La oración en el huerto con el donante Luis I de Orleans (Colart de Laon. Madrid, Museo del Prado).
«Solo Lucas […] psicólogo y médico, ha recogido algunos particulares de lo que luego sucedía: Y entrando en agonía, oraba con más intensidad. Y le vino el sudor como gotas (θρόμβοι) de sangre cayendo sobre la tierra (Luc. XXII, 44). […] La oración, a la cual él siempre había recurrido particularmente en las circunstancias más solemnes de su vida, se convirtió en su único refugio en esta hora suprema. Y la agonía se prolonga, y el agonizante o luchador manifiesta en su cuerpo los efectos de la lucha: trasuda, y su sudor se convierte como glóbulos de sangre cayendo sobre la tierra. A la distancia de un tiro de piedra, bajo la claridad plenilunar este fenómeno podía ser observado bastante bien: aun más distíntamente podía ser percibido por tres testigos poco después, cuando Jesús volvió junto a ellos teniendo todavía sobre el rostro las venas enrojecidas, los grumos y las otras trazas de los glóbulos de sangre. Un fenómeno fisiológico, designado como hematidrosis, esto es, sudor sanguíneo, es conocido por los médicos: la observación fue hecha ya por Aristóteles […]. El fenómeno ocurrido en Jesús podrá ser objeto de investigaciones científicas de los fisiólogos […]: el fisiólogo Lucas, trasmitiendo él solo esta noticia, parece tácitamente invitar a tales investigaciones» PADRE GIUSEPPE RICCIOTTI, Vida de Cristo, 556.
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