«Después del nacimiento del Anticristo, las gentes del mundo se volverán muy malvadas e impías. Las personas realmente virtuosas serán muy raras. Los sacerdotes en numerosos lugares se negarán al servicio de Dios, y vivirán con mujeres. Incluso los religiosos estarán sedientos de las cosas de este mundo. Las iglesias estarán tristes y se verán como graneros abandonados... en el momento en el que el Anticristo llegue a los veinte años, el mundo entero estará sin fe, los súbditos serán oprimidos por los dirigentes y todos aquellos que estarán en situación de autoridad.
En cada período de tribulación Dios ayuda a su Iglesia, y lo hará en los tiempos antes de la venida del Anticristo.
De entre su Iglesia, Él suscitará un soberano cristiano que realizará los actos más remarcables. Gracias a la ayuda divina, este rey no conducirá solamente las almas a la verdadera fe, sino que asestará un duro golpe a los enemigos del imperio, los Turcos, quitándoles su imperio y restaurándolo para la cristiandad.
La concepción del Anticristo será como la de Cristo, excepto que será por el demonio [Santo Tomás de Aquino, y otros autores, niegan que será semejante] en lugar del Espíritu Santo. Tendrá el poder del demonio como Cristo tuvo el de Dios. El Anticristo se presentará a los judíos como el Mesías. Ellos serán sus primeros seguidores (2 Tesalonicenses 2, 9).
El Anticristo tendrá los poderes del demonio desde el comienzo. Será tan malvado que parecerá que su padre fue el diablo. Heredará sus tendencias malvadas de su madre, que también lo entrenará en el mal. Su esposa será una judía, pero tendrá muchas mujeres, especialmente hijas de gobernantes (Daniel 11, 27).
La vida del Anticristo será una parodia de la de Cristo. Será un orador convincente, teniedo gran sabiduría, el don de lenguas (Apoc. 13, 5) y será un niño prodigio a los seis o siete años. Llevará las riquezas del mundo a Jerusalén, y aparentará tener poder sobre las leyes de la naturaleza.
El Anticristo ganará una batalla en Meguido de Palestina. Después de esto, siete dirigentes, atemorizados, querrán someterse a él, y enseguida se convertirá en el amo del mundo.
El Anticristo será un iconoclasta (incluso contra las imágenes paganas). La mayor parte del mundo le adorará. Él enseñará que la religión cristiana es falsa, que la confiscación de los bienes cristianos es legal, que se debe observar el sábado en vez del domingo, y cambiará los Diez Mandamientos. Todos sus prodigios podrían no ser escritos en un libro. Serán más maravillosos que el Antiguo y Nuevo Testamentos. Todos los que tengan la marca del Anticristo serán poseídos por el demonio. Habrá persecución sin tregua a aquellos que no tengan la marca. Él leerá en el espíritu de las gentes, resucitará los muertos, recompensará a sus partidarios y punirá a los demás.
Elías hará cesar la lluvia, el rocío y la nieve cesarán en aquellas naciones donde sus habitantes se opongan a los dos profetas y se rehúsen a rechazar al Anticristo. La primera tierra en ser castigada será Palestina, a fin de ganar a los judíos.
Luego que Elías encuentre el Arca de la Alianza de los judíos (oculta hasta que los judíos se vuelvan a Dios), él y Enoc colocarán el Santísimo Sacramento sobre ella. Los judíos concluirán que Jesucristo, y no el Anticristo, es el verdadero Mesías. Ellos desertarán del Anticristo y harán un peregrinaje al Monte Nebo (donde se encuentra el Arca) lamentando la dureza de corazón de sus antepasados. Luego aceptarán la fe cristiana.
El Anticristo matará a Enoc y a Elías y los dejará sin sepultura. Ellos, sin embargo, resucitarán después de tres días y medio, y ascenderán al Cielo en presencia de sus enemigos. Este milagroso evento confundirá al anticristo. Con el fin de que las naciones no le abandonen, el Anticristo se levantará con gran majestad en el espacio sobre el monte de los Olivos, con la supuesta intención de derribar a los profetas quienes han ascendido al Cielo.
Cuando el Anticristo oiga que los dos profetas han milagrosamente ascendido al Cielo, él proclamará que fue por medio de la brujería que fueron capaces de ascender al cielo, pero que él los seguirá y los traerá de vuelta, para probar que, siendo Dios, su magia está sometida a él. Sus ministros reunirán una vasta multitud en el Monte de los Olivos, y el Anticristo hablará al pueblo y entonces, con la ayuda de satanás, ascenderá, como un águila, hacia el cielo.
Pero en ese momento Cristo le derribará. La tierra se abre y tragará a él y sus profetas vivos. Luego una gran parte de Jerusalén caerá en ruinas por el terremoto».
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