Desde TERRÆ ANTIQVÆ
Hallazgos arqueológicos muestran que donde nació el Islam era previamente un reino cristiano, incluso hay sospechas de que la tribu en la que nació Mahoma había luchado a favor de los cristianos bizantinos, en la convulsionada región.
Arqueólogos alemanes encontraron una imagen que puede significar que Arabia tuvo un rey que usaba una cruz cristiana como símbolo de su poder. La imagen parece grabada poco antes de 530 d.C., décadas antes del nacimiento de Mahoma.
Este relieve de un “hombre coronado”, encontrado en Zafar, Yemen, es visto como una evidencia de que hubo un imperio cristiano en la región antes de que el Islam diera comienzo.
IMPERIO CRISTIANO ENTERRADO EN LAS MONTAÑAS DEL YEMEN
Tal enclave ha generado una serie de preguntas sobre la historia temprana del Islam. ¿Hubo una vez una iglesia en La Meca?
El mandamiento “No harás ninguna imagen tallada” ha sido durante mucho tiempo seguido estrictamente en el mundo árabe. Hay muy pocas estatuas de los califas y reyes antiguos de la región. Los dioses paganos en el desierto eran, por lo general, venerados en forma anicónica, es decir, como seres sin forma.
Mahoma tenía barba, pero no abundan los retratos de él.
Sin embargo, ahora una obra narcisista de un auto-retrato humano ha aparecido en el Yemen. Se trata de una figura tallada en piedra, que, al parecer, proviene de la época anterior al Profeta.
Paul Yule, un arqueólogo de la sudoccidental ciudad alemana de Heidelberg, ha estudiado el relieve, el cual mide 1,70 metros de altura, en Zafar, a unos 930 kilómetros al sur de La Meca. Representa a un hombre con collares, rizos y ojos esféricos. Yule data la imagen alrededor del año 530 d.C.
El arqueólogo alemán ha excavado en las altas tierras rocosas del Yemen, una ocupación que se volvió bastante peligrosa recientemente debido a las circunstancias políticas del país. En su última misión, Yule perdió 8 kilos y su equipo fue confiscado.
Tal enclave ha generado una serie de preguntas sobre la historia temprana del Islam. ¿Hubo una vez una iglesia en La Meca?
El mandamiento “No harás ninguna imagen tallada” ha sido durante mucho tiempo seguido estrictamente en el mundo árabe. Hay muy pocas estatuas de los califas y reyes antiguos de la región. Los dioses paganos en el desierto eran, por lo general, venerados en forma anicónica, es decir, como seres sin forma.
Mahoma tenía barba, pero no abundan los retratos de él.
El Islam prohíbe la representación de imágenes (lo cual se configura idolatría). Con todo, algunas miniaturas muestran personas, animales y escenas. (Existen retratos del profeta Mahoma, aunque casi siempre con el rostro cubierto).
Sin embargo, ahora una obra narcisista de un auto-retrato humano ha aparecido en el Yemen. Se trata de una figura tallada en piedra, que, al parecer, proviene de la época anterior al Profeta.
Paul Yule, un arqueólogo de la sudoccidental ciudad alemana de Heidelberg, ha estudiado el relieve, el cual mide 1,70 metros de altura, en Zafar, a unos 930 kilómetros al sur de La Meca. Representa a un hombre con collares, rizos y ojos esféricos. Yule data la imagen alrededor del año 530 d.C.
El arqueólogo alemán ha excavado en las altas tierras rocosas del Yemen, una ocupación que se volvió bastante peligrosa recientemente debido a las circunstancias políticas del país. En su última misión, Yule perdió 8 kilos y su equipo fue confiscado.
Sitio arqueológico de Zafar, Yemen
No obstante, él está contento, porque ha sido capaz de traer sus notas, trozos de escombros y huesos, al regresar a Heidelberg. Yule ha concluido que Zafar fue el centro de una confederación tribal árabe, un reino que era dos millones de kilómetros cuadrados de grande y que ejerció su influencia por todo el camino que iba a la Meca.
Incluso, aún más sorprendente es su conclusión de que los reyes que se invocan en la Biblia vivieron en este asentamiento de las tierras altas. El ”hombre coronado”, representado en relieve, también era un cristiano.
CONQUISTADORES DE LA ANTIGUA ETIOPÍA
Yule ha analizado la misteriosa figura vestida en un informe para la revista académica Antiquity. Ella está con los pies descalzos, lo que es típico de los santos coptos, al tiempo que sostiene un manojo de ramitas en la mano izquierda, un símbolo de la paz. Porta una vara con la apariencia de una cruz. Además, lleva una corona en su cabeza como las usadas por los gobernantes cristianos de la antigua Etiopía.
El personaje representado en el relieve es, al parecer, un rey cristiano que gobernó en Yemen hacia el año 530 después de Cristo
Todo esto sugiere que el hombre, con una extraña cara redonda, es un descendiente de los conquistadores de África que lograron hacer una de las operaciones más audaces de arribada al lugar en los tiempos antiguos.
En el año 525 d.C., el Negus, o rey de Axum envió una flota a través del Mar Rojo. Los soldados y elefantes de lucha fueron transportados en embarcaciones alquitranadas hacia el este, a fin de difundir el evangelio. En las décadas siguientes el ejército capturó gran parte de Arabia.
La primera punta de lanza fue dirigida hacia la capital Zafar. Como una fortaleza en el cielo, la ciudad se alzaba sobre un volcán extinto, a una altitud de 2.800 metros sobre el nivel del mar. Sus muros, plagados de torres y campanas de alarma, tenían cuatro kilómetros y medio de largo. Unas 25.000 personas vivían en Zafar.
Según Yule, entre los siglos III y V d. C., la confederación logró completar un ”ascenso meteórico” y convertirse en una superpotencia. Sus comerciantes negociaban madera de sándalo de Ceilán y la valeriana de Persia. El Estado controlaba el puerto de Adén, donde los barcos de los comerciantes de especias de la India tenían su atraque. El incienso, que se elaboraba en Arabia, también se negociaba. Era un lugar de lujo. Yule halló ánforas de vino, restos de peces valiosos condimentados y palacios decorados con esfínges y leones.
Un ánfora de vino proveniente de Zafar
UNA PACÍFICA COMUNIDAD MULTICULTURAL
La estructura social en Zafar también parecía ser única. La ciudad tenía una gran comunidad judía, tal como lo demuestra un sello con un santuario de la Torá. Inscripciones hebreas fueron asimismo descubiertas. Los residentes Zafar también incluían a los cristianos, quienes construyeron una iglesia en el año 354 d.C. Los árabes que adoraban ídolos antiguos vivían en las calles.
Pero esta pacífica comunidad multicultural pronto llegó a su fin, ya que las tensiones comenzaron a crecer en el siglo V, y Arabia se transformó en un frente de batalla.
El Imperio bizantino, erizado de armas, operaba en el oeste, y sus vasallos se mantenían haciendo incursiones en el desierto. Iban acompañados de misioneros cristianos, los cuales trajeron la doctrina de la Santísima Trinidad a los pastores en el límite del Rub’ al Khali, el desierto de arena que conforma gran parte del tercio sur de la Península Arábiga.
En ese tiempo, había guerra entre Bizancio y Persia, lo cual incidía en los territorios árabes
Estos imperialistas del Sagrado Corazón se enfrentaron al reino persa de los sasánidas con sus arqueros y ejércitos de soldados barbudos vestidos con armaduras de metal pesado. Los judíos, que vivían por decenas de miles en los oasis, estaban hasta cierto punto alineados con este poder.
Fue un enfrentamiento entre el este y el oeste, y todo el mundo se vio obligado a elegir un bando.
Esto también se aplicaba a Zafar. Para detener el avance del cristianismo, los distintos reyes árabes se convirtieron inicialmente al judaísmo. La clase dominante de todo el reino siguió, finalmente, su ejemplo. A partir de ahí, a la gente se les dio nombres como Yehuda y Yussuf.
Entonces se levantaron en armas. Aproximadamente hacia el año 520 d.C., atacaron la colonia cristiana de Najran, donde había iglesias y monasterios. Innumerables cristianos fueron masacrados. La impactante noticia viajó a lo largo de todo el camino hacia Europa.
UN ‘REY TÍTERE’
La espiral de violencia comenzó a girar más rápidamente. Los bizantinos furiosos y sus aliados de África fueron en busca de venganza. Caleb, el rey de Axum, en Etiopía (que llevaba joyas de oro en su pelo y conducía él mismo un carro encima de un elefante), pasó a la contraofensiva.
Si las fuentes son correctas, su primera maniobra naval fue un fracaso miserable. En el 525 d.C., con la ayuda de buques de guerra adicionales proporcionados por los bizantinos, completó con éxito el cruce al otro lado del Mar Rojo.
San Caleb (conocido también como Elesbaam), rey-monje de Axum, venció y dio muerte al impío rey Dunam (Yussuf du Nuwas), que perseguía a la Iglesia en Yemen
El relieve del “hombre coronado” de Zafar fue creado, aparentemente, durante este período de la invasión. Yule lo interpreta como una representación del “rey títere” cristiano de los etíopes.
Los invasores continuaron sus ataques. El guerrero santo del sur de Arabia, Abraha, había tomado el control de grandes áreas en poco tiempo. Incluso intentó liberar a los obispos prisioneros por el enemigo persa en Nisibis (en la actual Turquía), a unos 2.500 kilómetros de distancia.
El hombre se embarcó en una cruzada religiosa al mismo tiempo. Reconstruyó las iglesias que habían sido destruidas en Najran, y construyó otras en Marib y Adén. Su iglesia más hermosa estaba en Sanaa. Tenía puertas doradas y un trono de ébano y marfil. Por la mañana, los rayos del sol brillaban a través de un panel de alabastro en la cúpula. Los bizantinos apoyaron el proyecto y enviaron artesanos, mármoles y mosaicos. El resultado fue un milagro arquitectónico, del tipo que todos en Arabia nunca habían visto antes.
Reconstrucción según Yule de cómo pudo ser la Catedral de Sanaa, antiga capital del reino de Yemen
EL AÑO DEL ELEFANTE
Después del triunfo del Islam en el siglo VII, la iglesia fue derribada y despojada de sus tesoros, y una mezquita fue construida en su lugar. Barbara Finster una arqueóloga de la ciudad bávara de Bamberg, descubrió que algunas de las columnas de la mezquita provenían de la iglesia destrozada, mientras que algunos de los magníficos mosaicos de la iglesia fueron enviados a La Meca, esencialmente como botín.
La enemistad entre la ciudad de Sanaa y La Meca al parecer ardió desde el principio. Los estudiosos medievales del Corán relatan que Abraha construyó su magnífica iglesia para atraer a los peregrinos fuera de la Kaaba, el lugar del Islam más sagrado.
Otra fuente islámica describe cómo el conflicto se intensificó con el tiempo: un enfadado nativo de La Meca se alivió atacando la iglesia de Sanaa, lo que provocó la furia de Abraha, quien mandó a sus guerreros, montados en elefantes, a destruir la Kaaba. En la interpretación de la sura 105 del Corán, la única razón por la que no tuvo éxito fue porque Alá había armado una bandada de pájaros con bolas de arcilla que hicieron llover como balas sobre el ejército cristiano.
¿Son estos nada más que mitos religiosos? Existen evidencias históricas, en forma de una inscripción en piedra, de que Abraha condujo incursiones a gran escala contra las tribus árabes desafiantes, cerca de La Meca, en el año 552 d.C. Algunos historiadores de occidente consideran que este es el verdadero año de nacimiento de Mahoma. El erudito Ibn Ishak, que escribió la primera biografía del Profeta, afirma que el proclamador del Corán nació “en el año del elefante”.
Por extraño que parezca, la inscripción garabateada en la roca podría interpretarse en el sentido de que la tribu de los Kuraish, a la que pertenecía el Profeta, a veces luchó por los cristianos. ¿Eran aliados? ¿Nació Mahoma en una ciudad que se encontraba bajo el estandarte de la cruz?
TIEMPOS DIFÍCILES
Hay indicios de que esto podría ser cierto. Por ejemplo, un cementerio cristiano se menciona en la historia más antigua de La Meca, escrito por el historiador árabe Asraki.
Es un lío. En la antigua Arabia, las tres religiones abrahámicas del mundo se intersectan de manera confusa. Pero el Corán se impuso al final.
Pero muchas cosas aún no están claras. Nuestra perspectiva se ve complicada por el hecho de que el nacimiento del Islam se produjo en un momento de graves dificultades. Los datos climáticos obtenidos de cuevas de piedra caliza en Omán prueban que hubo una terrible sequía en el sur de la Península Arábiga hacia la mitad del siglo VI. También hubo una epidemia de peste que comenzó en el 541 y afligió a todo el Oriente. Otras epidemias más pequeñas la siguieron, provocando miles y miles de muertes.
Fueron estos horrores lo que probablemente provocó la desaparición de Zafar. Yule sospecha que la sequía devastó la “frágil ecología de las tierras altas”. El ganado murió de sed y los graneros permanecieron vacíos.
¿Son las sospechas del arqueólogo correctas? Incluso Mahoma, como niño pequeño, se vio amenazado por las enfermedades y el hambre. Según Ibn Ishak, su nodriza estaba muy preocupada cuando le dijeron que llevara al niño de regreso a su ciudad natal. La razón, dice, era la ”peste en La Meca”
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