martes, 24 de diciembre de 2013

DEL NACIMIENTO DE JESÚS, POR SAN AGUSTÍN

Desde SALUTARIS HOSTIA
 
"No temáis, porque os traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto os servirá de señal: encontraréis a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.[...] Al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose en tierra, le adoraron". (San Lucas II, 11-12; San Mateo II, 11)

Cristo nació, Dios del Padre y hombre de la Madre. De la inmortalidad del Padre y de la virginidad de la Madre. Del Padre sin madre y de la Madre sin padre. Del Padre sin tiempo y de la Madre sin comercio. Del Padre como principio de la vida y de la Madre como fin de la muerte. Del Padre ordenando todo día y de la Madre consagrando este día. Envió, pues, al hombre Juan su Precursor que naciese cuando los días comenzaban a menguar y él nació cuando los días comenzaban a crecer; para que en esto se figurase lo que dice el mismo Juan: “Es necesario que él crezca y que yo mengue” (Sancte Ioannes III, 36) Porque la vida humana debe acabar en sí y aprovechar en Cristo, “para que los que viven, no vivan ya para sí, sino para aquel que murió por ellos y resucitó.” (II Cor 5, 15), y diga cada uno de nosotros lo que el mismo Apóstol dice: “Y vivo, ya no yo, mas vive Cristo en mí” (Gal 2, 20) “Porque es necesario que él crezca y que yo mengue” (Sermón 194, n 1)
 
FUENTE: San Agustín, maestro de la vida espiritual. Por el P. Félix Mayr, OSA. Traducción al castellano por el P. Jesús de la Torre. Volumen II. Madrid. Apostolado de la prensa. 1930. Pág. 678.

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