miércoles, 4 de octubre de 2023

REFUTANDO A SCHNEIDER (DE NUEVO)


El pasado 6 de Septiembre, el presbítero James F. Altman (“instalado” el 28 de Junio de 2008) perteneciente a la denominada “Coalición de Sacerdotes Cancelados” en Estados Unidos, publicó un vídeo (el segundo, de hecho) donde dice a su manera que Francisco Bergoglio no es Papa (pero como él reconoce a Benedicto Ratzinger, no es sedevacantista).

El vídeo ha despertado la reacción típica de Neoconistán, donde está permitido decirle de todo a Bergoglio menos una cosa so pena de destierro y deslegitimación argumentativa in límine: que no es Papa.
    
Entre ellos está el obispón auxiliar de María Santísima de Astaná (Kazajistán) Atanasio Antonio Schneider Trautmann CRC, volvió a pronunciarse defendiendo la validez del pontificado de Francisco, texto que ha sido difundido cual oráculo divino en sitios neocones y de reconocer y resistir como The Remnant, One Peter Five y Adelante la Fe:
No existe autoridad que pueda declarar ni considerar inválido un papa elegido y mayoritariamente aceptado. La práctica ininterrumpida de la Iglesia deja claro que aun en el caso de que una elección fuera inválida queda de facto subsanada por la aceptación general del pontífice electo por mayoría absoluta de los cardenales y obispos.
    
Incluso en caso de que el papa incurriera en herejía, no perdería automáticamente el cargo ni existe organismo en la Iglesia que pueda deponerlo oficialmente por su heterodoxia. Sería algo afín a la herejía del conciliarismo o epicospalismo. En esencia, la herejía conciliarista o episcopalista consiste en afirmar que dentro de la Iglesia existe un organismo (sea concilio ecuménico, sínodo, colegio cardenalicio o colegio episcopal) que puede emitir un juicio legal vinculante sobre un pontífice.
    
La teoría de que la herejía acarrea la pérdida automática del cargo de papa no deja de ser una opinión, y esto lo observó el propio San Roberto Belarmino y no lo expuso como una enseñanza del Magisterio. El magisterio pontificio perenne jamás ha enseñado tal posibilidad. Cuando entró en vigor el Codigo de Derecho Canónico (Codex Iuris Canonici) de 1917, el Magisterio de la Iglesia suprimió en la nueva legislación la observación del Decreto de Graciano que figuraba en el antiguo Corpus Iuris Canonici que sostenía que el pontífice que se apartaba de la recta doctrina podía ser depuesto. En ningún momento ha admitido el Magisterio de la Iglesia un procedimiento canónico de destitución de un papa hereje. La Iglesia carece de autoridad formal o judicial sobre el Sumo Pontífice.
    
La más cierta doctrina católica afirma que en el supuesto de que un papa incurra en herejía los miembros de la Iglesia pueden evitarlo, resistirlo o negarse a obedecerlo, todo lo cual se puede hacer sin necesidad de una teoría u opinión que sostenga que el papa hereje deje automáticamente de ser pontífice o pueda ser depuesto por ello.
     
En vista de ello, tenemos que atenernos a la vía más segura (via tutior) y dejarnos de defender lo que son meras teorías de teólogos (aunque sea el mismismo San Roberto Belarmino) que afirmen que el papa hereje deja automáticamente de ser papa o puede ser destituido.
    
Un pontífice no puede incurrir en herejía cuando se pronuncia ex cathedra; esto es dogma de fe. Ahora bien, cuando no hace una declaración ex cathedra, puede caer en ambigüedades doctrinales, errar y hasta incurrir en la heterodoxia. Y como el papa no es lo mismo que la totalidad de la Iglesia, la Iglesia es más fuerte que un simple papa que yerre o sea hereje. En un caso así, hay que corregirlo de forma respetuosa (evitando una ira puramente humana y palabras irrespetuosas) y resistirlo como se resiste a un mal padre de familia. Los miembros de la familia no pueden declarar que su mal padre ya no es su padre. Pueden corregirlo, negarse a obedecerlo, apartarse de él, pero no pueden revocar su paternidad.
     
Los buenos católicos conocen la verdad y tienen el deber de proclamarla, así como de ofrecer reparaciones por los errores de los papas que yerran. Dado que es humanamente imposible resolver el caso de un pontífice hereje, hay que implorar a Dios con fe sobrenatural que intervenga, porque ese papa que yerra no es eterno, es temporal, y la Iglesia está en manos de Dios.
    
Debemos tener suficiente fe sobrenatural, confianza, humildad y espíritu de la Cruz para soportar una prueba de tal magnitud. En estas situaciones, que son relativamente breves (comparadas con los 2000 años de la Iglesia), no debemos caer en reacciones excesivamente humanas ni buscar soluciones fáciles (cómo declarar la invalidez de un pontificado), sino mantener la sobriedad, la sangre fría, sin perder una perspectiva auténticamente espiritual y la confianza en que Dios intervendrá y en que la Iglesia es indestructible.
    
+ Atanasio Schneider.
  
Ni siquiera merece un estudio punto a punto, porque sigue porfiando en lo mismo que ha sido refutado una y mil veces, y les dejamos los artículos que lo refutan:
De acuerdo a la bula Cum ex Apostolátus Offício, un hereje no puede ser Papa, y es depuesto SIN FÓRMULA DE JUICIO.
La aceptación pacífica y universal es una falacia.
El derecho canónico es tajante en decir que por apostasía pública y notoria, cualquier clérigo abandona tácitamente su dignidad y oficio (canon 188 § 4 pío-benedictino). Cualquier clérigo significa desde el Papa hasta la primera tonsura y todos los intermedios, y en derecho existe el principio Donde la ley no distingue, el intérprete no debe distinguir.
   
Schneider es un hipócrita neocón, porque critica a Bergoglio pero lo sigue reconociendo y quiere que otros lo reconozcan. Una y otra vez se han refutado los errores

La conclusión es que si Bergoglio es Papa, entonces a él se aplica también lo que la Iglesia dice y estatuye sobre el Papa. Pero como no se aplica en él lo que la Iglesia dice y estatuye sobre el Papa, necesariamente se sigue que BERGOGLIO NO ES PAPA. PUNTO.

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