«Los racionalistas alemanes han necesitado pasaran 19 siglos primero para escribir “Vidas de Cristo” sin milagros, destrozando los Evangelios; e incurriendo en una contradicción notable, que ya he notado, y es ésta: “Si los Evangelios son documentos tan extraordinariamente mentirosos, no se les puede creer en nada; y entonces ¿de dónde sacan ellos la vida de Cristo?”. En fin, dejémoslos, son alemanes; el español cuando quiere dejar la religión, no lanza una parte y se queda con la otra, sino que la lanza toda; y a veces incluso se pone a matar curas [4]. Esas componendas y cataplasmas del Protestantismo no van con el carácter español. Ahora dicen que Franco prohíbe el Protestantismo en España; pero si no hay, ¿qué va a prohibir? Como le dijo un aldeano andaluz a un Pastor protestante que fue a predicar Protestantismo a una aldea andaluza en tiempo de la República: “Misté, hombre: Usté quíe que aquí creamo en la religión de Usté –y aquí no creemo ni siquiá– en la religión católica –¡que é la verdadera!”».
PADRE LEONARDO CASTELLANI, Sermón del III Domingo de Cuaresma, 17 de Marzo de 1963. En Domingueras prédicas II, (P. Carlos Biestro, compilador). Mendoza, Ediciones Jauja, 1999, pág. 91.
NOTA (Del compilador)
[4] Pero los tiempos han cambiado, y ahora algunos curas enseñan a los fieles que los milagros son muy poco creíbles. Así el P. Ariel Álvarez Valdés [que renunció al presbiterado en 2009, tras negarse a las retractaciones que le ordenara el secretario de la CDF Tarcisio Pedro Evasio Bertone Borio SDB en 2002 y el obispo de Santiago del Estero Francisco Polti Santillán en 2008 por sus posturas heterodoxas, N. del E.] (“¿Cómo hacía Jesús sus Milagros?”, en “Vivir en Familia”, Marzo de 1998, pags. 11-13) sostiene que Dios no puede violar las leyes de la Naturaleza, pues ello significaría que tales leyes están mal hechas y que Él podría haberlas creado mejor. Dios no es transgresor.
En “El Evangelio de Jesucristo”, homilía del Domingo Vigesimotercero después de Pentecostes, Castellani responde a la objeción modernista a los milagros:
«Si Dios quiere hacer un hecho propio suyo, que lo señale a Él, no necesita descompaginar la creación con una especie de alcaldada o acto de violencia, sino manejar las naturas de las cosas que Él ha hecho, y que Él únicamente conoce hasta el fino fondo. Dios está dentro de las cosas y de sus leyes y no fuera de ellas. Aquí está el error de los que niegan el milagro, como [Félix Alejandro] Le Dantec, alegando que Dios no puede destruir las leyes naturales: puesto que no necesita destruirlas. Aquí también está el error de los que, viendo una cierta uniformidad en el modo en que ocurren los milagros, sostienen que no son milagros, sino efectos de leyes naturales que todavía desconocemos; como Beresford y los modernistas en general.John Davys Beresford, arquitecto y gran escritor inglés arquitecto y gran escritor inglés, ha encarnado la doctrina modernista de la “fe-que-cura” (“the healing faith”) en su novela The Hampdenshire Wonder y en otros libros. Trata de desarmar el mecanismo del milagro, atribuyéndolo a la voluntad humana exaltada e inflamada por la fe y el amor; aunque la “Fe” de que habla no es la fe sobrenatural sino una especie de confianza ciega y frenética; y el “Amor” no es el amor de Dios sino el amor humano. Dice con razón que debe haber un lazo genético entre el espíritu y la materia, la cual del espíritu procede; y por tanto, todo lo que hace falta es que el espíritu, en un momento de exaltación pasional –y aquí es donde yerra– recupere por un momento ese lazo e influjo escondido; pero sabemos que ese influjo escondido no está en manos del hombre, sino sólo del Creador, y a lo más, del ángel».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.