miércoles, 18 de octubre de 2023

«AMIGO, ¿CÓMO HAS ENTRADO AQUÍ SIN EL VESTIDO DE BODA?»

El jueves 12 de Octubre, hubo la “ordenación sacerdotal” de Abner de Jesús Cortés Rodríguez IBP en la iglesia Nuestra Señora del Carmen en Santa Fe de Bogotá (Colombia), presidida por el obispón auxiliar de María Santísima de Astaná (Kazajistán) Atanasio Antonio Schneider Trautmann ORC, conocido de autos en esta tribuna. Decimos “ordenación sacerdotal” entre comillas porque, si bien se usó el Rito Romano tradicional de ordenación, el que lo usó es un obispo inválido porque fue “instalado” con el Rito Montini-bugniniano, que al adulterar la forma del sacramento, es tan estéril de fruto como el Rito Anglicano.
       
Si no puede verse el vídeo, clic aquí.
   
Entre las setenta y cuatro fotografías publicadas por el Instituto del Buen Pastor – Colombia en su página de Facebook, destacamos dos (aparte de la presencia del sacerdote-presbítero Rafael Navas Ortiz IBP, ya en silla de ruedas), aquellas donde aparece un presbítero Novus Ordo en el coro e imponiéndole las manos al “ordenando” (o mejor dicho, al “instalando”).
   

Mientras los demás llevaban sotana, roquete y bonete (la estola se la ponían en los momentos correspondientes), el presbítero José Arcadio Riaño Cuida SDB, rector del santuario, llevaba alba y estola “bufanda” (con el escudo de la diócesis de Zipaquirá bordado en ella) todo el tiempo.
   
  
Lo curioso es que tres días después, en el Novus Ordo se leyó como perícopa del Evangelio para el Domingo XXVIII del “Tiempo Ordinario” ciclo “A”, el capítulo XXII, versos 1-14 del Evangelio de San Mateo, la “Parábola del banquete de bodas”:
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados: “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”. Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. 
Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”. El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores: “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”. Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
Por obvias razones, de esta lección el Novus Ordo ofrece “forma larga” y “forma breve” (recortan los últimos cuatro versos, señalados en cursiva roja). Pero en esa iglesia, en los dos servicios dominicales que transmitieron en Facebook, se leyó la forma larga. Ante ello, bien podría uno preguntarse lo siguiente: En cualquiera de los servicios de ese día domingo, ¿al presbítero Riaño se le habrá cruzado por la mente el recuerdo de su presencia el jueves anterior en la “ordenación”, totalmente desentonando con los demás “clérigos” presentes?

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