domingo, 2 de febrero de 2020

CORONAVIRUS, UN ARMA DEL NOM

Artículo publicado por Magdalena del Amo para PERIODISTA DIGITAL.
  
Bill Gates es el dueño de la patente del coronavirus de Wuhan, y George Soros tiene un laboratorio bacteriológico en la zona de Wuhan.
¿QUÉ HAY DETRÁS DEL CORONAVIRUS? ¿MIEDO PARA TENERNOS CONTROLADOS, INTERESES DE LAS FARMACÉUTICAS, PANDEMIA PARA DIEZMAR A LA POBLACIÓN?
  
  
Hay que tomar las medidas para la reducción demográfica del globo terráqueo, aun en contra de la voluntad de sus respectivas poblaciones. La reducción del índice de natalidad ha sido un fracaso. Por eso tenemos que aumentar la tasa de mortalidad por medios naturales, por el hambre y por la inoculación de todo tipo de enfermedades”. Empiezo el artículo con estas escalofriantes palabras del exsecretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Mc Namara, un ser nefasto y amoral que, entre otras lindezas, falsificó las pruebas para justificar que Estados Unidos se implicara a fondo en la guerra de Vietnam y, como presidente del Banco Mundial, presionó a los países en vías de desarrollo para que aceptasen las políticas de eugenesia de la International Planned Parenthood  Foundation (IPPF), a cambio de no ejecutar sus préstamos. ¡Todo un angelito!
     
Hay que conocer estos extremos para entender el fresco social de esta aldea global recién estrenada, de parámetros nuevos, de dictaduras encubiertas, de censura velada y de pensamiento único alimentado por eufemismos. Es la era de las noticias falsas –oficiales–, de la telebasura política y de las cortinas de humo programadas desde las alturas para este rebaño de esclavos. En eso nos hemos convertido, en una gran manada de zombis que responde a instintos y emociones. Por eso estamos a merced de los depredadores, que nos bombardean con el miedo continuo para mantenernos atados al pesebre sin atrevernos a mirar qué hay detrás de lo aparente.
     
Miedo, caos, confrontación, incertidumbre, pandemia, remedios que  siempre surten efecto, porque resuenan en nuestro instinto más profundo, el de supervivencia. Virus, pandemia, vacunas, intereses económicos, bigpharma, magnates, son conceptos que, desgraciadamente, suelen ir asociados. Recordemos el Ántrax, las gripes aviar y porcina, el virus del Nilo Occidental, el Ébola, el Zika y otras plagas más locales, como la chikunguña o la fiebre del dengue. Una detrás de otra se traduce en más miedo, más escándalo mediático y más mentiras, que resucitan los viejos recuerdos de conspiraciones que no son tales, sino realidades tejidas en los telares de la maldad, léase laboratorios de intereses perversos.
     
El miedo amansa y anonada. Lo saben los diseñadores de la sociedad, que lo fabrican y se lo sirven en bandeja a los políticos de turno para que lo dosifiquen a conveniencia. No queremos decir que no sean reales los virus, todo lo contrario. Lo son, y también letales, hasta el punto de ser catalogados como armas bacteriológicas. Lo que pretendemos es arrancar la careta a estos creadores de terror y muerte que manipulan a la sociedad consiguiendo el triple efecto: 1) Desviar la atención. Así, por ejemplo, quedan minimizados los preliminares de la instauración del Nuevo Orden Mundial, la crisis global, el aumento de los narcoestados, el auge de las mafias, la corrupción política y el aumento de la pobreza. 2) Crear pánico para amansar a una masa que se rebela contra este sistema oligárquico, injusto e inhumano expuesto en el punto primero. 3) Favorecer a determinados laboratorios fabricantes de los medicamentos o vacunas para remediar o paliar la pandemia programada. Hay un cuarto efecto —el más importante y decisivo, que afortunadamente aún no se ha puesto en práctica masivamente—, que se sustanciaría en provocar grandes pandemias para diezmar la población, como se desprende de las palabras de Mc Namara que encabezan este texto.
    
En los artículos ¿Qué se esconde detrás del virus del Ébola?, y en El Zika, una nueva manipulación del sistema hablo ampliamente del origen de los virus del Ébola y el Zika y de su manipulación, por eso eludo hablar de ello. He aquí los enlaces:
La triste verdad es que cuando se profundiza en la marcha de los acontecimientos, se analiza su origen y se descorren los velos, más allá de lo que propagan los emporios de noticias, que la prensa debe titular, el sistema corrupto y antihumano se muestra ante nosotros en toda su esplendorosa perversión.
  
BILL GATES Y GEORGE SOROS DETRÁS DEL CORONAVIRUS
Ahora le toca el turno al coronavirus de Wuhan, surgido en un mercado de mariscos, donde se venden animales vivos, que se propaga a través de la respiración y cursa con síntomas similares a los de la gripe o la neumonía. Lo realmente preocupante es que la patente de este virus pertenece nada menos que a Bill Gates, otro falso filántropo de nuestro tiempo, del que hablamos abundantemente en el artículo El mecenas del mal, Bill Gates, anuncia la muerte. He aquí el enlace: https://www.periodistadigital.com/politica/opinion/20170228/mecenas-mal-bill-gates-anuncia-noticia-689403072425/.
  
Bill Gates predijo una gran pandemia no porque sea adivino, sino porque fabrica vacunas, transgénicos y agroquímicos. Además, su fundación aporta miles de millones a la Organización Mundial de la Salud, con lo cual tiene capacidad de decisión sobre qué medicamentos se aprueban y cuáles se rechazan o retrasan. Increíble, pero cierto. Y para más coincidencia, lo cual no nos extraña, George Soros es el propietario de un laboratorio de investigación bacteriológica ubicado en el sector de la ciudad china de Wuhan, donde han aparecido los primeros contagiados. ¿No es extraña tanta coincidencia? ¿Se dan cuenta de la gravedad?
  
Pero hay más. Tres meses atrás, el científico Eric Toner del Centro John Hopkins para la Seguridad de la Salud, realizó una simulación de una pandemia global con un coronavirus denominado Caps. En este proyecto colaboró el Foro Económico Mundial y la Fundación Bill &Melinda Gates –otra vez el inefable–. Se trataba de ver las consecuencias de una pandemia originada en una granja de cerdos en Brasil. En la simulación, el coronavirus era resistente a cualquiera de las vacunas existentes en la actualidad. El simulacro del brote empieza en una escala muy pequeña, pero a los seis meses se había propagado por todo el mundo. A los 18 meses el total de fallecidos había alcanzado la cifra de 65 millones de personas. Se destaca en este proyecto ficción el hecho de no disponer de una vacuna para detener las muertes. No dudamos que, si al sistema le interesa, Bill Gates o uno de sus socios megalómanos conseguirán sacar una vacuna al mercado, que se dispensará sí o sí con carácter obligatorio. Lo que contendrá la vacuna en sí lo ignoramos, pero podemos columbrar que nada bueno. Quizá algo que nos libre de la muerte momentánea, pero que nos esclavice de por vida. No creo que sea en esta oportunidad, pero según datos que tememos, los “señores” del NOM aprovecharían un estado de alerta mundial para implantar el chip de manera obligatoria. Se trata de una jugada maestra, porque ninguno de nuestros políticos podría defendernos al tratarse de medidas globales.
   
La simulación de la pandemia se ocupa también de otros efectos colaterales, como la economía. Según Toner, el coronavirus podría acarrear consecuencias económicas importantes. Esto ya se ha empezado a ver, si tenemos en cuenta el desplome de un 2,8%  de la bolsa de Hong Kong el pasado martes, debida en parte a los sectores del transporte, aerolíneas, restaurantes, artículos de lujo o parques de atracciones que dependen del turismo. Bajan las acciones de las aerolíneas y suben las de las farmacéuticas. Es el juego del Monopoly, pero con gente de carne y hueso.
    
Las especulaciones sobre las consecuencias económicas se basan, principalmente, en el brote del SARS, originado en el 2003 en China, que infectó a más de 8.000 personas en todo el mundo, de las que cerca de 800 acabaron falleciendo. Los daños económicos se calcularon entre 36.000 y 72.000 millones de euros, según datos del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. La crisis financiera global desencadenada en la simulación de Toner hace caer las bolsas entre un 20% y un 40%  provocando que el PIB mundial se desplome en un 11%, según información de Business Insider.
   
De momento, no se puede hablar de pandemia, pero, aparte de los de varios lugares de China, hay casos registrados en Nepal, Japón, Corea del Sur, Tailandia, Taiwán, Singapur, Malasia, Arabia Saudí, Estados Unidos, Francia y Alemania, con más de 100 muertos y cerca de 5.000 afectados. No es de extrañar que los ciudadanos se llenen de miedo y, en su histeria, desabastezcan las mascarillas de las farmacias, cosa que ha ocurrido en España.
    
Estamos en sus manos, pero no somos sus esclavos, al menos no todos. La resistencia frente a estos mafiosos del sistema está en marcha, aunque de manera sutil y silenciosa. Conocemos sus planes y no nos tragamos sus estrategias. Somos más de los que parece y no tenemos ningún miedo. Pero como hay que defenderse, porque son capaces de todo, aconsejo tener en casa, plata coloidal y MMS. Son los mejores agentes contra bacterias, hongos y virus, pero como no son rentables, no se comercializan. Recomiendo visionar en Youtube –mientras no los censuren– los vídeos de Teresa Forcades, una monja muy simpática, doctora en salud pública, que armó un gran revuelo en plena crisis del Ébola con sus recomendaciones. Y si esto lo acompañamos de buenos pensamientos, buenas palabras y buenos  actos, en definitiva, amor a todo y a todos, reforzaremos nuestro sistema inmunitario y estaremos completamente a salvo. Así que ¡fuera miedos!

1 comentario:

  1. Forcades puede decir cosas interesantes en cuanto a medicina, pero hay que evitarla en cuanto a la religión, como la hereje modernista que es.

    ResponderEliminar

Preferiblemente, los comentarios (y sus respuestas) deben guardar relación al contenido del artículo. De otro modo, su publicación dependerá de la pertinencia del contenido. La blasfemia está estrictamente prohibida. La administración del blog se reserva el derecho de publicación (sin que necesariamente signifique adhesión a su contenido), y renuncia expresa e irrevocablemente a TODA responsabilidad (civil, penal, administrativa, canónica, etc.) por comentarios que no sean de su autoría.