lunes, 13 de enero de 2020

DONACIONES A LA IGLESIA CONCILIAR ITALIANA BAJARON A LA MITAD

El periodista italiano Vittorio Feltri alerta en el Libero Quotidiano que en pocos años, la mayoría durante el pontificado de Francisco, las donaciones de los fieles a la Iglesia italiana se han reducido a la mitad:
LA IGLESIA VA A LA IZQUIERDA, Y LOS FIELES NO DAN DINERO: EL De Profúndis DE BERGOGLIO: COLAPSO ECONÓMICO

Últimos datos alarmantes para la Iglesia que insiste en perseguir una política alineada con la de la izquierda más anticuada y conformista. En resultas, las donaciones de los fieles, esto es, los pocos después de lustros de descenso impresionante, han bajado a la mitad en pocos años. En los tiempos en los cuales el rédito nacional era exiguo, inferior al actual, las cajas de limosna se llenaban porque los cristianos estaban en sintonía con las prédicas del clero, por eso daban a la parroquia la mayor cantidad de dinero que podían. Lo hacían voluntariamente, con convicción, seguros que los sacerdotes utilizaban los fondos recogidos para ir en socorro de la gente necesitada o a cualquier objetivo social. Por ejemplo, dónde financiar los oratorios, óptimos centros de agregación juvenil en los cuales, incluso yo, ateo irreducible, he pasado alegre la infancia y la adolescencia recibiendo una educación superior a la de la escuela.
 
Además, por experiencia personal, estoy en capacidad de testificar que casi todas las organizaciones dedicadas al voluntariado eran guiadas con gran diligencia por sacerdotes llenos de fuego sagrado.
 
Nadie osaba dudar que estos actuasen por interés personal o en apoyo de un partido o contra otro. La confianza en la Iglesia era total, sin discusión. También los comunistas  más encallecidos no negaban la noble función de prebostes y curatos, todos empeñados en cumplir el bien. Después el clima en el País cambió, se hizo ácido, nacieron facciones en lucha áspera, las cuales, además de combatirse, se odian sosteniendo opiniones inconciliables. Y aquellos que endosan el hábito talar, en vez de perseguir objetivos de paz, tomaron partido: quien está por la defensa firme de la tradición católica y quién, en cambio, seguramente de buena fe, está por la acogida indiscriminada de los inmigrantes y su integración, y favorece una suerte de conmixtión entre cristianos y musulmanes al grito de “Seamos todos hermanos”. Fatalmente, laa relaciones entre los primeros y los segundos se han envenenado, produciendo a veces desencuentros o al menos polémicas difíciles de calmar con sosegados intercambios de opinión.

El ala conservadora está disgustada por el comportamiento de los sacerdotes que permiten a los frecuentadores de los lugares de culto cantar el “Bella ciao”, mientras el ala progresista apoya la idea de abolir el pesebre en los asilos y en las escuelas en homenaje a quien profesa la religión islámica. Entre los litigantes no hay forma de llegar a un acuerdo, así que mucha gente se ha alejado de las parroquias y no da más el óbolo dominical en apoyo de las actividades eclesiásticas colaterales. Resultado: las donaciones han bajado a la mitad, como está dividida la multitud de los devotos. Queridos sacerdotes, daos una regulación.
  
COMENTARIO
Después del Vaticano II, cada año hay menos fieles a la religión del Vaticano II; en tiempos bergoglianos la cifra va a peor. Mas sin embargo, la baja en la donación se explica actualmente a la desconfianza de los fieles por las inversiones vaticanas hacia otros fines, por poner ejemplos reales, financiar una película biográfica sobre Elton John, un bloque de apartamentos de lujo en Londres, o una plataforma petrolera, y esto sin mencionar desviaciones ‘non sanctas’ que ni contribuyen a la fe, ni tampoco hacen falta, porque parecen estar bien financiados por la élite secular.

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