EL COMUNISMO EN CUANTO ES (DESTRUCCIÓN DE LA SOCIEDAD), Y EN SU ORIGEN (FUNDADO POR EL JUDÍO KISSEL YSIDOR MORDECHAI LEVY PRESSBURG, a. “KARL HEINRICH MARX”), Y EN SUS ACTUACIONES (DICTADURA ATEA), ES CONTRARIO A LA IGLESIA CATÓLICA. Y AUNQUE ALGUNOS HAN PRETENDIDO CRISTIANIZARLO Y ALEGAR QUE ASÍ VIVÍAN LOS PRIMEROS CREYENTES, LOS VERDADEROS CATÓLICOS VEMOS EN ELLO UN ARMA DE LA INFILTRACIÓN JUDÍA CONTRA EL CUERPO MÍSTICO DE CRISTO Y CONTRA EL ORDEN DE LA SOCIEDAD.
Comunismo: Descripción gráfica
En la Encíclica “Quod Apostolici Muneris”, de León XIII, se definía al comunismo marxista como una “mortal enfermedad que se infiltra por las articulaciones más íntimas de la sociedad humana, poniéndola en peligro de muerte”.
El Papa Pío XI en la Encíclica “Divini Redemptoris” definió al comunismo marxista como “intrínsecamente perverso, y no se puede admitir que colaboren con el comunismo, en terreno alguno, los que quieran salvar de la ruina la civilización cristiana”.
Nótese la fuerza de la expresión y las importantes consecuencias que de ella derivan: NO ES LÍCITO COLABORAR “en terreno alguno” CON UNA IDEOLOGÍA INTRÍNSECAMENTE MALA.
En el mismo documento, el Papa Pío XI denuncia que se realiza en favor del comunismo “una propaganda realmente diabólica como el mundo tal vez nunca ha conocido”. Esa propaganda echa mano no sólo de la mentira sino también de la simulación, del trabajo de zapa y hasta de la introducción de Caballos de Troya ideológicos. Así, por ejemplo, los revolucionarios, “con diversos nombres que carecen de todo significado comunista, fundan asociaciones y publican periódicos cuya única finalidad es la de hacer posible la penetración de sus ideas en medios sociales que de otro modo no les serían fácilmente accesibles”.
De igual forma el Papa Pío XII autorizó a la Congregación para la Doctrina de la Fe a excomulgar a cualquier católico que militara o apoyara al Partido Comunista. Antes de excomulgar a los comunistas, Pío XII había señalado en su correspondencia con el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt el peligro que la Iglesia veía en la expansión de la Unión Soviética, y había combatido su ideología. Después de la guerra, el Santo Oficio condenó el comunismo marxista el 1 de julio de 1949 y excomulgó a sus seguidores. En la misma línea insistió en el deber de los cristianos de dar su voto a personas de segura fe católica.
Lo que el Papa Pio XII no sabía era que el Presidente Roosevelt era un judío que estaba financiando y promoviendo la revolución bolchevique y, por ende, promotor del comunismo. Seguramente Roosevelt leyó la misiva papal con una mueca de hondo desprecio y la tiró a la basura. Hoy sabemos con certeza que este judío maléfico no sólo financió el comunismo sino que también apoyó e hizo la vista gorda de todos los crímenes abyectos y repudiables cometidos por los dirigentes soviéticos que, en su mayoría, también eran judíos.
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