Noticias tomadas de distintas fuentes.
1.º NUEVOS DECRETOS DE “BEATIFICACIONES” Y “CANONIZACIONES” + COMENTARIO.
Ayer 25 de Noviembre, el Dicasterio para las Causas de los Santos presentó los siguientes decretos:
- Aprobación de un milagro atribuido a la intercesión de la beata María Troncatti Rodondi FMA († 1969);
- Aprobación de un milagro atribuido a la intercesión del beato Pedro Jorge Frassati Ametis († 1924).
- El martirio del sacerdote vietnamita Francisco Javier Trương Bửu Diệp († 1946), asesinado por una milicia caodaísta vinculada al Viet Minh dirigida por Cao Trường Phát, y del laico congoleño de la Comunidad de San Egidio Floriberto Bwana Chui bin Kositi († 2007), asesinado por desconocidos al negarse a aceptar sobornos para hacer introducir al país arroz contaminado;
- Las virtudes heroicas del obispo auxiliar de Zagreb José Lang Cof († 1924); y
- El culto inmemorial (beatificación equivalente) de la Venerable Juana de la Cruz TOR († 1534; en el siglo Juana Vázquez y Gutiérrez), abadesa del monasterio de Santa María de la Cruz de Cubas de la Sagra (España).
Si bien es totalmente evidente (o debería serlo) a estas alturas que las “beatificaciones” y “canonizaciones” en el modernismo no tienen valor alguno tanto por provenir de autoridad ilegítima como por seguirse un proceso inválido, conviene señalar varios aspectos de estos candidatos en particular:
- Dos de ellos murieron posteriormente al Concilio (Sor María Troncatti Rodondi y Floriberto Bwana Chui bin Kositi), pero entre ellos hay diferencia: María Troncatti había crecido toda su vida en la Iglesia Católica.
- Ya que estamos, Floriberto Bwana Chui bin Kositi pasaría a ser el “protomártir” de la Comunidad de San Egidio, a la que pertenecía desde 2005. Pero si se revisa su biografía, no se halla que rechazar un soborno (que fue la causa por la que fue secuestrado y asesinado en el año 2007) sea inherentemente un acto relacionado a la fe. Inclusive, el día de su asesinato, tenía agendado ingresar al Club Rotario, una sociedad tan vinculada a la masonería que su membresía está prohibida para los clérigos y desaconsejada para los seglares «Por su origen masónico, por sus probadas hostilidades hacia la Iglesia Católica y por su código moral, tan parecido, en casi su totalidad al de la masonería».
- El caso de la abadesa Sor Juana de la Cruz es el más accidentado, por lejos: Entre 1615 y 1617, el arzobispo de Toledo Bernardo de Sandoval y Rojas permitió el culto público hacia Sor Juana de la Cruz (incluso se cuenta que tenía un formulario de Misa en el misal del monasterio benedictino de Brujas), habida cuenta de la fama de santidad que tenía en el pueblo y la Corte Real (el cardenal Cisneros la nombró su consejera y párroco de Cubas de la Sagra –caso similar a la abadesa del Monasterio de Las Huelgas–, el Rey-Emperador Carlos I la visitó cuatro veces; y “el Gran Capitán” Gonzalo Fernández de Córdoba le consultaba para todas sus batallas), hubo que iniciar el proceso ordinario para la beatificación porque según decreto del Papa Urbano VIII de 1630, el culto inmemorial debía iniciarse al menos cien años después de la muerte del candidato. Y aunque hubo una declaratoria de Venerable del 4 de Mayo de 1630, el proceso fue interrumpido porque el cardenal Juan Bona O. Cist. y el padre jesuita Martín de Esparza Artieda señalaron en su biografía (editada por fray Antonio de Daza y que había sido expurgada en 1614) y en su libro compilatorio de sermones “El Conhorte” afirmaciones que arrojaban dudas sobre su ortodoxia (y si bien fray José Coppons rebatió las objeciones en su Brevis satisfáctio ad certas áliquas oppositiónes, ya el proceso acabó herido de muerte). El proceso fue restablecido entre 1664 y 1679, y nuevamente entre 1702 y 1731, cuando se suspendió hasta que se presentaran los manuscritos originales (que vinieron a aparecer en el Real Monasterio del Escorial y fueron editados hasta 1999). Aparte, los restos de Sor Juana fueron profanados al ser saqueado el convento de Cubas de la Sagra durante la Guerra del Francés y en la Guerra Civil.
En síntesis, las únicas causas católicamente rescatables serían las del sacerdote Francisco Javier Trương Bửu Diệp y las del obispo auxiliar de Zagreb. Sobre la venerable Sor Juana de la Cruz, lo bueno es que se pueden examinar los documentos.
2.º ANUNCIAN “CANONIZACIÓN” DE ACUTIS Y FRASSATI.
En la audiencia semanal del miércoles 20 de Noviembre, Francisco Bergoglio anunció que Carlos Acutis Salzano y Pedro Jorge Frassati Ametis serán “canonizados” en el 2025.
Acutis será “canonizado” durante el Jubileo de los Adolescentes, que tendrá lugar del 25 al 27 de Abril. Frassati, por su parte, lo será en el ídem de los Jóvenes, que tendrá lugar del 28 de Julio al 3 de Agosto (poco antes de irse de vacaciones).
Bergoglio anunció asimismo que planea organizar un Encuentro Mundial por los Derechos de los Niños con el título “Amémoslos y Protejámoslos” el próximo 3 de Febrero. Con los antecedentes de encubrimiento arraigados desde Montini y potenciados por Wojtyła y Bergoglio, eso no es más que «predicar la moral en calzoncillos».
3.º “BEATIFICAN” MÁRTIRES DE LA GUERRA CIVIL, Y LA HIPOCRESÍA DE LOS SEPARATISTAS.
El pasado 23 de Noviembre fueron “beatificados” el sacerdote Cayetano Clausellas Ballvé y el laico Antonio Tort Reixach, martirizados por los republicanos en la Guerra Civil Española, en una ceremonia presidida por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, en la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona.
El padre Causellas, de 73 años, era capellán de un asilo dirigido por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados fundadas por el padre Dr. Félix Sardá y Salvany en su natal Sabadell, y fue fusilado por las milicias del Comité Central de Milicias Antifascistas (creado por el presidente de la Generalidad Luis Compánys el 21 de Julio) el 14 de Agosto de 1936 en Matadepera, en una zanja cerca a la ermita de San Julián de Altura, luego de haber sido arrestado el día anterior al ser denunciado por una de las enfermeras revolucionarias a quienes se le entregó la institución. Al iniciar la guerra ofrecieron huir del país, pero prefirió quedarse con los ancianos a los que asistía espiritualmente.
Por su parte, Tort Reixach era un orfebre padre de once hijos y militante de la Comunión Tradicionalista Carlista en Barcelona. Cuando empezó la guerra, refugió en su casa al obispo de Barcelona Manuel Irurita Almándoz (también mártir de la Fe), su sobrino y secretario el padre Marcos Goñi Almándoz, tres monjas Carmelitas de la Caridad (Elvira Ruiz y Micaela, Montserrat Sabanes y María Torres) y a su propio hermano Francisco de Paula. El 1 de Diciembre, tras la denuncia del anarcosindicalista Manuel Escorza del Val, doce milicianos de la Patrulla de Control número 11 del mencionado Comité, del barrio de Pueblo Nuevo, allanaron el taller de orfebrería que se encontraba en la calle Pedro IV n.º 166. En ese lugar, uno de los milicianos quiso tocar el ciborio con las hostias consagradas, a lo cual Antonio se negó. Fue su sentencia de muerte, porque fueron detenidos y, tras un interrogatorio en la infame Checa de San Elías, Mons. Irurita, el padre Goñi, Antonio (quien fue falsamente acusado de participar en la defensa de los cuarteles del 7.º Ligero y Parque de Artillería de San Andrés de Barcelona durante el Alzamiento del 19 de Julio –en realidad, Francisco de Paula estaba en el lugar; Antonio se encontraba veraneando en su natal Monistrol de Montserrat, y no regresó hasta el día siguiente–) y Francisco de Paula fueron fusilados en la noche del 3 al 4 de Diciembre de 1936 en el cementerio de Moncada.
Ninguno de estos mártires y demás víctimas del Terror Rojo importan a la “Memoria Histórica Democrática” pepesoepodemita, ni mucho menos a los secesionistas de traje o clériman (¿eres tú, Juan Águila Chavero, vicario arzobispal de Tarragona?) empeñados en lavarle la cara al criminal de Companys y adláteres como su consejero de finanzas José Tarradellas Joan –a quien homenajearon como Doctor Honóris Causa por la Universidad de Tolosa e Hijo adoptivo de Madrid, poniendo su nombre a calles, edificios y al aeropuerto de Barcelona, y Juanca le otorgó el título de marqués, no obstante haber cobrado 200.000 francos para liberar a 172 hermanos maristas de Francia a los que igualmente mataron por mano de un cenetista José Sierra que murió de viejo en Londres en 1974 después de darse la gran vida con el dinero de los bienes robados–, llegando incluso a rodar el bulo que Mons. Irurita –que sigue siendo un nomen infámis para la archidiócesis barcelonesa– sobrevivió a la guerra, no obstante la evidencia documental y la prueba de ADN en 2006). Y durante la “beatificación” (que al ser hecha por autoridades apóstatas y con procedimiento inválido no pueden tenerse en cuenta por los católicos), el cardenal Juan José Omella y Omella agradeció la presencia de la Generalidad y de la alcaldesa socialista de Sabadell, los mismos que mataron al padre Cayetano y al señor Antonio. Perdonar la expresión, pero hay que ser bien fildeputs i barruts ¿no?
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