesia Católica, finalmente lleguen juntas finalmente a formar un día un solo cuerpo” [11]
Abrumados de tristeza por el golpe del Santo Oficio, 198 teólogos Anglicanos escribieron al cardenal Patrizi pidiéndole reconsiderar, diciendo que ellos no pedían a Dios otra cosa que esa “intercomunión ecuménica que existió antes del cisma de Oriente y Occidente”. Su Eminencia respondió el 8 de Noviembre de 1865:
«Luego la Sagrada Congregación [del Santo Oficio] lamenta profundamente que esto os haya sucedido a vosotros que pensáis que estos cuerpos Cristianos que se presumen tener una herencia del sacerdocio y el nombre Católico, aunque escindidos y separados de la Apostólica Sede de Pedro, pertenecen como partes de la verdadera Iglesia de Jesucristo. No hay opinión que esté más distante de la genuina noción de la Iglesia Católica. Porque la Iglesia Católica… es la que, construida sobre una única Roca, se levanta en un cuerpo coherente y se mantiene unida por la unidad en la fe y la caridad».
La misma condenación fue incluida en el schema sobre la Iglesia [12] que fue distribuido a los Padres Conciliares en el Vaticano I:
«Si alguno dijere que la Iglesia verdadera no es un cuerpo en sí, sino que consta de distintas sociedades separadas que se dicen Cristianas, por las cuales esta se difunde; o que varias sociedades disidentes entre sí en la profesión de la fe y separadas de la comunión, constituyen como miembros o partes la una y universal Iglesia de Cristo, sea anatema».
Sin embargo Wojtyła, a pesar de la condenación de la Iglesia, continúa propagando su herejía respecto a la Iglesia.
Es importante entender esta herejía eclesiológica del Vaticano II (herejía sobre la Iglesia), porque esta es la base de su herejía respecto a la libertad religiosa. Los críticos del Vaticano II tienden a centrarse en la herejía de la libertad religiosa, pero esta es meramente una fuga de la herejía sobre la Iglesia, que es más grave en cuanto es más fundamental.
San Agustín dijo:
«Creemos también en la Santa Iglesia, que, por cierto, es la Católica. Pues también los herejes y los cismáticos llaman iglesias a sus congregaciones. Pero los herejes, creyendo cosas falsas acerca de Dios, violan la misma fe; los cismáticos, por sus separaciones inicuas, rompen con la caridad fraterna, aunque creen lo que nosotros también creemos. Por lo cual, los herejes no pertenecen a la Iglesia Católica, ya que ama a Dios, ni tampoco los cismáticos, porque también ama al prójimo». [13]
II. LA ENSEÑANZA SOBRE LA IGLESIA EN Dóminus Jesus
Dóminus
Jesus fue publicada supuestamente para defender la unicidad de la Iglesia como medio de salvación, y aun más fundamentalmente para defender el rol de Cristo como el único mediador entre Dios y el hombre.
La primera parte del mismo, los numerales 1 a 15, tratan sobre la unicidad de Jesucristo como mediador. La mayoría de esto es muy bonito, pero sin embargo se le da un golpe mortal a la mediación universal de Cristo en el parágrafo 14. Primero declara:
En el número 16 de Dóminus Jesus, Ratzinger se mueve al tema de la “unicidad y unidad de la Iglesia”. Él declara:
Texto nº 2: Texto nº 3: Texto nº 4:
Texto nº 5: Texto nº 6:
«Debe ser, por lo tanto, firmemente creída como verdad de fe católica que la voluntad salvífica universal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplida una vez para siempre en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios».
Muy Católico. Pero a continuación dice:
«Teniendo en cuenta este dato de fe, y meditando sobre la presencia de otras experiencias religiosas no cristianas y sobre su significado en el plan salvífico de Dios, la teología está hoy invitada a explorar si es posible, y en qué medida, que también figuras y elementos positivos de otras religiones puedan entrar en el plan divino de la salvación. En esta tarea de reflexión la investigación teológica tiene ante sí un extenso campo de trabajo bajo la guía del Magisterio de la Iglesia. El Concilio Vaticano II, en efecto, afirmó que “la única mediación del Redentor no excluye, sino suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única”[14]».
La “traducción” de esta declaración es esta: que las otras religiones no cristianas son medios de salvación, pero tienen que ser en alguna forma conectadas a Cristo como único mediador. ¿Por qué Ratzinger y Wojtyła están tan preocupados sobre esto? Es porque quieren hacer una única religión universal. Mas a fin de hacer una única religión universal, necesitas un único mediador. Así ellos quieren reprender a aquellos teólogos que están diciendo que Buda o Mahoma o Moisés son mediadores paralelos. Ratzinger cita a Wojtyła:
«Aun cuando no se excluyan mediaciones parciales, de cualquier tipo y orden, éstas sin embargo cobran significado y valor únicamente por la mediación de Cristo y no pueden ser entendidas como paralelas y complementarias».[15]
Este es el meollo del asunto. Los apóstoles de la religión única mundial Ratzinger y Wojtyła están preocupados de que no sean capaces de organizar al mundo entero en una Cristiandad sin dogmas y desfigurada, sino que su nueva religión tenga que coexistir junto con las otras. Así, la tarea de los teólogos es mostrar cómo Buda, Mahoma y Moisés son compatibles con Cristo como “comediadores” o “submediadores”. Tal doctrina traerá también a los no cristianos en la “Iglesia de Cristo”.
«Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por él fundada. Así como hay un solo Cristo, uno solo es su cuerpo, una sola es su Esposa: “una sola Iglesia Católica y Apostólica”».
Maravilloso. Pero ahora vamos a la herejía. Examinaremos uno por uno los textos heréticos y erróneos:
Texto nº 1:
«Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste [subsístit in] en la Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él».
Calificación: HERÉTICO.
La cita es tomada directamente de Lumen Géntium en el Vaticano II, y representa la herejía fundamental del Vaticano II respecto a la Iglesia. El padre Curzio Nitoglia, del Instituto Mater Boni Consílii [actualmente de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, N. del T.],
explicó el error de este texto en un artículo que apareció en su diario Sodalitium:
«¿Qué significa realmente esta formula? Fue escogida deliberadamente a fin de negar que la Iglesia de Cristo es sólo la Iglesia Católica. De hecho, “Subsístit in” significa que la Iglesia de Cristo es hallada en la Iglesia Católica, pero que no está identificada exclusivamente con la Iglesia Católica.
El cambio de est (Pío XII) a subsístit (Gáudium et Spes) [16] tuvo lugar por razones ecuménicas, explica el padre Mucci, S.J. en Civiltà Cattolica (5 de Diciembre de 1988). Y el padre Louis Bouyer escribe que gracias al “subsístit” introducido por el Concilio, ha llevado a “proponer nuevamente la idea de la unica Iglesia, aun si en el presente está dividida entre las diversas Iglesias Cristianas, como entre muchas ramas [17]. Esta idea fue retomada por Juan Pablo II en Canterbury. Además el cardenal Willebrands sostuvo algunas conferencias el 5 y 8 de Mayo de 1987, en las cuales afrmó que el “subsístit” supera y corrige el est de Pío XII (cf. Documentation Catholique, 3 de Enero 1988). Mientras el Concilio avanzaba, el obispo Luigi Maria Carli (entonces obispo de Segni) y el padre Aniceto Fernández, Maestro General de los Dominicos, intervinieron vigorosamente para solicitar la corrección de Lumen Géntium usando la palabra est en lugar de “subsístit”, a fin de reafirmar inequívocamente la Fe Católica. Pero la elección ecuménica –o mejor, la elección herética– prevaleció. El padre Congar escribe [énfasis agregado]:“La pregunta que falta por saber es si Lumen Géntium identifica estrictamente, esto es, en sentido exclusivo, esta Iglesia-Cuerpo de Cristo con la Iglesia católica romana, lo que hacía Mýstici Córporis. Se puede dudar cuando se constata que, no solamente el atributo de ‘romana’ no interviene –pero esto apenas alcanza, puesto que habla de la Iglesia «gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él»–, sino que evita decir que solo los católicos sean miembros del Cuerpo místico. Mejor: nos dice que la Iglesia de Cristo y de los Apóstoles subsístit in, se encuentra en la Iglesia católica, «si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica». No hay pues una adecuación estricta, esto es, exclusiva, entre la Iglesia-Cuerpo de Cristo y la Iglesia católica. El Vaticano II admite, en el fondo, que los cristianos no católicos son miembros del Cuerpo místico, y no simplemente ordináti ad”» [18]
Continúa el padre Nitoglia:
«De hecho Pío XII, en Mýstici Córporis, enseña que la única Iglesia de Cristo es (est) la Iglesia Católica. Por otra parte, Lumen Géntium cambia el est a subsístit porque ya no identifica (est) la Iglesia de Cristo con la Iglesia Católica. Esto es decir que la Iglesia fundada por Cristo existe en la Iglesia Católica, sin excluir las “iglesias separadas” (el magisterio conciliar usa la I mayúscula para las “Iglesias separadas”).El error del Vaticano II es que reduce la Iglesia Católica Romana a una mera organización en la cual subsiste la Iglesia de Cristo. Es una mera rama del gran tronco de la Iglesia de Cristo. Pero hay otras ramas.En resumen, el Cuerpo Místico de Cristo tiene una extensión mucho mayor que la Iglesia Católica Romana».
Esta herejía reduce el cuerpo de la Iglesia Católica a una mera persona moral, esto es, una corporación eclesiástica con cierta estructura natural, gobernada por ciertas leyes naturales, con una unidad natural. La unidad de la fe se reduce a una obediencia a una “norma de la iglesia”, lo que significa una observancia externa de las reglas de fe del momento, por la cual la iglesia es preservada en el orden [19]. Esto reduce la noción de ortodoxia a una observancia puramente legal de la teología prevalente del momento
Cuantos están familiarizados con el modernismo, ven su horrible cara. El Papa Pío XII condenó esta teoría en su encíclica Mýstici Córporis en 1943:
«Por lo cual lamentamos y reprobamos asimismo el funesto error de los que sueñan con una Iglesia ideal, a manera de sociedad alimentada y formada por la caridad, a la que -no sin desdén- oponen otra que llaman jurídica».
En su encíclica Humáni Géneris, en un texto que ya había citado, el mismo Santo Padre condena la idea que de algún modo el Cuerpo Místico de Cristo y la Iglesia Católica Romana no son una y la misma cosa:
Le doy la calificación de herética a la idea del “subsístit in”, puesto que es contraria al magisterio ordinario universal de la Iglesia respecto a la naturaleza de la Iglesia y del Cuerpo Místico de Cristo. Es ciertamente de fide
cathólica que el Cuerpo Místico de Cristo está identificado exclusivamente con la Iglesia Católica Romana. Es ciertamente herético afirmar que una secta herética o cismática es parte del Cuerpo Místico de Cristo. Recuerda lo que ya enseñaron los Papas:«Algunos no se consideran obligados a abrazar la doctrina que hace algunos años expusimos en una Encíclica, y que está fundada en las fuentes de la revelación, según la cual el Cuerpo de Cristo y la Iglesia Católica Romana son una misma cosa. Algunos reducen a una vana fórmula la necesidad de pertenecer a la Iglesia verdadera para conseguir la salud eterna».
- El Papa León XIII dijo: «Jesucristo no concibió ni instituyó una Iglesia formada de muchas comunidades que se asemejan por ciertos caracteres generales, pero distintas unas de otras y no unidas entre sí por aquellos vínculos que únicamente pueden dar a la Iglesia la individualidad y la unidad de que hacemos profesión en el símbolo de la fe: “Creo en la Iglesia una…”» [20].
- El Papa Pío XI dijo: «Necedad es decir que el Cuerpo Místico puede constar de miembros divididos y separados» [21].
- También dijo el Papa Pío XI: «Es desviarse de la verdad divina imaginar una Iglesia que no se pueda ver ni tocar, la cual no sería más que espiritual en la cual las comunidades Cristianas estarían unidas por un vínculo invisible, aun cuando están divididas en la fe» [22].
«Existe, por lo tanto, una única Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él. Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la sucesión apostólica y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas iglesias particulares». (no. 17)
Calificación: HERÉTICO.
Esta declaración es la conclusión lógica de la declaración previa. Dice meramente que los cismáticos y herejes que se han separado de la Iglesia Católica forman parte de la Iglesia de Cristo, que son otras ramas. Es herética por la misma razón que el “subsístit in” es herético. Altera completamente la naturaleza de la Iglesia de cristo, y pone una distinción entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Católica Romana.
Debe también señalarse aquí que los cismáticos y herejes que han dejado la verdadera Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica Romana, no son “Iglesias”. Como “Iglesias” ni siquiera existen. ¿De quién derivan su existencia? ¿De Dios? Por supuesto que no. ¿De los seres humanos? Sí, cismáticos y/o herejes. Pero los seres humanos no pueden engendrar “Iglesias” más de lo que pueden sacar oro del hierro. Todo lo que ellos pueden crear son sustitutos fraudulentos para la Iglesia verdadera.
El término verdadero para estas denominadas “Iglesias” sería el de bandas de herejes o agrupaciones de cismáticos, porque eso es lo que son. Ellos no tienen ninguna vida, carta o estructura eclesiástica legítima. No son nada. Son cadáveres.
«Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la plena comunión con la Iglesia católica al rehusar la doctrina católica del Primado, que por voluntad de Dios posee y ejercita objetivamente sobre toda la Iglesia el Obispo de Roma». (no. 17)
Calificación: HERÉTICO.
Este texto traza más explícitamente la conclusión del error original de Lumen Géntium. Extiende la Iglesia de Cristo más allá de los límites de la Iglesia Católica Romana, y le da legitimidad a las sectas acatólicas. También hace accidentales para ser parte de la Iglesia de Cristo la sumisión al Romano Pontífice y la creencia del primado del Romano Pontífice.
Esto es herejía explícita: La Iglesia de Cristo está presente y operante en estas “Iglesias” aun cuando rechacen la autoridad del Romano Pontífice. Pero esto es contrario a la doctrina de la Iglesia Católica Romana. La Iglesia enseña que Cristo y el Papa constituyen una única autoridad jerárquica. El Papa Pío XII declara en Mýstici Córporis (no. 40):
«Que Cristo y su Vicario constituyen una sola Cabeza, lo enseñó solemnemente Nuestro predecesor Bonifacio VIII, de i. m., por las Letras Apostólicas Unam sanctam; y nunca desistieron de inculcar lo mismo sus Sucesores».
Se sigue, pues, que aquellos que se escinden del Papa también se escinden de Cristo. Por esta razón el Papa Pío XII dice también en Mýstici Córporis (no. 22):
«Así que, como en la verdadera congregación de los fieles existe un solo Cuerpo, un solo Espíritu, un solo Señor y un solo Bautismo, así no puede haber sino una sola fe; y, por lo tanto, quien rehusare oír a la Iglesia, según el mandato del Señor, ha de ser tenido por gentil y publicano. Por lo cual, los que están separados entre sí por la fe o por la autoridad, no pueden vivir en este único Cuerpo».
«Por el contrario, las Comunidades eclesiales que no han conservado el Episcopado válido y la genuina e íntegra sustancia del misterio eucarístico, no son Iglesia en sentido propio; sin embargo, los bautizados en estas Comunidades, por el Bautismo han sido incorporados a Cristo y, por lo tanto, están en una cierta comunión, si bien imperfecta, con la Iglesia». (no. 17)
Calificación: HERÉTICO.
La declaración refiere a los Protestantes. Al contrario que los Cismáticos Griegos y algunos Veterocatólicos que han mantenido un episcopado válido y una Eucaristía válida, algunos Protestantes meramente laicos pueden reclamar un Bautismo válido. Luego ellos no califican, dice, para ser considerados “Iglesias particulares”, esto es, Iglesias miembros de la Iglesia de Cristo. Con todo, su Bautismo válido los hace miembros individuales incorporados en Cristo. Por ende, los Protestantes son miembros del Cuerpo de Cristo, el Cuerpo Místico de Cristo.
La conclusión obvia es que su adherencia a la herejía en estas sectas no los excluye de ser incorporados en Cristo, esto es, de ser miembros del Cuerpo Místico de Cristo.
Pero esta doctrina es contraria a lo que es enseñado comúnmente por la Iglesia, y por tanto herejía. La Iglesia enseña que el efecto del Bautismo por el cual somos incorporados en Cristo es anulada por la adherencia a la herejía. Ya hemos visto los textos del Papa León XIII y el Papa Pío XII que dejan claro que la adherencia a la misma fe es necesaria para la adherencia al Cuerpo Místico de Cristo.
«En efecto, “los elementos de esta Iglesia ya dada existen juntos y en plenitud en la Iglesia católica, y sin esta plenitud en las otras Comunidades”. “Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y Comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia”». (no. 17)
Calificación: HERÉTICO.
La declaración es una mera repetición de documentos previos, uno de Juan Pablo II, y el otro del Vaticano II. La declaración declara fuertemente que las sectas acatólicas, y que derivan su eficacia como un medio de salvación de la Iglesia Católica. Esta declaración es directamente contraria al dogma extra Ecclésiam nulla salus
(fuera de la Iglesia no hay salvación). Es por tanto herética.
Lejos de ser medios de salvación, las sectas acatólicas son medios de condenación. Porque como sectas acatólicas, predican herejía, cisma y error a sus adherentes, las cuales sirven solo para separar a las gentes de Dios y la Iglesia verdadera. Si sus seguidores adhieren con conocimiento y voluntad a estas desviaciones de la verdad, irán al Infierno. Es solo por ignorancia invencible de sus errores que pueden ser excusados de sus crímenes de herejía y/o cisma los adeptos de estas sectas. En tal caso, ellos podrían salvar sus almas a pesar de la falsa religión a la cual adhieren.
No debería argüirse que porque estas sectas tengan sacramentos válidos por ende pueden tener “medios de salvación”. Decir que los tienen no es verdad. Es cierto que un hereje o cismático puede usar válidamente un sacramento, pero estos sacramentos no son propiedad de estas sectas.
Además, en términos objetivos, los herejes y cismáticos usan ilícitamente y pecaminosamente los sacramentos Católicos. Es solo en extrema necesidad (v.g., peligro de muerte) que la Iglesia autoriza el uso de alguno de sus sacramentos de manos de los acatólicos. Dice el cardenal Mazzella:
«Los sacramentos que los herejes han preservado en sus sectas son como despojos que han tomado de la Iglesia cuando la abandonaron, pero los cuales pertenecen a la Iglesia. Un siervo fugitivo puede llevar consigo el dinero de su señor; un soldado [desertor] puede tomar el estandarte del general. Pero así como quienes escapan con estas cosas no pertenecen a la familia o al ejército, así los herejes no pertenecen a la Iglesia» [23].
«La falta de unidad entre los cristianos es ciertamente una herida para la Iglesia; no en el sentido de quedar privada de su unidad, sino “en cuanto obstáculo para la realización plena de su universalidad en la historia”». (no. 17)
Calificación: A lo menos ERRÓNEO.
La declaración implica que la Iglesia de Cristo no puede realizar su universalidad hasta que todos los “Cristianos” [lee herejes y cismáticos] estén reunidos bajo una única organización eclesial. Esto es falso. La Iglesia Católica no necesita la reunión de los herejes y cismáticos a fin de tener su propiedad esencial (nota) de universalidad o catolicidad. Ella es perfectamente católica o universal sin ellos. Porque la catolicidad significa únicamente la difusión de la Iglesia en todos los pueblos y naciones. El hecho que algunos permanezcan fuera de ella, o peor, la abandone, en ninguna manera compromete su universalidad.
Ni la Iglesia ha enseñado que todo el mundo se convertirá un día a ella. De hecho, parece ser verdad lo contrario, que con el progreso del tiempo la fe será oscurecida y la caridad se enfriará, hasta el punto que quedarán muy pocos Católicos en el mundo.
Cuando Nuestro Señor oró para que “todos sean uno”, Él se refería a la unidad que pertenece a Su Iglesia, y no a toda la raza humana. Pero debe recordarse que estos eclesiásticos unimundialistas como Wojtyła y
Ratzinger están desesperados por buscar una forma de llevarlos a todos a la religión única.
III. LA INTERPRETACIÓN CORRECTA DE ESTE DOCUMENTO
Sostengo que la interpretación que he dado a este documento es correcta y verdadera, porque está en conformidad con otras declaraciones de Wojtyła y Ratzinger.
Considera, por ejemplo, la definición de Ratzinger (y Wojtyła) en su documento intitulado Carta a los Obispos de la Iglesia Católica
sobre algunos aspectos de la Iglesia considerada como Comunión (1992):
«La Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos Una, Santa, Católica y Apostólica, es la Iglesia universal, es decir, la universal comunidad de los discípulos del Señor, que se hace presente y operativa en la particularidad y diversidad de personas, grupos, tiempos y lugares».
¿Dónde
está la unidad en la Fe? ¿Dónde está la sumisión al Romano Pontífice?
¿Dónde, si quiera, la mención al Bautismo? No están, porque no son
necesarios en la Iglesia Mundial de Wojtyła y Ratzinger.
En relación a las “Iglesias particulares”, que incluyen las sectas de cismáticos y herejes, Ratzinger dice en el mismo documento: «en ellas se hace presente la Iglesia universal con todos sus elementos esenciales» (§ 7). El “cardenal” desarrolla el tema de la Iglesia particular, declarando que «La Iglesia universal es, pues, el Cuerpo de las Iglesias» [esto es, las Iglesias particulares] (§ 8). Él enfatiza que en cada Iglesia particular «se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica» (§ 9). Continuando en el mismo párrafo, identifica la Iglesia universal y las iglesias particulares:
«De ella [la Iglesia], originada y manifestada universal, tomaron origen las diversas Iglesias locales, como realizaciones particulares de esa una y única Iglesia de Jesucristo. Naciendo en y a partir de la Iglesia universal, en ella y de ella tienen su propia eclesialidad».
¿Cómo sabemos que las sectas cismáticas y heréticas son Iglesias particulares? Ratzinger dice más:
«Esta comunión existe especialmente con las Iglesias orientales ortodoxas, las cuales, aunque separadas de la Sede de Pedro, permanecen unidas a la Iglesia Católica mediante estrechísimos vínculos, como son la sucesión apostólica y la Eucaristía válida, y merecen por eso el título de Iglesias particulares».
Él dice que «en ellas [las Iglesias particulares] se hace presente la Iglesia universal con todos sus elementos esenciales» (§ 7).
Incluso va más allá como para decir que donde hay una Eucaristía válida, tienes la Iglesia de Cristo:
«En efecto, “con la celebración de la Eucaristía del Señor en cada una de estas Iglesias, la Iglesia de Dios es edificada y crece” [24], ya que en toda válida celebración de la Eucaristía se hace verdaderamente presente la Iglesia una, santa, católica y apostólica».
IV. RESUMEN Y CONCLUSIÓN
El nuevo documento Dóminus Jesus de Ratzinger es un pesado retazo de documentos previos. No hay condena al indiferentismo religioso, sino que hay declaraciones explícitas de principios que en sí mismos constituyen indiferentismo religioso. Porque si la Iglesia de Jesucristo está presente con todos sus elementos esenciales en sectas cismáticas y heréticas, y si ellas son usadas por el Espíritu de Cristo como medios de salvación, entonces ¿qué otra cosa necesitas? Lo único que falta es el grado o perfección de ser la Iglesia de Cristo y un medio de salvación. Esto es precisamente lo que Wojtyła y Ratzinger aseveran: que la Iglesia Católica tiene la plenitud de la verdad y de los medios de salvación, mientras que las otras tienen una porción de estas cosas. Con todo, su falta no les impide ser miembros de la Iglesia de Cristo.
Así, con diabólica astucia, Wojtyła y Ratzinger son capaces de decir «todas las religiones no son iguales», porque la Iglesia Católica tiene la plenitud, y las otras solo tienen partes. No, no son iguales, pero todas ellas son más o menos buenas, y más allá de eso, en las sectas cismáticas uno encuentra la Iglesia de Cristo, y un medio de salvación. Además, los Protestantes son miembros de la Iglesia de Cristo. Esto es afirmado sobre estas sectas, aun cuando todas ellas adhieren al cisma y la herejía.
Pero en Mortálium Ánimos, el Papa Pío XI condena este mismo error de que todas las religiones son más o menos buenas:
«Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio. Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios» [Énfasis añadido].
San Pío X, en su encíclica Pascéndi, que condenó a los modernistas, condenó esta misma doctrina:
«Todo lo más que en esta oposición de religiones podrían acaso defender los modernistas es que la católica, por tener más vida, posee más verdad, y que es más digna del nombre cristiano porque responde con mayor plenitud a los orígenes del cristianismo. Nadie, puestas las precedentes premisas, considerará absurda ninguna de estas conclusiones».
Así, los dos viejos engañadores lo han hecho de nuevo. Wojtyła y Ratzinger
han publicado flagrante herejía bajo los encabezados de “conservatismo” y “defensa de la fe”. Los conservadores del Novus Ordo se la comieron. Es sólo una cucharada más de la herejía y apostasía cuchareable que hemos estado recibiendo desde los 1960’s.
La doctrina de Ratzinger es novedad. Es herejía. Conduce a la apostasía. Nos es dada como una preparación para una Iglesia Mundial. Por este documento Wojtyła y Ratzinger han dispensado de la necesidad de asentir con todos los dogmas Católicos y estar sometidos al Papa como condiciones esenciales para ser miembros de la Iglesia de Cristo.
NOTAS
[1] Epístola ad Plebem, de quínque presbýteris schismáticis factióne Felicíssimi; en Migne, Patrología Latina, vol. 4, col. 336.
[2] N. 22. Énfasis añadido.
[3] N. 13.
[4]
Excepto en el caso de los infantes, donde sólo es necesario el bautismo
válido. Por esta razón la Iglesia considera Católicos a aquellos hijos
de herejes que han sido válidamente bautizados, pero que aún no han
alcanzado la edad de razón. Al llegar a la edad de razón, se presume que
estos hijos de herejes profesan las mismas herejías y falta de sumisión
a la autoridad que sus padres, y por tanto son considerados en ese
punto fuera del Cuerpo Místico.
[5] Carta Apostólica Jam vos omnes, 13 de Septiembre de 1868.
[6] Encíclica Satis Cógnitum.
[7] Encíclica Mortálium Ánimos.
[8] Ibíd.
[9] Encíclica Quanto conficiámur mœróre, 10 de Agosto de 1863. Denz. 1677.
[10]
CAMILLUS CARD. MAZZELLA, S.J. De Religióne et Ecclésia Prælectiónes
Scholástico-dogmáticæ, Romæ: Forzani et Socii, 1896., pág. 340.
[11] Epístola de la Sagrada y Universal Inquisición Romana, dada el 16 de Septiembre de 1864.
[12] Pero nunca votada, debido a la Guerra Franco-Prusiana y la invasión de Garibaldi.
[13] De Fide et Sýmbolo, c. 10.
[14] Constitución Lumen Géntium, n. 62.
[15] Encíclica Redemptóris míssio, n. 5.
[16] Est en latín significa “es”. Subsístit in significa “subsiste en”.
[17] La Chiesa di Dio corpo di Cristo e tempio dello Spirito, (Cittadella: 1971), pág. 603.
[18] Le Concile de Vatican II, (París: Beauchesne), pág. 160.
[19]
En la práctica, esta idea puede ser vista en la “disciplina” de
“teólogos rebeldes” como Hans Küng. Ellos no son removidos de la
membresía del Cuerpo místico de Cristo debido a su negación o duda
voluntaria y pública de las verdades reveladas por Dios, teniendo el
efecto de removerlos de la unidad de fe de la Iglesia Católica, sino en
cambio se les dice meramente que están “fuera de orden” en sus
enseñanzas, y que no pueden ser considerados “Teólogos Católicos”. Esto
es sencillamente decir que ellos no están “en la opinión
mayoritaria”. Con todo, ellos continúan siendo miembros de la iglesia
–del Novus Ordo–, pero no les está permitido ejercer su función como
teólogos.
[20] Encíclica Satis Cógnitum.
[21] Encíclica Mortálium Ánimos.
[22] Ibíd.
[23] Op. cit., pág. 470.
[24] Decreto Unitátis Redintegrátio, n. 15, §1.
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