Traducción del artículo publicado en GREEK CITY TIMES.
En este mismo día hace diez años (16 de Marzo de 2011), la OTAN, el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, Turquía e Israel comenzaron una campaña coordinada de cambio de régimen contra el Presidente Bashar al-Assad y la destrucción de Siria. Esto ha causado la muerte de más de 500.000 personas, millones de refugiados, infraestructura destruida y una economía en crisis. A pesar de las numerosas maniobras políticas, esta alianza contra Siria fracasó catastróficamente y no consiguió cambiar el régimen. No solamente Assad sobrevivió a la matanza, sino que de resultas, la situación geopolítica cambió dramáticamente.
Cada agresor tenía sus propias ambiciones en Siria, pero se unió en el objetivo de conseguir el cambio de régimen. Gracias a las contribuciones hechas por Rusia, Irán y Hezbolá, el gobierno sirio sobrevivió a la agresión coordinada. Mientras la OTAN y Turquía continúan insistiendo en el cambio de régimen, los estados árabes, principalmente la Arabia de Saúd y los Emiratos Árabes Unidos, fueron forzados a normalizar sus relaciones con Siria para contrarrestar la creciente amenaza del expansionismo turco y la influencia en el mundo árabe que ellos no anticiparon cuando decidieron destruir Siria hace diez años.
Atentado sostenido de cambio de régimen contra Siria desde 2011 (Soldado sirio celebrando la reconquista de Damasco por las fuerzas del gobierno, año 2018).
Aunque un sistema unipolar dominado por Estados Unidos se ha consolidado con el colapso de la Unión Soviética en 1991, la intervención rusa en 2008 para defender las repúblicas de facto de Osetia del Sur y Abjazia contra laa fuerzaa georgianas akebtadas por la OTAN fue el primer signo de un sistema multipolar emergente. Mientras los Estados Unidos observaba impotente cómo Rusia defendía exitosamente Osetia del Sur y Abjasia en una región que cae bajo la esfera de influencia de Moscú, se fortalecía un sistema multipolar, donde hay una distribución más igual de poder compactado en esferas de influencia.
Fue la intervención militar directa de Rusia en Siria, que comenzó el 30 de Septiembre de 2015, lo que consolidó verdaderamente la multipolaridad del siglo XXI. Mientras los Estados Unidos tenían yihadistas financiados por el Pentágono batallando contra yihadistas financiados por la CIA, Moscú tenía objetivos y políticas claras hacia Siria: la supervivencia del estado y el gobierno. No solo Rusia defendió exitosamente al gobierno, a pesar del hecho que grandes áreas de Siria permanecen ocupadas poe fuerzas respaldadas por Estados Unidos y Turquía, sino que puso su huella militar al asumir el control de la base aérea de Jmeimim y extendió su peso hasta el puerto de Tartús. En esta forma, Rusia aseguró que el cambio de régimen en Siria, volviendo la ocupación estadounidense y turca de grandes áreas del norte y este de Siria como políticas extremadamente cínicas que prolongan el sufrimiento y la catástrofe económica en el país.
Antes de la guerra, Damasco y Ankara tenían relaciones amistosas, con el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan incluso describiendo a Assad como “mi hermano” en una ocasión. Con todo, la denominada Primavera Árabe proporcionó a Erdoğan la oportunidad para seguir su política neo-otomana.
Erdoğan (entonces Primer Ministro turco) saluda a Assad antes de un encuentro en Bodrum, Turquía (año 2009).
Esto no solo resultó en grandes áreas del norte de Siria siendo ocupadas ilegalmente por Turquía, sino que está en marcha un intenso proceso de turquización con la imposición del currículo escolar, moneda y lenguaje turco sobre la población local.
Lo que Turquía no anticipó en Siria fue la reemergencia del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (en kurdo Partiya Karkerên Kurdistan, PKK) en la forma de las Unidades de Protección Popular (en kurdo Yekîneyên Parastina Gel, YPG). De hecho, antes de la guerra, Siria, que una vez apoyó al PKK, expulsó al grupo y acabó su apoyo al mejorar sus relaciones con Turquía. Al apoyar Ankara el colapso del gobierno sirio, permitió las condiciones para que el PKK regresara a Siria y encontrara una vez más una nueva base de operaciones para continuar su insurgencia contra Turquía. Adicionalmente, Turquía creyó erróneamente que el cambio de régimen sería una tarea fácil, y la guerra prolongada vio a millones de refugiados inundando el país, no solo lastrando más la economía, sino también el incremento rápido en ataques terroristas a lo largo del país.
Israel es el único agresor que no ha sufrido por los atentados de cambio de régimen contra Siria. El principal interés de Israel no es necesariamente el remover a Assad del poder, sino la destrucción completa del país. La continuación de la guerra sirve a los intereses israelíes porque Siria era el único estado árabe que representaba una amenaza existencial al Estado Judío. La destrucción de la economía y el debilitamiento militar han asegurado que Siria no sea una amenaza para Israel por varias décadas porque tendrá un largo camino hacia la recuperación.
Van diez años desde que comenzó la guerra siria, y la OTAN dirigida por Estados Unidos, Turquía y los estados árabes participantes fallaron en conseguir su objetivo de cambiar el régimen para implantar su propia marioneta en Damasco. Los Estados Unidos fallaron en cercenar el Eje de la Resistencia (Irán-Siria-Hezbolá), los árabes fallaron en instalar un presidente suní que estaría contra Irán y completamente alineado con la Arabia de Saúd y los Emiratos Árabes Unidos, y Turquía no solo falló en instalar a un neo-otomano en el poder, sino que también refortaleció al PKK que durante años no existía en Siria.
Lo más importante, la coalición inicial contra Siria ha colapsado, con Turquía frustrada por el apoyo sostenido estadounidense al YPG y los árabes virando pivotalmente hacia Siria mientras ahora encuentran mayor preocupación por el apoyo turco a la Hermandad Musulmana y la interferencia en los asuntos árabes. De hecho, Estados Unidos se halla en una posición más frágil en la región mientras el Eje de la Resistencia está preservado y Rusia tiene ahora una mayor presencia militar e influencia en Siria que no tenía antes de la guerra. El éxito ruso en preservar el estado sirio es el indicador más fuerte que el sistema mundial unipolar ha colapsado y un nuevo sistema multipolar ha tomado su lugar en el siglo XXI.
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